Por Natalie García
La central hidroeléctrica
Simón Bolívar está a metros del colapso. Su embalse, el cuarto lago artificial
más grande del mundo, desciende aceleradamente su volumen producto de tres
factores: la mala administración del recurso hídrico, la indisponibilidad de
generación en el parque térmico y la sequía.
Si bien el argumento del
gobierno es principalmente la acción del fenómeno climático El Niño, los
modelos hidrológicos de la cuenca del Caroní permiten prever esta situación y
tomar medidas anticipadas para extender la vida útil del embalse en tiempos de
estiaje.
El embalse de Guri, ubicado en
el estado Bolívar, fue cuidadosamente diseñado para soportar sin peligro de
riesgo una sequía extendida de 32 meses en el río Caroní. La actual aridez
lleva 21 meses y se aproxima cada vez más la posibilidad de un apagón. ¿Cómo es
esto posible?
El ingeniero José Aguilar, que
desde el 2009 ha monitoreado e investigado a fondo el Sistema Eléctrico
Nacional (SEN), apunta que la nefasta realidad obedece a la toma de decisiones
erradas en la administración de los parques térmicos e hidroeléctricos.
Esto indica que durante la
sequía, en vez de guardarse agua para el futuro, los embalses han sido
sobreexplotados, específicamente Guri. La cota máxima de Guri es de 272 metros
sobre el nivel del mar, la operatividad en zona segura está entre las
cotas 271 y 261, por debajo de las cuales la eficiencia en la generación de las
turbinas disminuye, requiriendo más agua que turbinar para generar menos
electricidad.
De acuerdo con Corpoelec, la
cota del embalse para el 24 de febrero era de 249,70 metros sobre el nivel del
mar (MSNM), es decir, 5,7 metros del inicio de la zona de colapso.
La solución a la disminución
en el embalse es la energía térmica. Esta tiene 17,500 megavatios instalados,
pero no puede suplir la generación de las centrales porque de esa cantidad sólo
están disponibles 9 mil megavatios, 3 mil de ellos a media máquina por
problemas de mantenimiento e insumos.
Errores sostenidos
El peso de la generación
eléctrica del país está en el agua, que se evapora cada día a causa del intenso
calor. Aguilar detalla que esto es inconcebible pues los estudios
hidrológicos de la cuenca del Caroní, y los modelos predictivos de la extinta
Edelca, ahora Corpoelec, advirtieron lo que pasaría.
“Todo el cuento de El
Niño en 2010 fue una farsa. La crisis eléctrica de entonces fue inducida y
aunque tuvieron ese año una hidrología favorable muy por encima de los aportes
históricos, y sabían que los modelos decían que seguido de un período de
abundante lluvia viene uno de estiaje, lo ignoraron y pusieron el mayor peso
sobre Guri”, apuntó Aguilar.
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De acuerdo con Corpoelec, la
cota del embalse de Guri para este 24 de febrero, se ubica en 249,70 metros
sobre el nivel del mar (MSNM), es decir 5,7 metros del inicio de la zona de
colapso.
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Lo correcto por parte de
Corpoelec, a su juicio, hubiese sido poner a tono las termoeléctricas y que
estas atendieran la demanda energética del país, disminuyendo así la generación
en Guri, lo que permitiría a su vez guardar agua para la sequía.
De Guri dependen otros dos
embalses, el de Caruachi (central Francisco de Miranda) y Macagua (central
Antonio José de Sucre). Una disminución en el turbinado de Guri implicaría una
reducción del 40% total de la energía que genera el Caroní para el país.
No en vano, el Ministro de
Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, admitió recientemente que, dadas las
circunstancias, en abril el país podría estar llegando al colapso
eléctrico.
José Aguilar reitera que el
panorama actual forma parte del negligente manejo del SEN a lo largo
de estos años, que acumulan daños que tienen un costo altísimo en la calidad de
vida del venezolano y que son totalmente injustificables.
Rectificación urgente
Para superar este entuerto el
gobierno tendría que activar el parque térmico y racionar para evitar el
descenso del embalse de Guri a la cota 240 MSNM.
Las medidas actuales de dieta
eléctrica de los centros comerciales no contribuyen en mucho a disminuir la
demanda. Los racionamientos deberán tener una mayor incidencia y en esta
oportunidad, a diferencia del 2010, la capital del país, Caracas, sí podría ser
afectada.
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Guri tiene 20 unidades
generadoras distribuidas en dos casas de máquinas. De ellas solo están
operativas 16 unidades. En total hay 1.600 megavatios inoperativos por
diversas razones, entre ellas, rehabilitaciones mal ejecutadas.
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En aquella ocasión se intentó
aplicar un plan de racionamiento, pero el primer día fue un caos, y la medida
fue retrocedida. En cambio, se sacrificó la producción de las
empresas básicas de Guayana que desde diciembre de 2009 fueron obligadas a
recortar su consumo energético.
Venalum desincorporó 360
celdas electrolíticas, justo en el año en el que habían alcanzado su mayor
operatividad; Alcasa vio eliminada su Línea I; Sidor tuvo que apagar sus
acerías, y así cada empresa tuvo que limitarse para contribuir con la
disminución de la demanda. Esas acciones retrasaron el consumo eléctrico en
Guayana a los límites de los años 80 haciendo que los bolivarenses asumieran un
alto costo de una crisis en la que no habían participado.
Seis años después la crisis y
la sequía aparecen como un déjà vu, uno en el que Guayana queda mal parada
y es nuevamente sacrificada. Según Aguilar los racionamientos tendrán que ser
entre 5 y 7 veces mayores a los sufridos hace seis años, para contrarrestar la
ausencia térmica.
Medidas en el corto
plazo
En un documento entregado a la
Asamblea Nacional a principios de febrero, el Grupo Ricardo Zuloaga -integrado
por expertos eléctricos venezolanos- realizó las siguientes sugerencias para
evitar el colapso eléctrico:
- Informar a la nación la
realidad y la dimensión de la crisis energética.
- Solicitar al ministro de
Energía Eléctrica un plan para incrementar, en un plazo de 90 días, la
disponibilidad del parque de generación térmico del 40% que tiene en la
actualidad hasta un 60%.
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La actual sequía podría ser
peor que la vivida entre 2001-2003. En ese entonces no hubo racionamientos
porque la demanda del país era menor.
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- Solicitar al Ejecutivo un
plan para completar a la brevedad posible el paso de las centrales térmicas,
que todavía operan en ciclo simple, al ciclo combinado. Así se produciría más
electricidad con el uso de la misma cantidad de combustibles fósiles que usan
actualmente.
- Exigir al despacho eléctrico
un informe sobre el estado de avance de la central hidroeléctrica Tocoma y de
cómo acelerar la incorporación de las primeras unidades en los primeros meses
del 2016.
- Requerir al Ministerio de
Energía Eléctrica informe de unidades térmicas instaladas sin el suministro
continuo de combustibles.
- Pedir informe sobre la
situación financiera, administrativa y laboral del sector, así como del estado
de la infraestructura eléctrica y un programa de mantenimiento.
- Coordinar con el Ejecutivo
el reajuste del huso horario para aprovechar al máximo la luz solar regresando
al anterior huso.
- Designar una comisión de
profesionales en el área para realizar una auditoría técnica, financiera y
administrativa del sector.
25-02-16
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