RAFAEL LUCIANI sábado 25 de julio de 2015
@rafluciani
Los discursos y la pastoral del Papa
Francisco están inspirados en lo que se denomina Teología del Pueblo. Esta es
una rama de la teología latinoamericana desarrollada en Argentina por los teólogos
Lucio Gera y Rafael Tello, y luego asumida por el Episcopado Argentino en la
Declaración de San Miguel en 1969. Según el teólogo jesuita Scannone, a
diferencia de la Teología de la Liberación, la Teología del Pueblo no busca el
cambio de las estructuras sociales y políticas por sí mismas, sino el
discernimiento de la misión e identidad de la Institución eclesiástica a partir
de su opción por el pueblo pobre, expresada en un firme discurso sociopolítico
que llame al diálogo y una praxis pastoral que promueva la justicia social.
Para lograr esto propone algunos
principios: a) evitar el "abstraccionismo espiritual" o una fe sin
lugares sociales; b) apartarse del "metodologismo funcionalista" que
promueve el uso de cualquier medio con tal de alcanzar un fin determinado, como
puede ser la permanencia en el poder; c) criticar a las "ideologías
abstractas" que terminan con una reducción ideológica del evangelio y la
praxis cristiana; d) y desmontar el "clericalismo y el carrerismo eclesial",
que son signos de una fe que no logra ser fiel al Evangelio.
Desde los años 70, Francisco asumía una
visión muy clara de la condición política del cristiano y de lo que debía ser
la acción pastoral de la Iglesia. Así lo hizo saber en el discurso de apertura
de la Congregación Provincial XIV de los Jesuitas en 1974. La praxis cristiana,
tanto religiosa como sociopolítica, ha de centrarse en la fraternidad
solidaria, la justicia social y el bien común, antes que en nociones como
patria, proceso o revolución que son excluyentes frente a toda disidencia o
alternativa.
En su reciente paso por Sudamérica
Francisco recordó que "las ideologías terminan mal, no sirven, las
ideologías tienen una relación incompleta, o enferma o mala con el pueblo. Las
ideologías no asumen al pueblo. Por eso, fíjense en el siglo pasado, en qué
terminaron las ideologías, en dictaduras, siempre, siempre, piensan por el
pueblo, pero no dejan pensar al pueblo. O como decía aquel agudo crítico de la
ideología cuando le dijeron pero esta gente tiene buena voluntad y quieren
hacer cosas con el pueblo, todo por el pueblo pero nada con el pueblo, esas son
las ideologías" (Discurso en Paraguay, 11-7-2015).
Frente a este riesgo, Francisco propone
la construcción de una unidad nacional. En la encíclica Lumen Fidei explica
esto al afirmar que "la unidad es superior al conflicto". Los
conflictos han de ser asumidos y transformados en una unidad superior (LF 55)
inspirada en un programa de desarrollo de todo el sujeto humano y de todos los
sujetos, sin discriminación alguna (Evangelii Gaudium 236).
El cristiano está llamado a discernir la
validez ética y la verdad moral de los medios sociopolíticos y religiosos que
se utilicen, pues es ahí donde se mide la necesidad de un cambio de orientación
en la vida política de un país. La Iglesia está obligada a contribuir con estos
procesos de cambio porque, ella, "junto con las diversas fuerzas sociales,
acompaña las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana
y al bien común (...) para transmitir convicciones que luego puedan traducirse
en acciones políticas" (Evangelii Gaudium 241).
El llamado que nos dejó Francisco en su
reciente viaje a Sudamérica es el de "optar por el pueblo pobre" y
"alejarnos de tentaciones de propuestas unicistas más cercanas a
dictaduras, a ideologías, a sectarismos" (Homilía, Quito, 7-7-2015).
Rafael Luciani
Doctor en Teología
@rafluciani
El cristiano está llamado a discernir la validez ética y la verdad moral de los medios sociopolíticos y religiosos que se utilicen
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