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sábado, 30 de septiembre de 2017

A los pasajeros les salen raíces mientras esperan el transporte público por @mabelsarmiento


Por Mabel Sarmiento


Caricuao, Mamera y Ruiz Pineda (del Bloque del Oeste) son zonas críticas, donde el déficit de unidades llega a 80 %. Si falla el Metro, la gente se queda aislada por completo.

Los pasajeros dijeron que pasan hasta media hora en las paradas esperando unidades para llegar a sus destinos. En Chacaíto, La Vega, La Yaguara, El Valle, La Hoyada, Plaza Venezuela, Los Chaguaramos, Hoyo de La Puerta, Antímano, Ruiz Pineda, incluso en pleno centro de Caracas, el déficit de transporte público es una constante.

En la Gran Caracas había 65.400 unidades de transporte. Están rodando casi 23.000; es decir 64% menos. El resto está en los talleres por falta de algún repuesto.

“No pasan las camionetas y las que llegan van repletas. No me puedo ir guindando en la puerta. Ahora llego tarde al trabajo por eso mismo. Primero espero el jeep para bajar del barrio —vivo en el 70 en El Valle—. Ya a las 5:00 a. m. estoy en la cola y cuando llego a la avenida es un lío agarrar carro para Chacaíto. Hay días en los que espero más de media hora”, contó Rosaura Acosta, asistente administrativo.

La historia de Rosaura se repite cuando tiene que regresar del trabajo a la casa. Trata de salir antes de la 5:00 p. m., pero igual la atrapa el despelote en la parada ubicada por El Rosal.



Los pasajeros dicen que están a merced de los piratas.

“Las camionetas que van para Coche no llevan gente en el techo porque no pueden. Van con la gente como sardina en latas. Además, tardan en pasar. A pocas cuadras tengo el Metro, pero es otra odisea, es titánico subir al vagón a esa hora. Cada día es más difícil trasladarse, pague uno lo que pague”.

Rosaura hace cuatro viajes en transporte público al día: dos en jeep y dos en camioneta. Para su bolsillo eso representa un gasto de Bs. 1200 en condiciones normales. Si llueve o hay fallas en el subterráneo, puede pagar hasta Bs. 500 y en la época de las marchas, dijo, fue desproporcional lo que canceló para trasladarse, pues hasta tuvo que usar taxis para que no la despidieran del trabajo.

Ella saca sus propias conclusiones de esta situación: “Veo menos camionetas llegar a la parada. Incluso en El Valle siempre se hacía cola hasta La Bandera y ahora la vía está libre. Eso es porque no hay carros. En el barrio los ‘jeepseros’ comentan que no tienen repuestos para los carros y que por eso no hay muchas unidades. Ahora imagínate qué culpa tiene el pasajero. Uno la verdad que pasa mucha roncha. Ya con el tema de los atracos en las unidades la zozobra era bastante, ahora hay que salir más temprano para poder agarrar buseta”.

¿Cómo nos movemos?

En Caracas, más del 60 % de los traslados se hacen en camionetas del transporte público, según datos aportados por el Instituto Metropolitano de Trasporte (IMT), de la Alcaldía Metropolitana de Caracas.

La mayoría de los viajes se hacen desde y hacia el centro de Caracas, Chacao, El Recreo, La Vega, Propatria, Caricuao, San Pedro, El Valle, Santa Rosalía y Antímano.

Según el IMT en Caracas, sin considerar los viajes generados por las personas que residen en las ciudades satélites, se realizan casi 5 millones de viajes por día. Los cuales se hacían, según Pedro Jiménez, presidente del bloque Suroeste, en más de 60.000 camionetas.



Hoy en día, de ese total, cerca del 80 % está accidentado. “Y camioneta que se accidenta no sale más”, dijo Rafael Fernández, fiscal de la línea Encarnación que cubre Caracas, Petare y el eje Barloventeño, perteneciente al Bloque del Este, que agrupa a más de 200 líneas, para un aproximado de 12.000 carros.

Inseguridad a paso de vencedores

Lo otro que está haciendo desaparecer el servicio es la inseguridad y los secuestros de unidades. Los tramos peligrosos son el eje Barloventeño, la vía hacia Coche-El Valle (donde Jhon Escalona, del bloque norte-sur, reportó que en un mes se robaron ocho unidades), Las Adjuntas, la vía hacia El Junquito, Gramovén, la avenida Libertador, Puente Hierro, la Rómulo Gallegos y la principal de La Urbina. Cuando se roban un carro completo, según los choferes, piden 7 y 8 millones de bolívares por el rescate. “Por eso muchos prefieren no trabajar luego de las 6:00 p. m. Si no podemos con los costos de mantenimiento, mucho menos para pagar un rescate de este tipo”, sostuvo Ángel Hernández, conductor del Bloque del Este, quien dijo que le ha tocado incluso estar en presencia de intento de violaciones a pasajeras que se niegan a un robo.

La situación para el este de la capital es crítica. Los pasajeros se refieren a que cada día es peor. “Es muy alarmante lo que está pasando. No hay busetas. Las que cargan quitan los cascos y salen a piratear. Cobran Bs. 500 y no cumplen con la ruta. Lo dejan a uno a mitad de camino. Ellos dicen que eso es lo que hay y como uno quiere llegar a su casa, se ve en la obligación. Todo esto es una anarquía”, comentó Carla Oropeza, usuaria del terminal Nuevo Circo.

En La California, por ejemplo, hay terminales de rutas intermunicipales (cubren Chacao, Sucre y parte de Miranda). Las colas ahí son de espanto y brinco. Después de las 5:00 p. m. la gente puede pasar hasta una hora esperando.

“Luego sucede que llegan unos choferes y cargan por fuera. Eso genera despelote. Uno entiende que el pasaje es barato y que con Bs. 280 ellos no hacen nada, pero tampoco es para que terminen afectando al usuario. ¿Ellos no tienen para reponer los cauchos y uno se queda a pie? Los policías no hacen nada si uno se queja porque no están cumpliendo las rutas. Los choferes dicen que entonces van a parar las camionetas”, fue otro testimonio dado a Crónica.Uno en la cola que se hace en Chacaíto, en la línea que va hacia Baruta-Santa Cruz del Este, perteneciente al bloque del Sur Este, donde hay 770 camionetas disponibles, precisamente por la falta de insumos y repuestos, según Gustavo Ceballos, presidente.

Un viaje promedio en Caracas dura 43 minutos. El más corto se realiza en 10 minutos y el más largo puede llevarse tres horas —de la parroquia Sucre en Catia hasta Caucagüita en Petare.

Un alto porcentaje de los caraqueños combina las camionetas con el sistema Metro de Caracas, donde también se aprecia colapso a toda hora del día.

Los pasajeros que están en Caricuao, Las Adjuntas y Mamera tienen que usar dos y hasta tres modalidades de transporte (incluyen los mototaxis) para salir de esas zonas.

Ahí las rutas internas están en vía de extinción, los autobuses Caricuao-Silencio desaparecieron hace seis años con el quiebre de la compañía.

“Si el Metro no funciona, la gente en esas zonas se queda aislada. De Caricuao ahora solo están saliendo camionetas hacia El Paraíso. Eso es lo más cercano al centro que podemos llegar en transporte público. Además. [Las camionetas] no funcionan durante todo el día”, destacó Iris Salas.


De este a oeste se siente el déficit de carros.

Por los lados de Gramovén, El Junquito, la carretera vieja Caracas-La Guaria (en Catia), el panorama luce menos alentador. En el caso de la carretera vieja, los vecinos dicen que hay dos camionetas internas y las que salen de Plaza Sucre, que tardan más de una hora.

“Mucha gente se ve en la necesidad de ir guindando en los camiones que bajan por la carretera y en pick up. Hay motos que llevan hasta cuatro personas. Los choferes dicen que no hay cauchos y que por eso no hay carros. Tampoco el Gobierno envía unidades de las que llaman ‘rojas rojitas’ y cuando uno tiene que llevar a los muchachos a la escuela es un caos. No todos tenemos Bs. 2000 para pagar un taxi que lo suba a uno hasta la avenida Sucre”, indicó Julia Díaz.

Los conductores manejan un mismo discurso para todo el que se queja: “No hay repuestos”. Sin embargo, como no hay quien ponga el cascabel al gato, la ley del más fuerte termina reinando. “Si te quieres ir, esto es lo que hay”. A muchos les toca respirar profundo y encomendarse a Dios y a todos sus ángeles.

“La crisis llegó y si no se toman los correctivos se quedará y el transporte desaparecerá. Ya estamos en más de 70 % de las unidades con paro técnico”, sentenció José Sánchez, presidente (e) de la Federación Nacional del Transporte.

Fotos: Luis Miguel Cáceres

26-09-17




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