Por Leonardo Carvajal
Veo que muchos políticos y
sus seguidores se agitan y maniobran para garantizar la reelección de Juan
Guaidó como presidente de la AN el 5 de enero. Yo creo que eso es importante,
pero no lo más importante. Me parece, en cambio, necesario y urgente que la cúpula
del liderazgo opositor, que reside en la AN, se aboque, sin mas dilaciones y
esguinces, a evaluar los aciertos y desaciertos de la estrategia seguida en el
2019.
Sería un nuevo trágico error
que se impusiese, por enésima vez, el enceguecido enfoque de pasar la página.
Por que si no se discute a fondo la ruta escogida y cómo se caminó por ella y
hasta dónde se avanzó o retrocedió, no habrá manera de rectificar. Porque, en
política, no todos los caminos conducen a Roma.
Guaidó hablo de rectificar.
Eso está bien. Pero una de las rectificaciones sería que el equipo dirigente le
comunicase a los venezolanos en qué creen concretamente que acertaron y se
equivocaron en el 2019. Porque un liderazgo no se hace consistente solo por
repetir a cada rato que “vamos bien”. Debe ejercitar la autocrítica y ésta debe
ser conocida por los ciudadanos.
Planteo, entonces,
algunas preguntas sobre orientaciones, acciones y omisiones del liderazgo
opositor para saber qué opina al respecto: ¿Fue correcto insistirle a los venezolanos
que Maduro salía del poder en el 2019? ¿Fue correcto decir en febrero que la
ayuda humanitaria entraba sí o sí? ¿En que consistía la enigmática Operación
Libertad?
¿Por qué se asumió por parte
de la oposición de manera vergonzante el diálogo de Oslo-Barbados, arrastrando
los pies, cuando la mayoría de los venezolanos ha creído y cree que la salida
debe ser a través del diálogo y la negociación? ¿Por qué se colocó sobre la
mesa en esa negociación frustrada el que Maduro saliese de la presidencia antes
de unas elecciones, sabiendo que ello imposibilitaría el acuerdo?
¿Por qué Juan Guaidó y
Leopoldo López jugaron, literalmente hablando, a un golpe militar el 30 de
abril, sabiendo que si el “quiebre militar” que buscaban se hubiese dado
parcialmente hubiese provocado un enfrentamiento generalizado entre dos bandos
compuesto de militares y civiles, inicio de una guerra civil? ¿Por qué se le
hizo caso al extremismo opositor solicitando que se aplicase el TIAR?
¿Por qué ha coqueteado el
liderazgo opositor con salidas violentas y, en cambio, por qué ha sido lento,
lentísimo, en promover la salida electoral a través del nombramiento expedito y
consensuado del Comité de Postulaciones para escoger nuevos candidatos a
rectores del CNE?
¿Por que Guaidó insiste en rutas
fantasiosas y violentas hablando de “derrocar” a Maduro en el 2020 y no se ha
pronunciado sino galimáticamente sobre la conveniencia y obligación
constitucional de prepararnos para elegir una nueva AN en el transcurso del
2020?
¿Cuál es la disposición del
liderazgo opositor a rectificar su estrategia fallida de pasos rígidos: 1) Cese
de la Usurpación 2) Gobierno de Transición 3) Elecciones Libres.
¿Cómo cree el liderazgo
opositor que se puede producir un cese de Maduro en el poder? ¿Por una invasión
militar de USA; por una invasión militar de países del TIAR; por un golpe
militar interno; por la renuncia motu proprio de Maduro; por la irrupción de un
aerolito sobre Miraflores; por todas las anteriores menos por una elección? Yo,
en cambio, creo que la única manera es a través de una elección.
¿Cómo entiende el liderazgo
opositor la tan mentada y nada explicada transición? Porque parece ser una
feria para los gustos de todos. Sostengo que el liderazgo debe explicar
claramente que nunca una etapa plagada de venganzas y represiones puede ser
considerada una transición. Mas bien, sería una regresión. Las transiciones
históricamente exitosas son aquellas donde coexisten elementos del gobierno y
sociedad anteriores y de lo nuevo que se prefigura, al estilo de la transición
chilena durante un decenio, de la española durante siete años y de la
venezolana con el lópezcontrerismo a lo largo de seis años…
Lamentablemente, como en el
2004 y 2005; como en el 2014; como en el 2017; como en el 2018; el liderazgo
opositor se ha dejado llevar por dos vicios políticos: el maximalismo y el
inmediatismo, cuya sumatoria generó una estrategia signada por el infantilismo
político. ¿Habrá disposición de que rectifique a fondo? ¿O tendremos que
declarar, a partir de enero, que en Venezuela hay varias oposiciones y actuar
en consecuencia?
16-12-19
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico