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viernes, 31 de julio de 2015

Moisés Naím y Ramón Piñango: ¿Cómo llegó Venezuela a esta crisis y qué pasará?; por @vsalmeron


Por Víctor Salmerón 



0. El fin de la armonía. En octubre de 1984, Ediciones IESA puso en venta un libro que resulta fundamental para comprender por qué en la década de los noventa el país ingresó en un largo túnel de inestabilidad y decadencia: El caso Venezuela ¿Una ilusión de Armonía? fue coordinado por Moisés Naím y Ramón Piñango.
Este trabajo recopiló la visión de distintos especialistas sobre áreas fundamentales como la economía, la salud y la educación y culmina con un texto de Naím y Piñango que en ese entonces resultó un enfoque premonitorio: gracias a la riqueza petrolera, Venezuela creció, se modernizó y se expandió en todos los órdenes a una velocidad centelleante sin incurrir en las confrontaciones típicas de estos procesos de transición. No obstante, tras el Viernes Negro de 1983 ya era evidente que el descenso de la renta petrolera presagiaba tiempos tormentosos en una sociedad carente de instituciones sólidas.
Hoy, transcurridos 31 años de haber sido escritas aquellas páginas, Moisés Naím, convertido en un influyente analista e intelectual y Ramón Piñango, sociólogo y ex director del IESA, dialogan sobre cómo se desencadenó la crisis que gestó el ascenso de Hugo Chávez al poder, el desasosiego de los tiempos actuales y lo qué puede ocurrir en lo que resta de 2015.

1. Lo institucional. Como punto de partida para analizar los antecedentes a la conflictividad de los años 90, Ramón Piñango recuerda que en 1984 “la armonía estaba pegada con alfileres y había que desarrollar los mecanismos sociales de solución de conflictos, prestarle atención al sistema judicial, a los consejos municipales. Si algo se hizo mal fue olvidar el desarrollo de esos árbitros institucionales y hoy estamos pagando las consecuencias”.
Moisés Naím coincide con esta apreciación y explica que durante mucho tiempo se evitaron los conflictos mediante la abundancia de dinero. Existía la idea de que había recursos para todos y que se repartían, pero si bien esta práctica mantuvo congelada la confrontación entre distintos sectores como, sindicatos y empresarios, “debilitó la creación de las instituciones que una sociedad utiliza para dirimir conflictos cuando no tiene dinero en abundancia”.

2. Punto de quiebre. ¿Qué desató la tormenta de El Caracazo de 1989, los intentos de golpes de Estado de 1992 y el rechazo al programa de reformas que propuso Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno? Moisés Naím resume que “fue la convergencia de muchos factores. Una vez que cayó el ingreso petrolero fue mucho más difícil resolver los conflictos y no teníamos los árbitros. Los partidos políticos estaban muy anquilosados, dormidos. Las élites empresariales, universitarias, políticas fueron muy miopes y no vieron que el país estaba entrando en una fase de descomposición muy profunda”.
Ante el argumento de que la desigualdad desató el conflicto, indica que “éste es un factor que se ha enfatizado y ciertamente había desigualdad. Pero, si es por eso, ha debido haber mayor conflictividad en países más desiguales como Chile, Colombia o Brasil. Si el problema hubiese sido la desigualdad económica, otros países han debido tener estallidos sociales, políticos y la descomposición que hemos visto en Venezuela”.
Al evaluar el rechazo a las reformas que intentó realizar Carlos Andrés Pérez durante su segundo gobierno, Moisés Naím retrocede en el tiempo para recordar los años en que fue Ministro de Fomento e indica que “quienes estábamos en el Gobierno cometimos errores muy importantes, pero las consecuencias fueron desproporcionadas. La sociedad no estaba dispuesta al proceso de cambio. Líderes muy importantes del sector privado y de la política no entendían y tenían la ilusión de que era posible continuar con un país basado en la abundancia petrolera. Hubo una oportunidad de modernizar el país. El Gobierno no la supo explicar, pero también es posible que la sociedad no aceptara explicación alguna. La sociedad quería más de lo mismo”.
Ramón Piñango subraya que las élites “no asumieron su responsabilidad plenamente ni se ubicaron en aquel momento histórico”.

3. Chávez en escena. Moisés Naím considera que el poder que llega a tener Hugo Chávez, “quien va a manejar a Venezuela como un monarca, obedece a la debilidad institucional, pero también hay que reconocer que fue un político extraordinario. Tenía un gran carisma, habilidades para comunicación, capacidad de conectarse con las masas. La asimetría que había entre estas capacidades para tocar ámbitos muy sensibles en la sociedad y sus rivales es enorme”.
Ramón Piñango señala que “se trataba de un líder excepcional que llegó porque había un inmenso vacío en el país. Pero siempre me pregunto si ese carisma hubiese sido tan efectivo con un precio del petróleo alrededor de 8 dólares, que era el valor del barril cuando él llegó al poder”.
Sobre los tiempos del chavismo, añade que fue un período durante el cual se exacerbó la creencia de que había dinero para todo y que todo era posible. “Cuando escribimos el libro pusimos como ejemplo de este fenómeno el proyecto del puente hacia Margarita y, si vemos los tiempos recientes, ¿qué tal el ofrecimiento de las playas en el río Guaire de Caracas o el gasoducto hasta la Patagonia? Otro tema es que la debilidad institucional se ha profundizado. No tenemos separación de poderes reales, no hay poder autónomo. Una de las cosas más graves de esta crisis es que no hay árbitro”.
Moisés Naím agrega que “los montos de corrupción galáctica de este gobierno y el anterior tienen que ver con la desaparición de los pesos y contrapesos. Es verdad que en la Venezuela anterior a Chávez había corrupción pero también, aunque imperfectos e incipientes, había ciertos controles. Hoy no existe nada y eso es lo que ha llevado a la exacerbación de la corrupción. Se están robando cantidades macroeconómicas. Se habla de miles de millones de dólares. Tenemos a un Gobierno saqueando al país”.

4. El liderazgo. Sobre el liderazgo que necesita el país para superar una crisis como la actual, caracterizada por recesión, escasez, criminalidad y otros factores, Ramón Piñango señala que hay un rasgo de racionalidad en la sociedad que se manifiesta en el bachaqueo, que no es más que la respuesta lógica a una serie de incentivos. Tras esta introducción a su análisis, indica que “el gran reto del liderazgo y de la élites es ver cómo aprovechan la racionalidad dominante y abandonan demasiados énfasis en explicaciones culturalistas como que el pueblo es esto y aquello. Una recriminación constante contra el venezolano. Usted no puede liderar a un colectivo que descalifica. No se lidera a quien usted desprecia”.
“Las élites no pueden seguir evadiendo la realidad. ¿Cómo es posible que, ante el problema del tipo de cambio, dos organizaciones privadas hagan declaraciones diciendo que la culpa es deDólar Today? No hablan del Banco Central de Venezuela ni del desastre que está ocurriendo en el sistema financiero en muchos sentidos. Ésa es una posición que termina siendo culillo y es una gravísima irresponsabilidad”, dice Ramón Piñango.
Moisés Naím afirma que “los líderes aparecen de los lugares más improbables. Hugo Chávez es un buen ejemplo de eso. Podemos esperar que surjan personajes que nadie conoce, de los lugares más improbables. Otro tema es que más que hablar del caso Venezuela podríamos referirnos al ocaso de Venezuela: estamos ante un país fragmentado y hay que recuperar la armonía. Los venezolanos nunca van a estar unidos en todo, pero hasta que no se recupere la posibilidad de trabajar unidos para buscar soluciones colectivas va a ser muy difícil sacar al país adelante”.

5. ¿Qué va a pasar? Ante la interrogante de qué se puede esperar para los próximos meses Ramón Piñango indica que “existe la tendencia a observar el fenómeno delincuencial como un dato más y no como parte del problema del poder en el país. Nadie señala el poder de las bandas, coordinadas entre sí y organizadas. Eso va a tener un peso mayor en los meses que vienen. Y luego el enfoque de los economistas. Hay que preguntarse si los cambios que proponen se pueden hacer con este régimen. Y la respuesta obvia es que no. Eso va a estar planteado con más intensidad durante los próximos meses”.
Moisés Naím considera que “un pronóstico fácil es que esto no es sostenible. La situación política, social, económica y de seguridad no pueden continuar. Es muy difícil suponer que no va a pasar nada”. Añade que en materia económica se requiere un ajuste integral y “comprender que no hay tal cosa como tres medidas mágicas. Para que Venezuela entre en una senda de crecimiento sostenido necesita hacer las cosas bien durante mucho tiempo”. Afirma que, para mantener al día los pagos de deuda externa, Nicolás Maduro le ha hecho default a los venezolanos sometiéndolos a escasez de alimentos, medicinas y productos de todo tipo. No obstante, de cara a las elecciones, considera probable que se busque “un dakazo internacional” que sería el default a la banca extranjera.
Advierte Moisés Naím: “Uno se imagina a Maduro en televisión diciendo que no vamos a darle los dólares a los banqueros imperialistas y se los vamos a dar al pueblo venezolano. Ese discurso lo veo muy posible. De allí en adelante pasa de todo en términos del acceso de Venezuela al financiamiento internacional, el embargo de los activos que tiene la Nación en el extranjero, pero esa historia cabe perfectamente dentro del estilo, el temperamento, los trucos y triquiñuelas que usa este gobierno para engañar a los venezolanos”.

 Video del Evento


https://youtu.be/VzGoDOKw2Jk




En Prodavinci | 29 de julio, 2015

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