Por Vladimiro Mujica
En verdad que la entrevista
hecha a Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del partido español Podemos
y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, hecha por la periodista
venezolana Anna Carolina Maier, (http://theobjective.com/further/juan-carlos-monedero-venezuela-no-forma-parte-de-nuestros-modelos/) no
tiene desperdicio. Comencemos por un error de quienes tuvieron a su cargo la
revisión del texto. En este se atribuye a Monedero la frase “Creo que a los
partidos, como a otros ámbitos de nuestra vida social, les va a ocurrir como a
luz, que va a ser a veces honda y a veces particular.” Se refería nuestro
sagaz y culto catedrático y político a la así llamada dualidad cuántica
onda-partícula de la luz, pero los correctores de estilo obviamente no se
pasaron por esa posibilidad. En todo caso, este errorcillo sobre una de las
ideas claves de la física del siglo XX y cuya solución le significó el premio
Nobel de Física a Albert Einstein, no es atribuible al entrevistado sino
probablemente al desconcierto que sigue rodeando a la ciencia inclusive entre
los sectores más cultos de la población.
La entrevista discurre de una
manera un tanto desordenada sobre temas de la política española y asuntos
relacionados con Venezuela, lo que para la periodista es obviamente su interés
principal, y que determina que persiga sin cuartel a su entrevistado. Monedero
se queja amargamente una y otra vez del acoso con el peregrino argumento que se
resume en: los medios pretenden desprestigiar a Podemos asociándolo con la
dictadura venezolana. He aquí la primera marramuncia del entrevistado, quien
pretende desprenderse de una historia larga y llena de recompensas económicas y
de participación política en el así llamado proceso venezolano. De hecho, Juan
Carlos Monedero, a quien algunos de sus críticos apodan jocosamente con el
remoquete de Billetero o simplemente la Hucha, tuvo que devolver 10%, 42.500
euros, de los 425.000 euros que percibió por trabajos de asesoría a los
gobiernos de Bolivia, Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Ello fue el resultado de
una sanción de la Universidad Complutense de Madrid, la cual además contemplaba
su suspensión de empleo y sueldo durante seis meses (https://politica.elpais.com/politica/2016/07/28/actualidad/1469699396_300160.html). El
asesor del gobierno de Hugo Chávez pasaba largas temporadas en Caracas, donde
formaba parte del Frente Francisco de Miranda y, como ahora se evidencia por
confesión propia, participaba en un proyecto para crear una suerte de nuevo
funcionario público “weberiano con un compromiso muy fuerte con lo colectivo”,
una empresa en la que según él mismo fracasó rotundamente.
Los alegados motivos del
fracaso de la tarea de Monedero, y por la cual fue generosamente recompensado,
constituyen una pieza magistral de cinismo. Aparentemente, su tarea se tornó
imposible por la cultura rentista del venezolano, una que según al sesudo
argumento del profesor español, se mantuvo a pesar de los denostados esfuerzos
del comandante Chávez por enfrentarla y, en buena medida porque Venezuela nunca
llegó a ser virreinato, sino una simple Capitanía General. En relación al
último argumento no cabe sino apoyarse en un sabio dicho criollo venezolano que
Monedero debe haber aprendido en su larga pasantía por nuestras tierras
tropicales: ¿Qué tienen que ver los pelos del culo con las pestañas? O dicho
con un poco más de seriedad, ¿Es que acaso la cultura rentista no es una
conducta ampliamente extendida entre los pueblos habitantes de las tierras de
los Virreinatos del Perú, de la Nueva Granada, de la Nueva España y de La
Plata? Cual será pues la desfachatada explicación de nuestro catedrático de
marras sobre la conexión entre la condición de capitanía y la cultura rentista,
una que la mayoría de los historiadores serios asocia al petróleo, el cual
comenzó a explotarse en Venezuela en los inicios del siglo XX y sobre los
despojos de un país que quedó arrasado por las guerras de independencia, la
guerra federal y las guerras de montoneras, muchos años después de que
desapareciera la Capitanía General. Sobre su primer argumento, el de que el
rentismo se mantuvo a pesar de los intentos del chavismo, no hay, sino que
escucharlo como una especie de broma cruel y descarada frente al hambre y la
miseria que se han entronizado en la Venezuela de la era chavista precisamente
como resultado de una cultura rentista, elevada a condiciones pornográficas, en
colusión con un voraz y corrupto proyecto político que ha arrasado con la
economía del país y con sus posibilidades de construir bienestar para su propia
gente.
Luego vienen las increíbles
declaraciones de Monedero sobre la naturaleza de la viveza criolla, simbolizada
en el personaje de Tío Conejo. Provoca responder: Hombre tío Juan Carlos, pero
que desfachatez, que te has retratado a ti mismo en Tío Conejo. Mucho más en
serio es el hecho de que uno de los más importantes asesores internacionales
del gobierno chavista, solamente superado en su viveza por otro español,
Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, y otro beneficiario de
órdago de la generosidad revolucionaria, admita lo que los venezolanos hemos
aprendido de la manera más dura y brutal posible y a un costo horrendo de vidas
y pobreza: los chavistas y aprendices de revolucionarios a los que Monedero
intentó enseñar a ser buenos y desprendidos, y a no estar pendiente del dinero,
imaginamos que a través de su ejemplar dedicación ad honorem a la
causa revolucionaria, resultaron ser unos vivos corruptines incorregibles. El
Comandante debe estar revolcándose en su tumba con los comentarios del Tío
Conejo español a quien tanto protegió y quien ahora intenta desmarcarse de sus
protectores y mecenas políticos para evitar que los españoles terminen de abrir
los ojos y comprendan que tienen en su seno al mismo virus que destruyó a la
democracia venezolana. Que el partido Podemos, del cual Monedero es
co-fundador, representa un riesgo inmenso para España y que intentar corregir
cualquier carencia de la democracia de ese país poniéndolo en manos de ese
partido será un salto de la sartén a la brasa.
Indigna el tono jaquetón y burlista
de Juan Carlos Monedero. Si alguna vez hubo un caso de cambiar espejitos por
oro, una práctica que llegó a identificar la mentalidad de despojo de los
conquistadores españoles, es el caso del profesor de marras, quien vino, cobró
y ahora se largó primero entre lágrimas por el fallecido Comandante y ahora
tomando distancia de Maduro porque lo pone de malas en el escenario de la
política española.
Creo que los venezolanos
tenemos todo tipo de razones para sentirnos orgullosos de nuestra herencia
mestiza: africana, india y española. Creo en la belleza poética del concepto
del mexicano José Vasconcelos que nos concebía como una raza cósmica. Voy con
frecuencia a España, sigo al detalle su desarrollo y predicamento político
intentando defender su democracia del acoso de Podemos, y me siento en ese país
como en casa. Por eso me repugna la corrupción intelectual y ética detrás de
las palabras de Monedero que pretende ahora endilgarnos a los venezolanos una
suerte de visión antropológica según la cual estamos condenados a ser un pueblo
rentista. En la selección de los Tio Conejo y proxenetas que se vivieron a la
generosa dama revolucionaria venezolana, como en casi todo lo demás, los
chavistas han resultado un inmenso fiasco para su propio pueblo.
19-09-17
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