Luis Manuel Esculpi 17 de diciembre de 2019
@lmesculpi
Este
diciembre en el Ávila no sólo se encendió la tradicional Cruz, también se
iluminó con rayos láser, el hotel Humboldt ahora clasificado como siete
estrellas, como ya hace algún tiempo había anunciado Nicolas Maduro. Es lógico
suponer, que a los eventos en esta nueva etapa, los altos costos solo podrán
pagarlo enchufados,connotados empresarios y sus familiares vinculados al
régimen.
En
Bello Monte, más exactamente en las proximidades del río , donde alguna vez
anunció una vocera oficialista que podríamos bañarnos : el Güaire, también fue
iluminado. La verdad es que en otras oportunidades ese sector fue decorado con
luces navideñas, pero también es cierto que en ese tiempo no existía la crisis
eléctrica tal como hoy se vive en el país.
El
régimen intenta crear una ilusión de normalidad y recuperación económica,
promoviendo unos nichos o burbujas al que solo tiene acceso, un mínimo sector
de la población, como en el caso de los nuevos bodegones o la concurrencia a
restaurantes de lujos en la capital. Algunos economistas, analistas y
encuestadores sorpresivamente tienden a generalizar el fenómeno, olvidando las
penurias que sufre la mayoría de la población. Ignorando las constantes alertas
de organizaciones como Cáritas y de Susana Rafalli sobre la terrible desnutrición
infantil, solo para citar un dramático ejemplo de la gravedad de la crisis
económico y social por la que atravesamos.
La
existencia de “burbujas” en algunas zonas del este caraqueño y en otras
ciudades, no pueden considerarse como un indicativo de mejoría sustancial.
Bastaría con observar un vídeo que circula por las redes sociales, donde la
representante de un consejo comunal, al distribuir los famosos perniles rusos,
le solicita a los vecinos en cola la grabación donde agradezcan a Maduro por el
beneficio recibido. Llama la atención que la situación descrita no sucede en
una zona de las más depauperada del municipio Libertador, sino en la
urbanización Juan Pablo II en Montalbán.
Estos
inmensos contrastes permiten la percepción de la existencia de dos países, en
la realidad hay una ínfima minoría privilegiada de funcionarios y empresarios
corruptos, disfrutando de beneficios inalcanzables para la mayoría que padece
la pavorosa hiperinflación, viviendo el día a día, la grave situación de la salud
y la crisis de todos los servicios públicos.
Leí
un comentario donde se subestimaba el problema de la corrupción, basado en los
argumentos por una parte “ella siempre ha existido” y por la otra que la
población no le concede especial importancia a esa aberración. En primer lugar
es necesario señalar que los niveles de corrupción de los últimos veinte años,
no tienen antecedentes en nuestra historia y en segundo término consideramos
que independientemente de la valoración en las encuestas, la denuncia y el
combate contra la corrupción además de un deber de las fuerzas alternativas, en
mucho de los males que hoy sufrimos están asociados al grave despilfarro y al
robo descarado de los dineros públicos.
En
lo que resta de año el régimen y sus aliados harán todo tipo de
maniobra,utilizarán cualquier tipo de artilugio, emplearán variadas artimañas
para intentar impedir la reelección de Juan Guaido como presidente de la
Asamblea Nacional. Objetivo que pese a todas las trampas no lograrán.
Esta
es nuestra última columna del año, nos resta desearle a nuestros pacientes
lectores, que pasen estas navidades lo mejor posible a pesar de todas las
dificultades que confrontamos. Esperamos que el año próximo sea propicio para
consolidar los avances logrados, superar los errores, dificultades y
limitaciones, despejar la ruta del cambio político para reconstruir las
instituciones democráticas, recuperar las libertades, la reconciliación entre
los venezolanos y así poder progresar en paz.
Hasta
la próxima, ya será en el mes de enero.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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