José Luis Farías 07 de septiembre de 2019
@fariasjoseluis
El
más reciente ejercicio de caradurismo de Delcy Rodríguez, flanqueada en penosa
comparsa por el general Padrino López y el almirante Giuseppe Alessandrello, es
una buena oportunidad para poner al descubierto por enésima vez el cinismo del
régimen.
En
su descaro la señora Rodríguez ha acusado a Juan Guaidó “y a su organización
criminal”, de entregar El Esequibo a Guyana y a la Exxon Mobil, en un primer capítulo
de la nueva telenovela montada por el régimen para justificar su represión que
derivó, casi de inmediato, en un segundo episodio tras el alarido de Nicolás
Maduro exigiendo a Tarek William Saab abrir una investigación a Guaidó bajo la
manida acusación de “traición a la patria”.
Es
un claro acto de la más grosera impudicia por cuanto misia Rodríguez sabe, y la
opinión pública también, que fue el difunto Hugo Chávez, a partir de 2004, con
su irresponsable actitud, por contraria al interés nacional en favor de un
proyecto ideológico devenido en un Pranato, quien echó por tierra casi siete
décadas de una política exterior coherente y firme (única desde 1936) de la
histórica reclamación de Venezuela sobre el territorio Esequibo, con la
obsecuencia de “yesmen” del propio Nicolás Maduro ante su jefe eterno, bien de
presidente de la AN, Canciller o vicepresidente de la República. .
Como
es bien sabido, desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999 el gobierno de
Guyana, instigado por Fidel Castro, inició un proceso de acciones arbitrarias
tratando de ejercer soberanía sobre El Esequibo ofreciendo los bloques
petroleros de la fachada atlántica venezolana, el Pomeroon, concedido a la
trasnacional CGX y el Stabroek a Exxon Mobil cuyo otorgamiento fue congelado
pese al tímido reclamo de Venezuela manteniendo la vigencia del Acuerdo de
Ginebra de 1966.
Pero
lo que era una débil defensa de la reclamación sobre El Esequibo por parte de
Chávez, devino en su brutal entreguismo de nuestra aspiración a ejercer soberanía
sobre este vasto territorio de 159.542 km² rico en petróleo y minerales cuando
el hijo de Sabaneta declaró el 20 de febrero de 2004 en Georgetown: “Me he
comprometido con el presidente Bharrat Jagdeo a que el Gobierno venezolano no
va a oponerse a ningún proyecto en la región que vaya en beneficio de sus
habitantes, en beneficio directo como me decía el presidente, proyectos de
agua, vías de comunicación, energía, proyectos agrícolas”.
Añadiendo
incluso algo más grave aún: “El asunto del Esequibo será eliminado del marco de
las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países”, en
vergonzosa renuncia a los derechos de nuestra nación.
La
conducta antinacional de Hugo Chávez fue acentuada luego de declarar en 2007 a
Venezuela como un país socialista, asumiendo el discurso de Castro quien desde
1981 calificaba los reclamos de nuestra nación como parte de una política
“expansionista” estimulada por el “imperialismo norteamericano”.
Fue
cuando Chávez afirmó desde Miraflores que el país “inició la reclamación del
Esequibo por presiones de los Estados Unidos para desestabilizar el gobierno
comunista de Chaddy Jagan”.
Un
canto aprovechado por el entonces embajador guyanés en la capital venezolana,
Odeen Ishmael, para hacerle coro declarando que “la confraternidad entre dos
países socialistas implica abandonar el contencioso fronterizo, dado que los
hermanos están llamados a vivir en paz”.
El
régimen de Chávez se hizo la vista gorda del reinicio a partir de 2009 de los
acuerdos de la Exxon con Guyana, país que solicitó ante la Comisión de Límites
de Plataforma Continental una extensión de la suya más allá de las 250 millas
bajo el argumento de que “no hay disputa en la región”.
Por
cierto, para entonces Nicolás Maduro era canciller de la república y como tal,
recuerda el periodista Víctor Amaya, en ese mismo año recibió un delicado
informe del embajador venezolano en Guyana, Darío Morandi, quien informaba que
las acciones de ese país “le cerraría a Venezuela su salida al Atlántico, lo
cual sería estratégicamente inconveniente, además de los perjuicios económicos
que representaría para nuestro país perder el acceso a los recursos marítimos y
petroleros”.
Un
delicado planteamiento cuya “respuesta oficial -anota Amaya- llegó tres años
más tarde, el 9 de marzo de 2012, cuando el gobierno de Chávez envía una carta
al Secretario General de la ONU para pronunciarse sobre una nueva solicitud
guyanesa de ampliar su plataforma continental a 350 millas.”
José
Luís Farías
@fariasjoseluis
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