Por José Rafael López Padrino
El Fachochavismo y sus acólitos aún no asimilan la paliza
electoral del pasado 6D. Pretenden silenciar los estertores de su muerte
política con gritos e insultos destemplados propios de porteros de lenocinios
de mala muerte.
Se niegan a aceptar que el
falaz libreto de la revolución socialista se les agotó porque
en Venezuelano ha habido ninguna transformación social, económica,
cultural, ni política.
El Fachochavismo ha sido la continuación del
proyecto hegemónico del pasado con una impronta milico-estatista y
autoritaria. Los tan cacareados logros sociales de la “revolución” no han
sido más que las sobras de la ya inexistente bonanza petrolera, los cuales no
han tenido ninguna relevancia social en términos de la derrota de la pobreza.
Prueba de ello es que para el año 2015 los hogares en condición de pobreza por
ingresos alcanzaron el 73%, mientras que en el año 1998 representaban solo el
45%. La supuesta derrota a la miseria y exclusión social se evaporó,
desapareció con el deterioro de los precios del crudo. Nunca hubo una
superación estructural de la pobreza en el país, solo un manejo propagandístico
Goebbeliano por parte de los regímenes bolivarianos.
El Fachochavismo no
entiende que ya no es posible seguir apelando a un falaz discurso
antiimperialista (guerra económica, conspiración del imperio, etc.) a fin
de excusar el espantoso fracaso de la gestión del iletrado Maduro, que
solo ha sido la continuación del legado del fallecido comandante
galáctico. Los venezolanos sabemos que no existe ninguna guerra económica
propiciada por el inquilino de la Casa Blanca y muchos menos conspiración
imperial de los banqueros de Wall Street muchos de cuyos miembros son aliados
comerciales del régimen (Chevron, CONOCO, British Petroleum, Statoil, Total y
Shell entre otros). El régimen y sus compinches siguen sin comprender que
la génesis de la crisis radica en el fracaso de su modelo estatista explotador
militarizado.
La escasez, el
desabastecimiento y la hiperinflación (la más alta del mundo) son consecuencia
de las políticas económicas desacertadas puestas en práctica en estos últimos
17 años por los “desgobiernos bolivarianos“. El fallecido tte.
coronel en un empeño mesiánico-demencial profundizó el modelo económico
extractivista petrolero e inició la liquidación del aparato agroindustrial del
país. Política criminal que ha sido lamentablemente continuada por el
actual payaso de Miraflores. Extractivismo que está basado en una alta
dependencia de la extracción de grandes volúmenes de recursos naturales no
renovables con muy bajo procesamiento (valor agregado), destinados para su
venta en el exterior, y sujeto a los vaivenes de los mercados
internacionales. La profundización del extractivismo petrolero ha
provocado que de cada 100 dólares que le ingresan a las arcas de la nación, 97
de ellos provienen de la renta petrolera.
La magnitud de nuestras
importaciones es alarmante. Más de 505.104 millones de dólares se invirtieron
para las compras de insumos y productos acabados en el exterior en los últimos
16 años, cifra que representa aproximadamente el 25% del total ingresado en ese
mismo periodo. El agotamiento y fracaso del modelo extractivista
bolivariano (caída de los precios petroleros de 100 dólares a menos de 30
dólares el barril), ha dejado al Estado sin flujo de caja, sin reservas y
peligrosamente endeudado.
La debacle del modelo
extractivista y una corrupción galopante e impune (empresas
de maletín, sobrefacturación, corrupción cambiaria y fuga de capitales) han
llevado al país a un colapso económico y un posible caos social. Estamos
ante una caída del producto interno bruto (-7.1%), y de los ingresos por
exportaciones petroleras (-52%), de una siniestra política cambiaria (contínuas
devaluaciones), de un endeudamiento interno y externo irresponsable, y de una
escasez y especulación de diversos rublos en especial alimentos y medicinas.
El binomio fatídico del
fallecido tte. coronel y el dinástico Maduro han desvalijado al país, han
despilfarraron más de 2 billones de dólares entre 1999-2015 en nombre de una
revolución bufa. Hemos dejado de ser un país“despilfarrador” para
convertirnos lastimosamente en un país “pordiosero”, que implora por ayuda
en los foros internacionales, como sucedió en la IV Cumbre de la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada recientemente
en Quito, Ecuador. Venezuela esta en una
“situación de bancarrota”.
Los venezolanos padecemos las
consecuencias de un fraudulento e inviable proyecto político concebido por el
fallecido comandante eterno, figura obscena, falaz y mesiánica que en nombre de
una caricaturesca revolución arruinó al país, y sembró el odio entre los
venezolanos.
El barco de la bastarda
revolución bolivariana hace aguas por todos sus costados, su hegemonía como
proyecto político es una quimera, ya que no representan a la mayoría del
país. Su decadencia moral es cada día más evidente.
17-02-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico