Por Oscar Bastidas-Delgado
Las cooperativas del
continente y sus organismos de integración están preocupados y en movilización
ante una suerte de fantasma que recorre la región: El impuesto sobre la renta.
¿Deben las cooperativas pagarlo?, No, ellas deben ser consideradas como de no
sujeción al mismo pero Maduro con la pésima asesoría de Rodolfo Marco Torres,
entonces Vicepresidente para el Área Económica, y José Cabello, aún
Superintendente del Seniat, de un tijerazo al artículo de la Ley del Impuesto
sobre la Renta que establecía el régimen de exenciones y mediante su Decreto N°
1.435 dejó las cooperativas fuera de ese régimen.
Justificando la decisión de
eliminar exenciones a las cooperativas, asociaciones y fundaciones
porque “muchas se desvirtuaron e hicieron grandes contratos, pero se
amparan en esta figura para evadir el pago del tributo correspondiente a sus
ganancias. […] Eso se eliminó y ahora sí tienen que pagar”. “Son ajustes que se
hacen y que van a permitir darle al pueblo y al tesoro nacional ingresos que
son necesarios para seguir impulsando la revolución”.
Estos señores olvidaron que el
fallecido primer mandatario creó cooperativas a diestra y siniestra, entre
ellas numerosas falsas y de maletín, y que las que poseen jugosos contratos son
las suyas, las de sus seguidores que los tienen con organismo y empresas del
Estado y que de cooperativas solo tienen el nombre pues son verdaderas empresas
del capitalismo más rancio. Por ellas pagan el plato roto las cooperativas
genuinas, las que respetan valores y principios y se sustentan sobre bases
participativas.
También olvidaron, y esta
cifra fue secreto de Estado hasta que el Superintendente de cooperativas actual
las mencionó en noviembre 2015, que se han registrado 413.000 cooperativas y
por otra fuente nos enteramos de que solo unas 100.000 tienen RIF y de éstas
solo unas 20.000 declaran impuestos, podemos imaginar mejor las dimensiones del
cementerio de cooperativas mayor del mundo, el creado por el fallecido Chávez,
y que ese cementerio aumentará con aquellas que serán cercenadas totalmente con
un impuesto injusto que deberán pagar antes del 31 de marzo.
Las cooperativas, al igual que
las asociaciones y fundaciones no generan lucro; el acto que desarrollan con
sus asociados para el cumplimiento de sus fines institucionales, el
cooperativo, posee una naturaleza jurídica determinada conforme con su realidad
económica y sus capitales formados para solucionar problemas no para generar
lucro, que no puede ser tratado desde el punto de vista fiscal igual que el
acto de comercio pues por propia naturaleza la cooperativa no puede
intermediar, es una realidad jurídica distinta incomprendida por personeros de
un gobierno dizque socialistas.
Precisamos, por naturaleza:
1.- La cooperativa asocia personas, no capital; y 2.- La suscripción de capital
o aportes a una cooperativa no tiene carácter especulativo pues está destinado
a enfrentar problemas comunes, producir o acceder a un servicio, por ejemplo;
por ambas razones, la cooperativa concede preferencia a remunerar la actividad
antes que el capital, y siendo ella de propiedad colectiva, debe conceder
preferencia a la inversión colectiva antes que a la individual. En otras
palabras, ni ella ni sus asociados, pueden lucrarse a costas de sí mismos. Con
esa imposición el gobierno pretende llenar la olla vacía presupuestaria
inspirado en la clausula Stan By del Fondo Monetario Internacional
(FMI), ¡qué contradicción!
Ante esa situación, el
Movimiento Cooperativo Venezolano coordinado por la Central Cooperativa
Nacional de Venezuela (Ceconave) se ha movilizado, hablado con diputados
oficialistas o no, marchando a la Asamblea Nacional anterior y al Ministerio de
las Comunas y ante el mismo Seniat sin que se revierta la nefasta decisión
gubernamental. En el Seniat se nos dijo que debían calcular las incidencias de
no cobrar ese impuesto como si previo a su imposición si la hubiesen calculado:
¡de haberla calculado ya la tendrían!
Hoy el movimiento desea hacer
valer sus derechos ante otra instancia, la del Consejo Superior de Justicia y a
propósito de ello vendrán nuevas actuaciones y movilizaciones ante las que
debemos estar atentos. Las incidencias negativas del Decreto N° 1.435 no serán
solo en la cancelación, también lo serán posteriormente en la medida en que la
ausencia de una cultura impositiva en nuestro movimiento origine multas y
suspensiones por un Seniat que no comprende la realidad cooperativa y se mueve
con la orientación de buscar dinero con cualquier pretexto para mantener su
abultado ejercito burocrático.
¡Cómpa cooperativista, atento
a las movilizaciones!
26-02-16
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