San Josemaría 28 de diciembre de 2019
@sJosemaria
Humildad
de Jesús: en Belén, en Nazaret, en el Calvario... -Pero más humillación y más
anonadamiento en la Hostia Santísima: más que en el establo, y que en Nazaret y
que en la Cruz. Por eso, ¡qué obligado estoy a amar la Misa!
("Nuestra" Misa, Jesús...) (Camino, 533)
Hijos,
pasmaos agradecidos ante este misterio, y aprended: todo el poder, toda la
majestad, toda la hermosura, toda la armonía infinita de Dios, sus grandes e
inconmensurables riquezas, ¡todo un Dios!, quedó escondido en la Humanidad de
Cristo para servirnos. El Omnipotente se presenta decidido a oscurecer por un
tiempo su gloria, para facilitar el encuentro redentor con sus criaturas.
A
Dios, escribe el Evangelista San Juan, nadie le ha visto jamás: el Hijo
Unigénito, existente en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer (Ioh
I, 18), compareciendo ante la mirada atónita de los hombres: primero, como un
recién nacido, en Belén; después, como un niño igual a los otros; más adelante,
en el Templo, como un adolescente juicioso y despierto; y, al fin, con aquella
figura amable y atractiva del Maestro, que removía los corazones de las
muchedumbres que le acompañaban entusiasmadas (Amigos de Dios, 111).
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