Shaylim Valderrama y Sarah Kinosian 19 de diciembre
de 2019
El
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lleva un par de años presionando
por la salida del poder del gobierno socialista de Nicolás Maduro pero aún en
medio de las sanciones que impone, cada vez más alimentos y golosinas llegan a
puertos de Venezuela desde grandes tiendas en el estado de Florida.
Cajas
de Nutella, mantequilla de maní o leche de almendras, productos casi imposibles
de encontrar hasta hace un año en la implosión económica de la nación
sudamericana, se ofrecen ahora en más de un centenar de tiendas que aceptan
pagos en dólares y operan en las principales ciudades del país como una válvula
de escape que le reduce presión a la gestión de Maduro.
¿Cuál
es la razón?
Los
empresarios venezolanos se han aprovechado de una silenciosa flexibilización de
los controles de precios, cambio y trámites de importación, vigentes desde hace
casi dos décadas, para comprar directamente a mayoristas estadounidenses como
Costco y Walmart.
Los
productos viajan a través de compañías privadas de envíos aprovechando este año
una inédita exoneración del 100% de los impuestos aduanales y la exigencia de
menos requisitos por parte de las autoridades, según señalaron 11 fuentes entre
agentes de aduanas, operadores y empresarios que ofrecen esos artículos.
“Lo
que están buscando, específicamente en Estados Unidos, lo pueden conseguir
acá”, dijo Héctor Mambel, dueño de una tienda en la pequeña localidad costera
de Puerto Cabello y que la llamó “Mini Walmart”, usando la misma tipografía y
diseño de la cadena de supermercados en donde compra la mercancía en Miami
desde hace un año.
Las
operaciones comerciales con compañías en la costa este de Estados Unidos no
están prohibidas por las sanciones económicas de Trump, pues permiten que
firmas privadas compren alimentos para enviar a la nación sudamericana. Sin
embargo, esas operaciones desconciertan a algunos venezolanos acostumbrados a
la constante retórica “antiimperialista” del oficialismo.
“No
entiendo a este gobierno que habla pestes de los gringos y sin embargo vemos
cómo ahora abundan los productos de Estados Unidos en las tiendas y todo se
paga en dólares”, dijo Ligia Martínez, una maestra de 38 años, que compró con
efectivo en moneda extranjera que le envía su familia desde el exterior.
La
abundancia de golosinas, cereales o artículos de cuidado de higiene personal en
negocios de delicatesen conocidos como “bodegones” contrasta con los años de
escasez de bienes tan básicos como champú o la leche durante la vigencia de
controles gubernamentales en buena parte del primer mandato de Maduro.
Fue
a fines de 2018 cuando algunos comercios en Caracas comenzaron a ofrecer
artículos importados con precios en divisas, una escena impensable bajo el
férreo control de cambio que comenzó a relajarse en agosto de ese año.
Desde
entonces el número de negocios de este tipo se multiplicó en Caracas y rememora
las tiendas en dólares que en Cuba administró el gobierno en la década del 90.
“VENDO
TODO”
En
un recorrido por la capital, Reuters contabilizó unos 120 nuevos “bodegones”.
Están en zonas de clase media así como en el centro y oeste de la ciudad, y
superan en número a unos 27 supermercados ubicados en esas mismas áreas, que
por lo general venden productos de la industria local y cobran principalmente
en bolívares.
En
Instagram también se multiplican las cuentas locales que ofrecen alimentos
importados y marcan los precios en dólares. “Aquí todo lo que traigo de Miami
lo vendo”, dijo bajo anonimato un pequeño comerciante que vende desde hace unos
meses por redes sociales, y quien comentó que “ahora hay más competencia, pero
igual es negocio porque el venezolano es esnob”.
En
al menos la mitad de los más de 100 comercios que visitó Reuters en Caracas fue
posible encontrar productos de marcas extranjeras como Members Mark y Kirkland,
que en Estados Unidos comercializan dos cadenas mayoristas.
“Nuestros
clientes nos piden comprar en Costco o Sam’s Club en Estados Unidos y nosotros
importamos lo que nos piden para ellos”, dijo un operador de una compañía de
envíos que trae insumos desde Miami a Caracas y tiene pedidos de bodegones de
la capital y de otras dos ciudades del país.
La
red mayorista Costco declinó comentar para esta historia y el grupo Walmart no
respondió a una solicitud de información. El Ministerio de Información de
Venezuela, el ente fiscal y las autoridades portuarias tampoco respondieron a
solicitudes de comentarios.
Otra
consulta se envió sin respuesta al Departamento del Tesoro de Estados Unidos
para conocer su opinión sobre estas transacciones.
Muchas
empresas importan artículos desde Florida con el apoyo de servicios privados de
envíos que buscan por ellos las mejores ofertas para venderlos en las tiendas
de su propiedad en el país, según indican las fuentes.
Otros
“bodegones” compran a importadores mayoristas, y es por esa razón que deben
ofrecer precios en dólares más altos para mantener márgenes de ganancia, por lo
que una mezcla para panqueques que en Costco puede costar unos 6,50 dólares se
vende entre 14 y 20 dólares en Caracas, dependiendo del número de manos por la
que haya pasado.
La
exoneración de impuestos está vigente hasta diciembre y en los puertos la carga
se moviliza con rapidez, sin necesidad de tramitar permisos sanitarios ni otros
documentos, agregan los consultados. Nadie sabe que pasará en 2020.
“Esas
importaciones tienen facilidades, todo está exonerado”, señaló un empresario
conocedor de las operaciones de envíos de productos a Venezuela.
Algunos
operadores creen que el gobierno prefiere permitir la llegada de esta mercancía
para abastecer parcialmente las ciudades, una vez que las sanciones han
dificultado a entes públicos las compras en el extranjero y las grandes
industrias de alimentos producen al mínimo ante la hiperinflación que duplicó
el número de pobres en dos años.
“La
masificación de esos tipos de productos y comercios se convirtió en una
política de Estado para abastecer”, dijo Felipe Capozzolo, presidente de
Consecomercio, el gremio que agrupa a los comerciantes.
El
nuevo esquema de compras externas permite que productos importados compitan en
precios con los producidos en el país, a la par que se masifica pagar con
dólares o euros en efectivo en las ciudades. En octubre, 53,8% de las
transacciones en las principales ciudades del país se pactaron en billetes en
moneda extranjera, según la firma local Ecoanalítica.
Maduro
se refirió a los pagos en divisas por primera vez en noviembre y dijo que
podría favorecer a la economía. “No lo veo mal (...) ese proceso que llaman de
dolarización, puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas
productivas del país”, agregó en un programa de televisión de un canal privado.
Deisy
Ruiz, una secretaria de 47 años compra de vez en cuando en bodegones y ese día
buscó complacer a su hijo de 20 años por su cumpleaños.
“A
él la Nutella le encanta (...) Le compré una pequeña para darle un detallito”,
agregó Ruiz.
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