Leandro
Rodríguez Linárez 20 de septiembre de 2017
@leandrotango
El
madurismo es la etapa superior del chavismo, mismo gobierno aferrado al poder
pero sin petrodólares que malbaratar, valiéndose de la violencia permisada por
instituciones que dejaron de ser públicas para convertirse en partidistas. Sí
Chávez estuviese vivo estaría ocurriendo exactamente lo mismo, no olvidemos que
él dejó la ominosa receta detallada “El Plan de la Patria” y a sus mismos
colaboradores.
La
pretendida “Constituyente” se instaló en la forma que ya conocemos, es del todo
iluso suponer se dará, ninguno de los tres puntos establecidos en la CRBV para
una verdadera constituyente se consumará. Ello lo vemos cuando su utilidad ha
sido solo de desacreditada política interna, internacionalmente es desconocida,
haciendo que la gestión de Maduro sea día a día más cuestionada.
18
años de gobierno absolutista no pueden irse de la noche a la mañana, desde 2014
el proceso comenzó acelerarse, hoy es indetenible, será tan traumático como sea
la terquedad de los gobernantes rojos a retener el poder “sea como sea”, poder
que usurpan pues, sí el revocatorio y las regionales se hubiesen celebrado como
correspondía en 2016, hoy Venezuela tendría nuevo presidente, nuevos ministros,
gobernadores, consejos legislativos y, este año, nuevos alcaldes… el chavismo
en este septiembre 2017 fuera un áspero recuerdo.
Una
vez más el gobierno intenta hacer del “diálogo” un show, de eso vive. Las
conversaciones entre gobierno y oposición son cosa diaria a nadie debe
sorprender, el hecho que no se televisen no significa que no ocurran,
probablemente mientras menos promocionados sean más activos y eficientes son.
El asunto es que, a sabiendas del rechazo del pueblo opositor al diálogo, el
gobierno lo cacarea, lo promociona y lo divulga por todos los medios posibles.
El
objetivo es continuar alimentando la disconformidad del opositor ante su
dirigencia, dirigencia que (sin querer justificar sus errores) es asediada por
las instituciones chavistas, al final de cuentas, Maduro busca nutrir la
abstención en las próximas regionales, sabe que hay dos únicas formas en que las
podría ganar: con una alta abstención de la oposición (igual que en 2005 y
2012) o saltándose la ley, esto último continuaría agravando su ya
excepcionalmente crítica condición de sostenibilidad.
El
chavismo se encuentra sin apoyo popular, todo cuanto tiene es por
inconstitucionalidad y violencia, la comunidad internacional es especialmente
susceptible ante los crímenes electorales, el gobierno se quedó solo, con
socios extranjeros a los que cada vez les es más difícil obtener beneficios a
costillas de venezolanos, nuestras riquezas.
Todos
los escenarios son nefastos para el gobierno, por eso podría suspender las
regionales totalmente o en los estados fronterizos para no perder la
maniobrabilidad de esa peculiar zona. El gobierno no genera confianza, aun
queriendo corregir sus desaciertos difícilmente podría encontrar apoyo dentro o
fuera de nuestras fronteras… el chavismo está ido.
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