Por Hugo Prieto
En esta ocasión exploramos los
colores que podrían pintar el mapa de Venezuela, una vez que se realicen las
elecciones de gobernadores del próximo 15 de octubre. Si el gobierno logra
pintar de rojo la mitad de la geografía nacional, la percepción que tendrá la
gente, dentro y fuera del país, es que las fuerzas políticas están
equilibradas. ¿Cuál sería el argumento que tendría la unidad opositora para
denunciar a un gobierno minoritario que cercena derechos constitucionales? Se
diluiría una de las principales conquistas alcanzadas durante cuatro meses de
protestas y enfrentamientos en las calles que dejó un saldo de 160 venezolanos
fallecidos.
Félix Seijas, director de la
encuestadora Delphos, estadístico por la Universidad Central de Venezuela y Phd
en Análisis de Datos por la Universidad de Southampton, Inglaterra,
analiza las variables cualitativas que están en juego. Quedarse en la casa
sería tanto como suicidarse en primavera.
Tenemos una Asamblea Nacional
Constituyente “plenipotenciaria”, que dispone de la institucionalidad del
Estado a su real saber y entender, cuyas atribuciones le permitirían, acatando
una sugerencia del presidente Nicolás Maduro destituir a futuros gobernadores,
si estos —una vez electos— no se subordinan a su poder. La pregunta es si vale
la pena votar, si a fin de cuentas quedamos sujetos a lo que disponga esta
instancia, cuya naturaleza es monárquica e imperial.
Lo primero que hay que señalar
es que esa Asamblea, ilegítima y cuestionada a nivel internacional, es una
realidad, está allí. No la podemos negar. Existe. Entonces, hay que manejar la
comunicación en torno a ese tema. Su elección fue interpretada como una
derrota, aunque hubo varias victorias allí, pero la gente no lo ve así. ¿Por
qué? Por el discurso… hasta que se vaya Maduro, la hora cero, el punto sin
retorno… Todo eso planteaba un todo o nada. Pero cuando la gente vio a los
constituyentistas juramentándose en el Palacio Legislativo, el golpe fue muy
fuerte y la sensación es que lo perdimos todo. ¿Qué fue lo que ocurrió? La
oposición trabajó en dos frentes. Uno, trató de impedir que se eligiera la ANC.
Dos, si llegase a elegirse, que nazca deslegitimada. Ese segundo objetivo se
logró. Son 48 países los que desconocen o están en desacuerdo con esta
iniciativa del gobierno. El problema de haber planteado el todo o nada es que
la gente no termina de visualizar las victorias que se obtuvieron.
El problema es que ese
planteamiento del todo o nada ha sido una constante en cada episodio —electoral
o no—, en que se ha jugado la confrontación política. En paralelo corre esa
sensación de derrota. Vamos a la elección de gobernadores, imbuidos en un
estado de ánimo en el que predomina la confusión, por decir lo menos. ¿Cuál es
la perspectiva?
La MUD tiene varios problemas,
uno de ellos es la dificultad que tiene para llegar a acuerdos o concertar
decisiones. Tú no puedes transmitir lo que no tienes. La gente empieza a
percibir eso. Lo vimos en medio de las protestas de este año y también en el
marco del diálogo que tuvo lugar en 2016, así como en la ronda que comienza en
República Dominicana. El mensaje no llega, porque tienes problemas de
comunicación, porque ni siquiera tienes un vocero único. Eso crea una confusión
tremenda. Ante ese vacío, la gente empieza a llenar los espacios, según su
propia experiencia y lo que va percibiendo… ¡Ah, Estos son unos traidores…
estos nos vendieron, estos están negociando con el gobierno… Todas esas
son opiniones que llenan el vacío que dejan los problemas de comunicación.
Realmente, las organizaciones que integran la MUD, cuyos intereses son
distintos y eso es natural, no han podido establecer una estructura para llegar
a esos acuerdos, ni tampoco hay una estructura para comunicarlos.
Sí tomamos en cuenta los
argumentos de voceros calificados de la academia, aquí hay mil razones para ir
a las elecciones regionales, pero también hay otras mil razones para no ir. No
creo que sea un problema argumental. Esto es algo de mayor envergadura. ¿Quizás
de convicción, digamos, o de compromiso con una política que aglutine a todos
aquellos que se identifican como opositores?
La decisión se tomó. Y la
manera de invitar a la gente para que te acompañe, es explicarle los motivos
que te llevaron a tomarla. Eso, además, tiene que sonar coherente. Tiene que
haber una conexión con lo que viene. Es decir, ¿Cuál es tu objetivo principal?
El cambio político. Estamos hablando de cambio de modelo, de cambio de
gobierno. Pero si no eres capaz de conectar tus acciones con ese objetivo
principal, la gente se va a perder y no va a valorar el esfuerzo que estés
haciendo o la acción que estás llevando a cabo. ¿Cómo esto encaja en ese rompecabezas
que es producir un cambio de gobierno? Ahí está la clave. Si no logras que la
gente haga esa conexión, estas elecciones regionales pierden valor para esas
personas. Pero, en cambio, si la gente ve dónde encaja perfectamente esa pieza
y la utilidad que tienen dentro del trayecto que te va a llevar al objetivo
principal, te va a acompañar de inmediato. Lo va a entender. Y los convencidos
se van a convertir en factores multiplicadores del mensaje.
No estoy tan convencido de que
la MUD sea una plataforma electoral exitosa. Aquí se hicieron unas elecciones
internas y lo que vimos desdice de ese acuerdo. Podemos mencionar el caso de
Aragua, de Yaracuy, de Amazonas. Hay caras identificadas con la vieja política.
El tema electoral no está del todo claro.
La MUD, como tal, ha
enfrentado procesos electorales adversos, porque ha sido minoría, y lo ha hecho
bastante bien. Es el caso de la elección de 2012, entre Hugo Chávez y Capriles
Radonsky. Algo por el estilo podríamos decir de la elección de 2013, entre Maduro
y Capriles. ¿Quién ganó? Creo que nunca lo sabremos. Nunca abrieron las cajas.
Lo cierto es que fue una elección muy pareja y la MUD llevó el proceso hasta
allí. Aparte de las elecciones regionales, en las que confluyeron varios
factores que no se pudieron manejar, tenemos la elección parlamentaria de 2015,
¿Cuál fue el gran éxito de la oposición? Transmitirle al electorado la
importancia que esa elección tenía como parte de su objetivo principal. Esto
es, el cambio político por medio de una elección presidencial. Eso lo logró la
unidad. Ahora viene esta elección regional y la consulta interna. Bueno, son
partidos políticos que están buscando el poder. La disputa, la controversia,
eso es intrínseco a la lucha electoral. Eso es lo que se espera, ¿no? Lo ideal
sería no general ruidos, porque está en juego el objetivo principal. Pero
sucedieron cosas.
Vamos a decirlo: El país no
está para esas cosas.
Totalmente de acuerdo, pero
hubo acuerdos en varios estados y se llegó a unas bases electorales que
llevaron a una campaña que pudo ser mucho más agresiva, que pudo ser mucho
peor. Hubo un gran escándalo en un estado y en otros no fue tan notorio. ¿Debió
haber sucedido? No. ¿El País está para eso? No. Bueno, podemos ver el vaso
medio lleno o medio vacío. Medio lleno es decir, hubo elecciones internas en
casi todos los estados, en tres o cuatro hubo problemas, eso tuvo un pico, pero
ya nadie habla de eso. En seguida, la Unidad está ensamblando su maquinaria,
toda su organización, para enfrentar una campaña de tres semanas.
Félix Seijas retratado por
Roberto Mata
Ciertamente, la gente hizo una
conexión entre las elecciones parlamentarias de 2015 y el objetivo principal.
Vale decir, el cambio político. ¿Pero eso es así con las elecciones regionales?
Pareciera que no.
En las parlamentarias, la
oposición enfrentó un dilema. Ellos no vendieron que esas elecciones eran un
paso en la dirección al cambio, sino que eso era una piedra importante, que eso
era el cambio. Eso, en parte, explica la victoria contundente que se obtuvo.
Pero también creaba el problema de cómo cumplir con esa expectativa. Ese ha
sido un punto donde la oposición ha mostrado ciertas fallas. Que es el tema de
poner grandes expectativas que después no se van a cumplir. Eso va creando
desconfianza, un electorado desconfiado se muestra capcioso ante cualquier cosa
que le vas a decir. Eso es lo que actualmente está sucediendo con mucha
gente. La oposición dice, ¿eso es verdad o no es verdad? Si ya lo han
dicho antes, ¿Por qué ahora sí? Ese ahora sí lo tienes que
comunicar también. En este momento no vas a convencer a la gente que la
elección regional es el cambio. No puedes hacerlo, no debes hacerlo y, si lo
intentas, no lo vas a lograr. Uno supone que la campaña va a establecer
esa conexión. ¿Cómo las regionales se conectan con el objetivo principal? En el
mundo nadie vota por el pasado, la gente vota por el futuro. Carlos Andrés
Pérez ganó su segunda presidencia diciendo: Eso que tú viste en el pasado
es lo que te voy a dar en el futuro. Si no conectas con el futuro, tú no
vendes en política. ¿Nos pueden inhabilitar gobernadores? Sí, es verdad. ¿Van a
tratar de hacer trampa? Absolutamente. Entonces, tienes que empezar a dar
respuestas. A decir, por ejemplo, cómo te vas a defender.
¿Cuáles serían las motivaciones
primarias que podrían atraer a la gente? Venezuela necesita urgentemente una
esperanza. ¿Pero eso es lo que se está construyendo, digamos, alrededor del
mensaje y del tema del cambio? ¿La cosa es difícil, no?
Es muy complicada, porque ya
no puedes vender el cambio como lo vendiste en las elecciones de la Asamblea
Nacional (dic. 2015). No debes hacerlo tampoco. Tienes que empezar a hablar
crudo. Tienes que empezar a manejar las expectativas reales. No puedes seguir
con el juego de crear falsas expectativas. ¿En la medida en que hablas crudo
estás vendiendo menos esperanza? Es posible, pero tú puedes conectar el hablar
crudo con la esperanza. Tú puedes, por ejemplo, decirle a un paciente lo
difícil y doloroso que puede resultar un tratamiento, pero después te vas a
curar. El gran reto de la oposición es decirle a sus electores: Estas
elecciones no resuelven el problema, pero son parte del camino. ¿Cómo son parte
del camino? Primero, estás poniendo presión en el gobierno. Si bien corres el
riesgo de sufrir una derrota, puedes demostrar que el gobierno es minoría y
está seriamente cuestionado. Segundo, el gobierno va a perder presencia en los
Estados. Es decir, va a perder recursos e infraestructura. Tercero, pones en
cuestión el esquema clientelar y de dependencia que le sirve de apoyo al
gobierno. Toda esa estructura se desmontaría, lo que significa más presión
sobre el gobierno. Las tres cosas le plantean al gobierno una disyuntiva. O
deja correr eso, lo que conlleva una pérdida de poder. O tiene que actuar para
anularte. Demos por hecho que la elección se da, ¿cuál será la estrategia del
gobierno? Desactivar el voto opositor. Más en este momento, en que el gobierno
no tiene cómo crecer. Todo su discurso agresivo del gobierno —la guerra
económica, el Imperio, Trump—, lo que busca es aminorar el ritmo al que está
decreciendo. Activar su voto es dificilísimo. Por lo tanto lo que le queda es
desactivar el voto del contrario.
¿Qué beneficio obtendría el
gobierno si llegase a tener éxito en su estrategia?
Sería más competitivo en
algunos estados. En otros nada, porque la diferencia es muy grande. Si empieza
a ser competitivo, se activan los mecanismos que pudieran tener alguna
incidencia. Pudieras utilizar el poder a tu favor, pudieras cambiar algunas reglas
que, ante una diferencia mínima, alterarían el resultado. Recordemos la
elección entre Maduro y Capriles. ¿Hubo trampa?…
Lo otro es que donde pierdas
pongas corporaciones o a un protector de estado que, en realidad, son
gobernaciones paralelas. Estas no son, propiamente, unas elecciones regionales,
porque los consejos legislativos no están en juego, que son los que te pueden
inhabilitar a un gobernador. Y todos esos son rojos. Pero todo lo que hagas
supone un costo para el gobierno. Hay quien dice. ¿Acaso al gobierno le importa
pagar el costo? Ahí es donde la oposición no ha sabido vender las victorias
parciales. Pero eso es lo que ha hecho que el gobierno tenga una comunidad
internacional en contra y se vea obligado a sentarse en la República Dominicana.
El marco constitucional y las
disposiciones legales se han erosionado profundamente. Se han sacrificado
derechos constitucionales. De ahí la etiqueta de dictadura. El gobierno ha
quedado al descubierto. ¿Por qué esto no se presenta como parte de los logros o
del éxito que haya podido tener la oposición?
Precisamente por la dinámica
complicada que tiene la oposición a la hora de transmitir mensajes. Eso es. No
hay una sola estrategia comunicacional única porque es difícil dentro de la
unidad llegar a ese acuerdo. Tú no puedes transmitir lo que no tienes. Más allá
de si los medios son los adecuados, ¿Cuál es el mensaje que vas a transmitir?
Lo que tienes es una cantidad de voceros hablando de distintas cosas. Algunos
hablando más por el interés de su partido que de la propia unidad. Ese tipo de
cosas las hemos visto. Ahí empiezan las contradicciones. La gente empieza a
percibir esas señales cruzadas y al final no termina de saber en qué creer. El
mensajero pierde credibilidad y a partir de ahí, empiezas a cuestionar al
mensajero. Empiezas a cuestionar el mensaje porque sabes que mañana puedes oír
otra cosa dicha por otro vocero de lo que se hace llamar la unidad. Pero esos
son mensajes que se han tratado de transmitir. Algunos voceros lo han hecho,
pero no termina de ser el mensaje. No termina habiendo una estrategia para
poder instalar ese mensaje dentro de la opinión pública. No tienes una
estrategia, porque no hay un acuerdo para que ese sea el mensaje.
La oposición ha obligado al
gobierno a delinquir, pero como no se transmite ese mensaje, se le percibe como
cómplice.
Si tú dejas vacíos en los
mensajes, la gente los va a llenar y eso es un dibujo libre.
O la gente pudiera hacerse una
pregunta. ¿A la unidad no le importa si aquí se termina de imponer una dictadura?
Y más bien les conviene porque
se están beneficiando de ella, son opiniones que empiezan a salir. Bueno, es la
gente llenando esos vacíos. Pero nuevamente, si el objetivo principal es el
cambio de gobierno, tú tienes que mostrarle a la gente que el camino de aquí
para allá es complejo. Es difícil. Han sobrado las salidas mágicas, en 2014 con
#La Salida, en 2015 con la elección de la Asamblea Nacional y más recientemente
con las protestas en la calle. Entonces, no terminas de instalar, en el imaginario
colectivo, que para ir de aquí a allá es un camino con obstáculos.
Félix Seijas retratado por
Roberto Mata
Un usuario de Faceboock posteó
una foto de Héctor Rodríguez con la siguiente leyenda: <>. A unos les resultará una imagen
terrorífica, ¿pero eso es suficiente para activar el voto opositor? ¿Digamos,
con la fuerza necesaria para demostrar que la oposición sigue siendo mayoría?
Porque a fin de cuentas el meollo de esta elección es dilucidar si la mayoría
sigue siendo mayoría o el gobierno de alguna manera se recupera. Si el gobierno
obtiene la victoria en 10 gobernaciones eso sería una gran derrota para la
oposición.
Ganar la mitad de las
gobernaciones sería un golpe tremendo para la oposición y para el objetivo del
cambio político. Primero, va a tener una fuerte incidencia en la presión que
actualmente ejerce la comunidad internacional. Seguirán los argumentos de
violaciones a los Derechos Humanos y la ausencia del marco constitucional, pero
al final lo que se verá es el mapa de un país donde las fuerzas políticas están
equilibradas. Tu tarea es activar el voto y lo puedes hacer de muchas maneras,
aunque todas tienen que pasar por el objetivo central. Si no logras colocar
esta pieza en el engranaje del cambio, podría ocurrir que gente que ha
manifestado su intención de ir a votar se quede en su casa, porque no ve mayor
interés. También hay otra forma de transmitir esa idea. Si no somos mayoría, el
gobierno va a ser más gobierno. Si no lo debilita, esto lo puede fortalecer. La
foto de Héctor Rodríguez, en realidad, lo que transmite o pudiera transmitir
es: Mira, esto es más gobierno. Esto fortalece al gobierno.
De alguna manera todo gira
alrededor del objetivo principal. ¿Usted cree que la gente tiene clara cómo se
vincula la elección de gobernadores con la elección presidencial?
Eso es algo que tienes que
explicarle a la gente, por la sencilla razón de que no lo tiene claro. Y no lo
tiene claro porque en la comunicación la unidad ha trabajado en función del
todo o nada. Ahora vamos a la protesta, a la manifestación en las calles, este
es el todo o nada. Ahora vamos al diálogo, este es el todo o nada. Algunos
dicen que esto se puede jugar en varios tableros, yo creo que se puede jugar en
uno solo, en el que se presentan distintas situaciones y tú tienes que ir
atendiéndolas todas con las piezas a tu alcance, a veces con alfiles y
caballos, otras con peones y la reina. No hay varitas mágicas, ni soluciones
simples. Esto es un problema complejo y por serlo, la solución es compleja. Eso
tiene que terminar de entenderlo la gente. Esto tiene varios frentes. Uno es la
elección regional. Otro es la negociación. Otro es la presión de calle. Al
igual que la presión internacional.
Hay una sensación de derrota
muy marcada. Basta ir al aeropuerto de Maiquetía, donde la expresión pudiera
ser <>. ¿Cómo está incidiendo ese
estado de ánimo en esta elección?
Al haberse interpretado como
una derrota total, la elección de la Asamblea Nacional Constituyente impone un
proceso de recuperación de varias etapas para superar la depresión. En eso
consiste el trabajo de la unidad. Tiene que enviar señales de que esto no se ha
acabado. Ya no se trata del todo o nada, sino de batallas que se pueden librar
y victorias que se pueden obtener y como el objetivo primario se va
construyendo. La oposición tiene que construir un mensaje claro y coherente. La
unidad es el operador político, cuyo éxito está asociado a la posibilidad que
tiene de derrotar al gobierno. Eso lo tiene que ver la gente. Es decir, la
esperanza en el futuro pasa por la esperanza que tengas en el operador
político. Lo primero que tiene que ser la oposición es fortalecer y cuidar su
imagen, porque es parte del componente que impacta en el ánimo de la gente.
Vuelve a visualizar el objetivo principal que se puede alcanzar, el hecho de
que hay un camino que tienes que recorrer. Se eligió la Asamblea Nacional
Constituyente, sí. Pero al presidente de la Asamblea Nacional lo recibieron los
presidentes de los países europeos. Eso vale y vale mucho. Resalta eso. Una
cosa muy importante, muchos de los que se sienten derrotados han manifestado
que igual van a votar para las elecciones regionales.
24-09-17
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