Luis Manuel Esculpi 26 de septiembre de 2017
@lmesculpi
No
escatiman el uso de cualquier pretexto.
Intentan justificar su ineficacia e incapacidad para gobernar. Inventan las
causas más inverosímiles. Desde el caso
de las lagartijas que provoca apagones, hasta el más difundo y constante: la
supuesta guerra económica. Poco les importa si tienen credibilidad. Con su
permanente repetición se proponen construir matrices de opinión.
El
tiempo en que esa estrategia les producía algún resultado, pareciera ser cosa
del pasado. Ya ni siquiera les sirve para unificar a sus más fieles
partidarios. Ni siquiera los fanáticos
creen en los nuevos pretextos: las sanciones de Trump y los recientes
huracanes. Incluso en algunas zonas donde recolectaron dinero con mucha
anticipación, para asignar las cajas del CLAP argumentan que las causas en su retraso obedece al terrible terremoto
ocurrido en México.
Los
venezolanos tienen años sufriendo las consecuencias de las políticas en él área económica que se traducen en
inflación y escasez, dificultando cada vez más las condiciones de vida de la
inmensa mayoría. A la búsqueda desesperada de alimentos y medicinas, se añaden
la carencia de efectivo y gasolina. Mientras repiten que somos el país con las
mayores reservas petroleras del mundo, sufrimos la,escasez de combustible. Una
muestra monumental del desastre en que han convertido a PDVSA, después de haber
estado entre las primeras empresas petroleras del mundo.
La
pérdida de credibilidad y el gigantesco rechazo al gobierno se manifiesta en
todos los estudios de opinión, ellos los conocen y en vez de proceder a cambiar
sus políticas insisten en la búsqueda de argumentos para mantenerlas,
pretendiendo justificar lo injustificable.
En el
inicio de la campaña de sus candidatos para las elecciones regionales pudimos
observar un elemento unificador del mensaje; presentando a cada candidato como
el garante de la paz en sus respectivos estados. Así Aristóbulo es el garante
de la paz en Anzoátegui como Vielma en el Táchira. Ni por asomo la menor
referencia a los principales problemas del país o de la región. Se trasluce el
propósito de presentar el diálogo como iniciativa del gobierno y utilizarlo en
los días que restan de campaña.
Ese
pareciera ser el eje de su política electoral junto a algunas iniciativas y
discursos destinados a favorecer la abstención opositora.
La
iniciativa de la ilegítima constituyente no parece destinada a cumplir el rol
previsto inicialmente, el rotundo desconocimiento internacional de que ha sido
objeto, les dificulta sus planes, el aislamiento del régimen es más que
evidente. El escenario internacional es fundamental en esta lucha, por supuesto
junto al desarrollo de nuestra acción en Venezuela.
En ese
contexto se inscribe el objetivo de participar y obtener un rotundo triunfo en
las elecciones de Gobernadores, para afianzar los notables avances alcanzados
en la lucha para lograr el cambio político.
Se trata de no despreciar ningún terreno para la acción, menos aún
aquellos donde se ha mantenido un constante crecimiento y tenemos un mejor
dominio y destreza en nuestro despliegue, tal como ha sido suficientemente
demostrado.
Nos
encontramos nuevamente ante la posibilidad real de proyectar una victoria que
retomé la ofensiva política, recuperé el entusiasmo y la movilización de calle
en todo el país. La Mesa de la Unidad ha comprendido adecuadamente tal
situación y ha adoptado las medidas necesarias para enfrentarlas, reduciendo a
su mínima expresión las falencias y las secuelas de las primarias realizadas
para seleccionar los candidatos. Disponerse a enfrentar con éxito este nuevo
desafío tiene gran sentido por los efectos trascendentes -nacional e
internacionalmente- que implicaría otra contundente derrota del oficialismo,
demostraría nuevamente el fraude de la constituyente y la condición minoritaria
de quienes pretenden perpetuarse en el poder. Bien vale la pena asumir el
compromiso de votar el domingo 15 de octubre.
@lmesculpi
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