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martes, 21 de julio de 2015

La estrategia del cobarde, por @leofernandezf

Leonardo Fernández 19 de julio de 2015

Las dictaduras y demás regímenes autoritarios, sean de derecha o de izquierda se caracterizan por los mismos procedimientos arbitrarios, contrarios a la legalidad y a la razón. En ellas las violaciones de los DDHH, las persecuciones, torturas y censura son los medios por los que se sostienen a no contar con la legitimidad que sustenta a las democracias.

Esta forma de proceder funciona mientras el efecto que cause en la población sea el miedo, que paralice toda intención de salir a defender los derechos individuales y colectivos. Por eso, cuando el miedo se rompe, y los pueblos se movilizan para implantar sistemas de justicia y libertad, los despotismos solo recurren a los métodos que saben usar; pero como no es posible arrestar o neutralizar a millones de personas en las calles protestando, o decididas a votar, arremeten contra los líderes con la esperanza de que eso disperse a las masas.

El miedo a liderazgos fuertes, que movilizaron naciones enteras en torno al rescate de las libertades, llevó al régimen del Apartheid al arresto de Mandela y de sus principales colaboradores; así mismo los colonizadores británicos de la India, pensaron que deteniendo a Gandhi y a la plana mayor del Partido del Congreso conseguirían aplacar el movimiento independentista. Contrario a lo planeado por los tiranos, la reacción del pueblo en diversas oportunidades fue la de mantener la lucha, aún con más energía, como muestra de solidaridad con sus líderes.

En Venezuela, donde el autoritarismo ha sido el signo del período que comenzó hace 16 años, la persecución a los líderes de la Unidad ha sido la estrategia para aplacar la lucha de los ciudadanos por restaurar una democracia auténtica. La inhabilitación política se ha convertido en una de las armas favoritas del gobierno, que de manera cobarde saca del juego político a los adversarios que considera más riesgosos, por su liderazgo y capacidad para inspirar a la gente.

El estado Zulia ha sido especialmente castigado con ese recurso, y el partido Un Nuevo Tiempo, ha tenido que pagar por su presencia en el corazón de los zulianos, con la inhabilitación de sus dos líderes más visibles, tanto en el estado como en el país. Manuel Rosales y Pablo Pérez, ex gobernadores y aspirantes presidenciales han sufrido esta penalización por tener la capacidad de arrastrar tras de sí a los zulianos y los venezolanos para la victoria este 6 de diciembre.

Ante semejantes embates, motivados por la cobardía y el desespero, el pueblo de Venezuela debe reaccionar con coraje y madures, salgamos a votar masivamente y transformemos la Asamblea Nacional en un poder al servicio de los ciudadanos, que impida que arbitrariedades como las que narramos sigan ocurriendo. Construyamos un liderazgo colectivo que convierta al parlamento en un instrumento para la democracia y la legalidad.

Leonardo Fernández

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