Marisa Iturriza 27 de diciembre de 2019
Este
año está terminando y aunque no seamos muy dados al recuento final (allá cada
cual con el suyo) si bien o mal (malísimo) notamos muchas “santamarías” bajadas
= + desempleo, en cambio proliferan decenas de dolarizado$ “bodegone$”
mostrando exquisiteces importadas junto a productos locales antes comunes y
corrientes y ahora DeLuxe por escasez, costo y origen, varios provenientes del
paquete clap oficial con onomatopeya de aplauso de comiquita, que contiene
algunos como cous-cous o frijolitos chinos que hay que aprender a consumir,
junto con harina de maíz nixtamalizado de Tlalneplanta, México; porotos negros
de Salta, Argentina; lentejas de Urupuato, Brasil; arroz de Norte Santander,
Colombia; espaguetis de Cancaya-Izmir, Turquía; etc. y los del World Food
Programme curiosamente Not for Sale.
A
pesar del ADN carnívoro no soy afín a la carne porcina, además Emeá dice que no
deberíamos comerla debido al parentesco surgido porque a su tío le injertaron
parte de un cerdo cuando lo operaron del corazón pero, por tradición navideña
cada vez mas diluida, debo adobar eso que antes comprabas en cualquier
carnicería, mercado u ¡Horror! carretera: El Pernil.
Lo que me trajeron no es Pernil si no “Paleta” (menos
mal “deshuezada” y confiando no radioactiva) de Poccnnckar 0eAepall NA según el
sellito con letras al revés De Rusia con amor, país exento de la migración
ciudadana que exportamos a granel a otros, y como los rusos prefieren el té, en
vez del cafecito de media mañana tomé una taza de té negro en su honor. No
tienen la culpa de que aquí escasee no te digo el pernil sino casi todo, pero
claro que no para nomenklatura & enchufados.
El Día de los Inocentes procuremos no caer demasiado
como tales, sobre todo ante la incertidumbre de cómo serán los de “un año que
viene” pues casi todos los del “otro que se va” han sido lo contrario de
buenos, pero sea como sea, deseamos a todos un FELIZ AÑO NUEVO compartiendo el
inicio del poema Velas, de C. P. Kavafis:
Los días futuros se yerguen ante nosotros
como una hilera de velitas encendidas,
velitas doradas, cálidas y vivas...
Marisa
Iturriza
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