Por Piero Trepiccione
Por estos días nuevamente se
asoma a la ventana la posibilidad de un proceso de diálogo
político en Venezuela. Es algo que ya ha ocurrido en otras oportunidades y
con varias modalidades. Con absoluto secreto, con filtraciones, de manera
“semi-secreta”, con cámaras de televisión, en hoteles lujosos, en territorio
nacional y en otros países.
En esta oportunidad, los
primeros contactos se están dando en República Dominicana y para
variar, ya se están presentando contradicciones públicas ente los
diferentes actores que están involucrados en el mismo. Nada fácil es llevar a
cabo una tarea en la que existen elementos que para nada contribuyen a la
búsqueda de un acuerdo político nacional, con acompañamiento
internacional, que viabilice una estabilización institucional en el
país, que favorezca un abordaje integral de la crisis económica de fondo.
Y es que el debate de fondo
tiene que ver con dos opciones o variables. Le denomino “ganar
tiempo” a aquellas estrategias a través de las cuales la representación
del gobierno pretende mantener el poder a toda costa sin importarle
algún cambio sustancial en el manejo de las políticas públicas; lo que es
equivalente al mantenimiento de los privilegios sin observar detenidamente el
entorno, cuyo empobrecimiento paulatino es dramático.
Y, desde los actores de
la oposición, el seguir jugando a la “micropolítica” desde donde
se hacen cálculos electorales exclusivamente sin que se generen alternativas
de políticas públicas consensuadas a través de algún tipo
de programa común para el rápido abordaje de la pobreza. En esta
opción hemos visto, lamentablemente, todos los procesos de diálogo que se han
realizado en el país hasta ahora y el resultado, en lugar del llamado “ganar
tiempo”, ha sido que la República ha retrocedido a estadios de desarrollo
inferiores a países de la región como Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia, entre
otros.
La opción “ganar país” no
ha estado presente en ninguna de las negociaciones llevadas a cabo hasta
ahora. Esta tiene como objetivos que la nación entera se vea beneficiada
absolutamente por un proceso de diálogo que lleve al liderazgo político
nacional a una reconexión con el sentimiento popular y que el
país perciba que los acuerdos produzcan inmediatamente el retorno a la
estabilidad institucional, a la separación y el respeto a los contrapesos que
deben ejercer los diferentes poderes públicos; y, por sobre todas las cosas, a
un plan integral y racional de recuperación de la economía que
permita relanzar la esperanza en millones de venezolanos que en este momento la
han perdido temporalmente.
Tamaña responsabilidad tiene
el liderazgo político en este momento: seguir mamando gallo y que se desplome
la nación o recuperar la seriedad de la política como instrumento de
construcción de consensos.
17-09-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico