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miércoles, 22 de julio de 2015

¿Qué nos falta para hacer un país desarrollado?, @renenunez51


Por René Núñez, 21/07/2015

Sigue produciendo espasmo social y tristeza ajena ver como nuestra nación, rica de “cuna” en recursos naturales, no ha podido encontrar el camino del progreso y desarrollo humano. Llegar al 2015 con un índice de pobreza cercano al 50%, nos debe llamar a reflexión a todos como sociedad.

Muchos pueblos del mundo no entienden cómo nosotros con una  inmensa y variada riqueza mineral y humana no hemos podido superar el rezago social. No hay respuestas. Simplemente porque no hemos querido reconocer ni corregir nuestras debilidades, nuestras desviaciones, nuestros errores, nuestra falta de voluntad y conciencia política nacional para dejar de lado una cultura rentista petrolera y populista que tantos daños estructurales nos ha causado como nación.

No me cabe duda, los últimos 16 años han sido los peores de toda la historia republicana. Ahora como nunca la economía depende casi todo del petróleo y del préstamo internacional. El reparto de la riqueza petrolera sigue siendo injusto y excluyente, haciéndonos más pobres que antes, concentrándose su manejo y disfrute en unos pocos, privilegiados del poder. No es casualidad que hoy en día Venezuela ocupa las primeras posiciones en el ranking mundial en inseguridad, poca transparencia, improductividad, inflación y violaciones de derechos humanos.

Cuando analistas y dirigentes políticos nacionales intentan explicar las causales, por lo general, la discusión se reduce en atribuirle fundamentalmente la culpabilidad total al gobierno de turno; planteando como solución recurrente el simple cambio de gobierno. Ignorando las verdaderas causales estructurales del problema de gobernabilidad y de país en general.

Soy de los que piensa que estamos cerrando un ciclo histórico en la vida política venezolana. Una oportunidad como colectivo nacional para voltear la mirada en las verdaderas causas de nuestro subdesarrollo, íntimamente relacionadas con falta de valores, educación, confianza y determinación para lograr la transformación integral de una sociedad conformista, cortoplacista, acostumbrada al peculio fácil por una más exigente, de superación, de retos mayores donde la moralidad, la espiritualidad y la seguridad moldeen el quehacer diario de gobernantes y gobernados.

El desarrollo de los pueblos nada tiene que ver con un problema de historia, de edad, de recursos naturales disponibles, de tamaño de territorio, de raza, sexo o color, de ideología o religión sino de libertades, respeto y conciencia nacional para asegurar  orden, seguridad y trabajo.

La evolución de esa conciencia ha de ser el objetivo supremo del Estado en todos sus niveles de poder. La educación y los principios morales son la base social para asegurarla. Mientras no lo entendamos como ciudadanos, la brecha que nos separa del primer mundo seguirá ensanchándose.

Esos principios de vida que no valoramos son los que nos impiden avanzar; si los aplicamos los cambios tendrán éxitos; ellos son:

1) La ética: Valorando el comportamiento humano, diferenciando el bien del mal y sus implicaciones con la moral. 2) La integridad: Actuando con honradez y rectitud tanto en lo privado como en lo público en el cumplimiento de deberes y obligaciones. 3) La responsabilidad: Los compromisos son para cumplirlos. En una sociedad, se espera que las personas actúen de forma responsable, ejerciendo sus derechos y desempeñando sus obligaciones como ciudadanos. 4) El respeto a leyes y reglamentos: Respetarlas y hacerlas respetar son obligaciones de gobernantes, dirigentes y ciudadanos. 5) El respeto por el derecho de los demás. 6) Valoración y amor por el trabajo: La responsabilidad del gobierno es crear capacidades y oportunidades para el trabajo; y cada individuo ser el único responsable de la planificación de su vida y la de su familia. 7) El Estado y el gobierno debe ser motivadores y facilitadores de la inversión privada con reglas claras y justas. 8) El deseo de superación debe caracterizar la conducta privada y pública. 9) La puntualidad: Este requisito conductual pareciera insignificante pero tiene una importancia por lo que representa en el cumplimiento de las jornadas de trabajo. 10) La disciplina: Fundamental en el mantenimiento del orden y la subordinación entre los miembros de un sector o en una determinada colectividad.

Presidente del Ifedec Bolívar



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