Páginas

sábado, 23 de septiembre de 2017

Error de cálculo por @cgomezavila


Por Carolina Gómez-Ávila


Si la ciudadanía fuera un cargo público, el artículo 62 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela nos explicaría en qué consiste: en participar políticamente, directamente o por medio de representantes, para formar, ejecutar y controlar la gestión pública. Es cierto que el 63 dice que votar es un derecho, por lo tanto no es obligatorio; pero si la ciudadanía fuera un cargo público, nos convendría votar para ejercerlo y conservarlo, porque amarrarnos a lo que quede de democracia es lo único que puede ayudarnos a traerla de regreso.

En todo caso, tenga presente que la CRBV determina que los gobernantes serán elegidos por la mayoría de las personas que voten; así que el índice de abstención no cambiará ni deslegitimará al gobernante electo.

Si la ciudadanía fuera un cargo público, sería requisito estar bien informado para ejercerlo y es posible que usted -como yo- perciba que nunca lo estará suficientemente; que le abrume admitir que no sabe cuánta información necesita -ni en cuáles áreas- para considerarse idóneo como ciudadano. Le faltan horas al día y le sobran angustias. Así, no es difícil que calculemos mal los costos y beneficios de estudiar nuestra incidencia en la cosa pública. Y aunque nos digan -y entendamos- que la nación se beneficiará de contar con ciudadanos cada vez mejor informados, da igual, la mayoría calcula mal y decide peor.

En todo caso, si toma la decisión de renunciar a sus derechos políticos (eso hace cuando se abstiene de votar) debe sustentarla no sólo con motivos legítimos, sino que debe acompañarla con la decisión de aceptar las consecuencias de su huelga electoral. Incluya, entre ellas, el justo repudio de sus conciudadanos por haberlos arrastrado a las consecuencias que su abstención produzca.


Sería útil que revisara sus cálculos para evitar errores. Revisar, por ejemplo, qué tan cierto es que su voto pueda incidir en el resultado que desearía y comparar ese resultado -sobre todo- con lo que tendrá que vivir durante el próximo cuatrienio. Revise si puede haber un error de cálculo en la creencia de que la abstención deslegitimará a la dictadura cuando lo único que se deslegitima es el ejercicio electoral.

Quizás haya un error de cálculo al creer que una alta abstención gritará “no te quiero dictador”, cuando en realidad, el mensaje será “no voté, así que puedes hacer lo que te dé la gana fingiéndote demócrata, dictador”.

Creo que es un error de cálculo desestimar las consecuencias de no participar en la solución de las necesidades básicas. Precisamente por eso, las elecciones municipales suelen contar con más participación que las estadales. El ciudadano ve su problema y el proceso de solución. Puede hacer contraloría directa de la gestión y medir sus resultados con mucha más propiedad que en cualquier otra instancia. En general, las gobernaciones se perciben más lejanas. Sobre todo para quienes no han leído el artículo 164 de la CRBV que, por estas fechas, nos grita todo lo que estaríamos abandonando al abstenernos: la administración del dinero que asigne el Gobierno central más el dinero que regionalmente se recaude por todo tipo de impuestos estadales; el control de minerales no metálicos que no estén reservados para el Poder Nacional, las salinas, los ostrales y -destaco su importancia estratégica- la administración de tierras baldías; el control sobre la policía en distintos niveles, el de servicios públicos como agua, electricidad, mercados de alimentos, carreteras, autopistas, puertos y aeropuertos. También es un error de cálculo argüir que la CRBV no se cumple o que habrá fraude y, por eso no vale la pena votar, que no perderán las gobernaciones o de hacerlo crearán instancias paralelas que conculquen estas facultades; esperemos que lo hagan, eso provocará nuevas acciones del mundo en defensa de la democracia.

Calcula mal si cree que sus intereses no están representados en la oferta electoral, porque esta vez, su interés es no perder el derecho al voto. También comete un error de cálculo cuando omite que sus gobernantes estarán más comprometidos a atender a la población que le llevó al poder, siempre que defienda intereses generales.

Destacado error de cálculo es que usted se perciba a sí mismo como un cliente insatisfecho ante la oferta de productos electorales. Claro que puede cambiar de marca (voto castigo) o boicotear a todos los productos relacionados, dejando de comprarlos (abstención). En ambos casos se estaría valiendo de un principio de mercado para intentar forzar a un cambio, pero es menos probable que lo logre con la abstención que con el voto castigo o inscribiéndose en el partido político para promover y organizar tal cambio desde adentro.

Otro cálculo errado: No votar creyendo que el número de abstencionistas equivale a una solicitud formal de que se cambie de régimen por medio del uso de la fuerza nacional o extranjera, resultando otra dictadura. Al respecto, tenga presente que la democracia debe tolerar a todos menos a quienes pretendan el fin de la democracia.

Error de cálculo histórico: apoyar a un grupo o coalición antipolítica o antisistema olvidando que fue así como comenzó nuestra tragedia en 1998.

Ahora hablemos de las consecuencias de las cuales sería responsable. La finalidad que persigue no se puede alcanzar por medio de la abstención. No habrá un cambio de Gobierno, ni un levantamiento militar, la abstención no autorizará una invasión extranjera, no disolverá a un partido o a una coalición de partidos, no restituirá la República, no restaurará la democracia. Hasta aquí, la abstención es un acto retórico, sin efecto alguno. Ojalá fuera sólo eso. Sucede que con su abstención -así, sin oponer resistencia- usted legitimará por los próximos 4 años, el control de un gang. Al hacerlo perderá su condición ciudadana y también comprometerá la mía. Finalmente, sólo herirá el ejercicio del voto. Está claro que los males que provocará con su abstención son aún mayores que los que cree combatir con ella. Un error de cálculo le hará culpable, si al usar su derecho democrático a abstenerse, favorece a una opción que alejará el retorno de la democracia y con ello, la restitución de la República.

Si la ciudadanía fuera un cargo público, como los políticos deberíamos rendir cuentas y ser juzgados por las consecuencias de lo que hacemos o dejamos de hacer durante el ejercicio del mismo, aunque todo ello fuera producto de un error de cálculo.

23-09-17




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico