Por Mabel Sarmiento
Desde 2007 el sector
transporte no recibe divisas para la adquisición de nuevas unidades, tampoco
para comprar insumos y repuestos, en su mayoría fabricados en el exterior. Eso
hace de las camionetas, que cada vez son menos, unas chatarras ambulantes.
Voceros del gremio vaticinan una paralización total del servicio por esta
problemática.
La escasez de insumos y
repuestos, más del 80 % comprados en el exterior, mantiene en jaque el servicio
del transporte público en la Gran Caracas.
Por ello hay líneas que de
tener 800 carros trabajan con 100 para atender una demanda ascendente en las
paradas. Esto es una realidad que se repite en todos los sectores e incluso en
las rutas troncales, donde se acentúa el déficit de camionetas.
El estudio de movilidad
realizado por la Alcaldía Metropolitana de Caracas dio cuenta de que el
transporte público es la modalidad más usada por el ciudadano: 63,09 % de los
viajes se hacen en camioneticas.
En Caracas, donde el
transporte está agrupado en cinco bloques, para un total de 327 líneas, hay más
de 40.000 camionetas y busetas accidentadas. Las causas las mismas: escasez y
altos costos de insumos y repuestos por la no entrega de divisas al sector
desde 2007. En el ámbito nacional, de acuerdo con los datos aportados por
la Federación Nacional del Transporte, hay cerca de 300.000 unidades, incluidas
las de rutas largas y troncales, y de ese lote, cerca de 80 % están paradas por
falta de algún insumo
En vista de esa crítica
situación, el pasajero pasa roncha en las paradas. Espera hasta media hora para
poder subirse a una camioneta y cuando logra hacerlo es a empujones, gritos e
insultos. Cuando no, camina largos trechos para poder llegar a su destino,
llueva truene o relampaguee, debido a que ni siquiera con los sistemas de
transporte alternos creados por el Gobierno —rutas socialistas con los carros
Yutong y el Buscaracas—
puede movilizarse en la capital. Si es de noche, la cosa resulta más engorrosa
debido a que después de las 6:00 p. m. los choferes guardan sus carros para no
forzar más la máquina.
Salir al ruedo en medio de la
crisis
“El caucho más usado en el
sector cuesta 5 millones de bolívares y una batería 800.000. Eso si se
consiguen. La escasez de insumos y repuestos mantiene el servicio a raya, sin
contar la mano obra. Muchas veces la mecánica la hacemos nosotros mismos,
porque no da la talla. Ya este no es un negocio que dé para comer. Da solo para
mantener el carro rodando y eso haciendo de todo para poder trabajar. Yo pasé
seis meses en el taller porque no tenía batería”, contó Jesús Quintero, de la
ruta Petare-Guarenas.
Cada seis meses un chofer debe
cambiar los seis cauchos de su unidad. Regla que no se cumple en la actualidad
pues eso significa tener un poco más de 30 millones de bolívares. “Como no
puedo tener la cantidad, lo que hago es guardar mi carro. Ahora trabajo de 7:00
a. m. a un poco más de las 9:00 a. m. y luego salgo un rato después del
mediodía. No voy a forzar el carro, prefiero dejarlo en la casa, así ahorro
más”, contó Quintero.
Misión Transporte se creó
en noviembre de 2013 para revolucionar el sector y brindar condiciones
laborales justas para los transportistas. Esta misión comprende siete vértices,
entre ellos, un gran registro nacional para identificar a los gandoleros,
mototaxistas, transportistas comunales, expresos; la Cobertura Nacional que
permitiría tener un mapa de las rutas, para saber dónde se deben activar nuevas
rutas y la creación de más de 40 proveedurías para distribuir repuestos a bajo
costo. Las que se crearon no cubren ni 10 % de los requerimiento, según José
Sánchez, vocero de la Federación.
Ciertamente, el no poder
conseguir los repuestos y sus elevados costos, ocasiona reducción de la jornada
diaria y eso eleva el déficit de unidades prestando el servicio. Los dirigentes
del sector hablan solo en Caracas.
En la actualidad, el pasaje
urbano es 280 bolívares. Con una encava de 32 puestos, un conductor reúne 8960
bolívares si todos están ocupados. Si lleva más de 20 pasajeros parados, una
sola carga sale en promedio en 20.000 bolívares. Eso, por supuesto, varía en
una vuelta (el recorrido completo de la ruta) porque en casi media hora de
trayecto cambia el flujo de usuarios.
Según datos recopilados, una
vuelta buena puede salir en promedio en 120.000 bolívares. Al día puede hacer
máximo cinco vueltas, lo que podría redondearse en 600.000 bolívares. De ese
monto, el mayor porcentaje va para el dueño (y para el mantenimiento), otro
para el pago diario del conductor y del avance.
Para el común de los pasajeros
esa es una buena entrada diaria. Aunque muchas veces la cifra es roja y da solo
para pagar el día del chofer y el avance.
“No nos está resultando
trabajar a pérdida. El mantenimiento de los carros es insostenible debido a la
inflación. Un cambio de aceite cada 20 días ronda los 800.000 bolívares. Uno
también tiene familia y necesita llevar la comida y la gente se queja porque
cobramos 280 bolívares”, dijo Emiro Ramírez, conductor de la ruta La
Rinconada-Silencio.
La realidad de Emiro se repite
en cada parada, a donde llegan las camionetas destartaladas. Inclinadas hacia
un lado porque tienen un caucho más grande, emanando monóxido de carbono, con
problemas de arranque, con los asientos rotos, con ventanas sin vidrios y hasta
con el piso con agujeros por la erosión de la latonería.
Un espiral de problemas
Obviamente, en este drama el
usuario también se ve perjudicado, pues se sube a esas unidades a sortear su
traslado entre las deficiencias de un servicio que no cubre el exceso de la
demanda, la inseguridad y los aumentos del pasaje.
José Sánchez, presidente de la
Federación Nacional del Transporte, reconoció esa realidad y aclaró que prestar
el servicio con los vehículos excedidos de pasajeros no es beneficioso para los
transportistas, debido a que las unidades sufren más desde el punto de vista
mecánico, las partes y piezas tienen menor tiempo de vida útil, léase
amortiguadores, tren delantero, resortes, bandas y pastillas de frenos, etc.
En horas pico es una lotería
subirse a una camioneta.
“Por lo tanto, nuestros costos
operativos se elevan considerablemente, lo cual se traduce en un mantenimiento
mucho más costoso. Además del claro y evidente riesgo que representa para los
usuarios que se trasladan en esas condiciones. Nosotros no hemos podido
adquirir ni repuestos ni unidades nuevas porque no tenemos acceso a las divisas
desde 2007”.
Según la proyección emitida
por la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez), en mayo del año pasado se
ensamblaron 154 unidades, cifra que si se compara con las armadas en mayo de
2007 (17.592 unidades) representa una caída de 99,2 %.
Y hay más. Casi 59 % de los
vehículos que circulan en Venezuela fueron ensamblados antes de 2001, de
acuerdo con los datos de la Cámara
Nacional de Comercio de Autopartes. A eso se suma la escasez por
un lado y, por el otro, los altos costos de insumos y repuestos, en su mayoría
baterías, cauchos y lubricantes. En julio pasado, la inflación del grupo
Transporte alcanzó 34,3 % y ha venido acelerándose en los últimos dos meses,
según estimaciones privadas.
Servicio con miras a paro
total
Todo lo anterior provocó la
merma del servicio y ahora se está aupando la paralización total del transporte
público, de acuerdo con las declaraciones de Hugo Ocando, presidente del Bloque
del Oeste de Caracas, quien alertó sobre la disminución acelerada de vehículos
de transporte en más de 70 %, y puso como ejemplo la línea Casalta-Chacaíto que
tenía 300 unidades inscritas y actualmente solo tiene operativas 120 camionetas,
lo que representa una disminución de 73,33 %.
En menos de 90 días, calculó,
Caracas puede enfrentar una severa crisis del transporte. “Ya estamos
viendo como regresó la famosa perrera y el camión 350 para trasladar gente.
Nosotros no queremos eso. Pero no podemos dar un servicio con eficacia“.
Las pasajeros de las rutas que
pasan por dos municipios se ven afectados por el déficit de unidades.
En junio pasado, el presidente
de la República, Nicolás Maduro, se reunió con trabajadores del
sector transporte para entregar vehículos y financiamientos para el
fortalecimiento de las rutas urbanas, suburbanas e interurbanas del país. En la
actividad, el mandatario nacional entregó motos marca Skygo, autobuses Yutong y
taxis. Igualmente, aportó 20 millones de bolívares de financiamiento para la
reparación de las unidades dañadas.
Para quienes están agrupados
en la Federación Nacional del Transporte, esos anuncios beneficiaron a un
sector que políticamente es afecto al Gobierno. No así al grueso de los trabajadores
del volante, que se reunieron para formar una mesa de diálogo por última vez en
febrero de este año.
Fotos: Luis Miguel Cáceres
Infografía: Milfri Pérez
25-09-17
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