Guillermo D. Olmo 29 de diciembre de 2019
@BBCgolmo
Hacía mucho que no se veía una fiesta así en Caracas.
En el hotel Humboldt, un icónico edificio en lo alto
del cerro Ávila, la montaña que preside la estampa de la capital venezolana, un
grupo de afortunados se divertía el pasado 14 de diciembre a ritmo de licor y
reguetón.
Como si del último estreno de la saga "Star
Wars" se tratara, desde allí arriba unos enormes focos iluminaban
con haces de color verde una ciudad donde los apagones son frecuentes.
Las imágenes suscitaron comentarios de ciudadanos
sorprendidos en las redes sociales.
La juerga del Humboldt es el último ejemplo de un
fenómeno reciente, el aparente regreso de la actividad y el consumo a la
capital de Venezuela.
Vuelve a haber autos atascados en las vías de la
ciudad, comensales en sus restaurantes y prácticamente cada día aparece
un nuevo bodegón, como se conoce a las tiendas de artículos importados que
venden en dólares chocolates, licores y chucherías diversas para la minoría que
puede pagarlos.
La generalización de la divisa estadounidense coincide
con una inesperada sensación de bonanza que ha llevado a las
autoridades a colocar unas ostentosas luces navideñas sobre el curso del
Guaire, el río de aguas residuales que recorre la capital.
Después de años sumida en un derrumbe económico y de
que más de 4 millones de sus habitantes optaran por marcharse, algunos en
Venezuela empiezan a hacerse la pregunta: ¿está el dólar ayudando a salir de la
crisis?
Por qué se habla de una posible recuperación de la
economía
Por primera vez en mucho tiempo, en las últimas
semanas algunos indicadores se han mostrado favorables.
La producción petrolera acumula tres meses al alza
después de años de desplome. Francisco Monaldi, experto en política energética
del Baker Institute, lo atribuye a "una relajación en la aplicación de las
sanciones de Estados Unidos contra PDVSA", la petrolera estatal.
También se ha detectado una moderación de
la hiperinflación.
Asdrúbal Olíveros, experto de la consultora
Ecoanalítica, cree que "es probable que en 2020 Venezuela abandone la
hiperinflación, aunque seguirá siendo la economía con la inflación más
alta del mundo".
La Asamblea Nacional calculó una inflación del 13.475%
el pasado noviembre, por debajo del 130.000% que admitió el Banco Central de
Venezuela para 2018 y muy lejos del 1.000.000% que llegó a estimar el Fondo
Monetario Internacional (FMI).
En un reciente comunicado, Fedecámaras, la asociación
de empresarios más importante del país, dijo que espera que en 2020 se vea
"un resurgimiento de la economía influenciada por las fuerzas del
mercado".
Los síntomas de mejora llegan después de que el
gobierno haya modificado elementos clave de la que durante
años fue una política económica estatista que establecía férreos controles sobre
la actividad económica.
Entre otras acciones, se derogó el control de cambios,
que perseguía las operaciones con moneda extranjera en el país, y se
dejó de aplicar el control de precios, que en el pasado llevó a cierres y
multas para los negocios que no respetaban la escala tarifaria fijada por las
autoridades.
Tamara Herrera, directora de la consultora Síntesis
Financiera, señala, no obstante, que "no ha habido un cambio de
orientación de las políticas públicas por convicción, sino por la necesidad a la
que han forzado las sanciones".
En círculos de partidarios de la oposición se habla
sarcásticamente del nuevo "Maduro liberal", y un abogado que asesora
a varias empresas del país y a dirigentes opositores le dijo a BBC Mundo:
"No logramos cambiar el gobierno, pero logramos que el gobierno
cambiara".
Cuán real es la "recuperación"
A pesar de datos coyunturales aparentemente positivos
en los que influyen muchos factores temporales, los expertos no ven motivos
para el optimismo.
2019 habrá sido el séptimo año consecutivo de caída
del Producto Interno Bruto (PIB) venezolano.
Desde que en 2013 Nicolás Maduro sucedió al fallecido
Hugo Chávez en la presidencia, la riqueza nacional se ha destruido a un ritmo
tan acelerado que Alejandro Werner, director para el Hemisferio Occidental del
FMI, llegó a decir que la contracción económica venezolana es la más alta de
los últimos 50 años en un país no afectado por conflictos bélicos o
desastres naturales.
El gobierno venezolano culpa de esta tendencia a las
sanciones de Estados Unidos.
Herrera cree que la sensación de bonanza que se vive
estos días en Caracas "no tiene una significación macroeconómica
todavía" y no está convencida de que la vaya a tener a medio plazo.
"Ahora estamos bajo los efectos de que el Gobierno adelantó el pago de
algunos bonos, algo que podría prolongarse en función del calendario electoral,
pero, ¿cuánto puede durar eso?", se pregunta.
Advierte de que la nueva política del gobierno es de
"permisividad", pero no de auténtica "liberación", ya que
"no ha estado acompañada de la reforma del marco legal".
Y la expansión de los negocios de importación,
favorecida por una suspensión de aranceles aprobada por el Gobierno, responde a
motivos que muchos economistas consideran en realidad perjudiciales a
la larga para el saneamiento de la economía.
"En Venezuela se ha perdido toda capacidad de
producir a precios competitivos por la falta de movilidad laboral, la inflación
y los gastos fiscales y de otro tipo que sufren las empresas, por lo que se ha
llegado a un punto en el que resulta más rentable importar", indica
Herrera.
Esta es la clave que explica el boom de
establecimientos que venden con alto margen de beneficio artículos
adquiridos en Miami u otros lugares de Florida.
"La agresiva política monetaria del gobierno, que
ha reducido los bolívares en circulación, ha hecho además que el dólar esté
artificialmente devaluado en Venezuela y sea más ventajoso importar",
indica la experta.
La divisa estadounidense tiene cada vez mayor
protagonismo en la economía venezolana. Después de años proscribiéndolo, ahora
el gobierno lo tolera y Maduro se mostró recientemente partidario de su uso.
De acuerdo con un informe de Ecoanalítica, ya
supone más del 53% del total de las transacciones en el país.
Pero eso no significa que esté al alcance de la
mayoría. Herrera estima que "solo un 35 ó 40% de la población tiene acceso
a divisas".
Así, la vida se hace muy dura para los que
continúan manejándose en bolívares en una economía dolarizada,
generalmente empleados públicos mal remunerados y trabajadores del sector
informal con muy bajo poder adquisitivo.
Para Luis Vicente León, de la consultora Datanálisis,
el proceso en curso "consolida una dualización económica, dividida en un
segmento minoritario y dolarizado, alimentado por remesas, ahorros externos,
exportaciones, contrabando, oro y operaciones ilegales; y otro segmento
mayoritario primitivo, empobrecido y dependiente de subsidios".
Como sucedió en Cuba con la introducción del Peso
Cubano Convertible, de valor igual al del dólar, cuyo uso se generalizó entre
los turistas que visitan la isla y benefició a los cubanos que trabajan en el
sector turístico, que suelen tener una posición más cómoda que la de sus
compatriotas que reciben sus ingresos en el peso cubano tradicional, en
Venezuela se está produciendo una segregación de facto de los
ciudadanos en función de la moneda de la que disponen.
Otro factor diferencial en el caso venezolano es el
lugar del país en el que uno viva.
Mientras en la Caracas de los bodegones iluminan el
fétido Guaire, en otros lugares del país continúan los constantes cortes de
electricidad.
Herrera lamenta que "todo esto solo está
acentuando las desigualdades".
¿Se recuperará la economía en 2020?
Asdrúbal Oliveros vaticina que 2020 será otro año de
"contracción".
Según el FMI, la economía venezolana se reducirá en
2020 un 10%, la mayor caída de entre todos los países para los que el organismo
hace proyecciones.
Con todo, el pronóstico es que el batacazo no será tan
grande como el de 2019 y años anteriores. "Se espera una caída más
pequeña", resume León.
En cuanto a la fiebre de los bodegones, Herrera
contempla un futuro inmediato más difícil para ellos. "Empieza a haber
competencia, porque cada vez hay más, con lo que tendrán que bajar los precios
y, con ellos, sus márgenes de ganancia".
Según la economista, para que se pueda hablar de una
verdadera recuperación, "deben recuperarse el consumo, la inversión y
la producción".
Ningún analista atisba nada de eso en el futuro
inmediato Venezuela.
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