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jueves, 25 de febrero de 2016

La crisis de agua puede agravar la escasez de alimentos



La crisis de agua está afectando la vida cotidiana de sus habitantes, sino que también está incidiendo en las actividades agrícolas y pecuarias, lo cual puede agravar la situación con la escasez de alimentos.

“Algo evidente en la producción agropecuaria es que el ganado necesita beber agua y para el crecimiento del pasto y los cultivos también se requiere agua. Entonces, estamos hablando de un problema que incide en toda la vida nacional”, informó la directora de Ecología y Ambiente de Miranda, Evelyn Pallotta.


“Los embalses surten alrededor del 35 % del consumo del agua, eso es importante, y alrededor de 20 % en riego”, indicó la funcionaria, ganadora del premio Europa de Desarrollo Sustentable, agregando que la falta del vital líquido para el ganado y los cultivos en las zonas que dependen, principalmente, de los reservorios, ha obligado al gobierno nacional a declarar como críticas las regiones productoras que se encuentran en los estados Carabobo, Delta Amacuro, Guárico, Nueva Esparta, Sucre, Vargas y Zulia.

La especialista indicó que todo lo que se relaciona con la productividad incluye al agua. “Para refinar, por ejemplo, un galón de petróleo, se requieren 7 mil litros de agua; muchas actividades refrigerantes vienen marcadas por el agua, pues a través del flujo de agua se refrigera. Para producir 500 gramos de queso se requieren 2500 litros de agua”, agregando que a eso se le denomina “agua virtual”, pues el líquido está inmerso en los productos elaborados que la gente no percibe directamente como agua.

“Hay que subrayar que ahora estamos en una sequía pico, pero después vendrá un exceso de agua, de inundaciones, porque así funciona ese ciclo, como un péndulo entre sequía extrema e inundaciones extremas. Además, 70 % de la energía eléctrica procede de la hidroelectricidad”, afirmó la experta.

Y es que el manejo desprevenido de fenómenos climáticos como El Niño - por cierto, al cual el Ejecutivo atribuye la precaria situación de suministro del recurso hídrico-, tiene una altísima cuota de responsabilidad, derivando en un asunto de carácter transversal.

“Desde hace años se debió emprender una labor sostenida en el campo de la ingeniería genética para seleccionar especies resistentes a la sequía y a las inundaciones profundas, pero, en cambio, lo que hicieron fue mutilar y perseguir a los institutos, abortando la investigación, la innovación y la tecnología”.

La funcionaria mostró su asombro por la falta de inversión en el levantamiento de obras, recordando que, en lo atinente a los embalses, tal directriz no se cumple. “Para mantener la cobertura, en 1999 se requería una inversión de 343 millones de dólares por año, y con 210 millones en una década, se trataron de mantener las mismas condiciones. Obviamente, todo se ha ido deteriorando hasta tal punto que el gasto por el agua de la cisterna tiene que formar parte de la cesta básica”, apuntó.

“Cada vez el racionamiento se hace más profundo y esa no es la forma de resolver el problema: racionar y restringir, no solucionar. No se construye un embalse desde 1999 y la población sigue aumentando, pero tienes por 18 años el mismo suministro con más gente, viviendas e industrias, un crecimiento vegetativo que estás obligado a cubrir”, comentando que la política pública no puede ceñirse solo a anunciar que el remedio es evitar los robos de agua y reparar las tuberías.

“En el fondo, el derecho al agua potable es una garantía humana fundamental porque quien no tiene acceso al agua pues no tiene vida. Y acceso al agua no es nada más que tener un tubo que llega a la casa, sino que haya agua todo el tiempo y que sea potable”, concluyó.

24-02-16




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