Periodista Digital 25 de febrero de 2020
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El
CNI le exige al vicepresidente podemita del Gobierno social-comunista,
explicaciones sobre su conexión con Venezuela, los pagos por trabajos que haya
realizado en el pasado, las subvenciones a CEPS o cualquier otro vínculo
elipe
González y es un hecho relevante que debería hacer pensar a los adocenados
barones del PSOE que tiemblan ante la sola posibilidad de que Pedro Sánchez los
mire mal, ejerció este lunes de ‘líder de la oposición’.
El
ex presidente del Gobierno, socialista de pro, no ve motivo alguno para que
Pablo Iglesias, a quien Irán pagaba hasta el teléfono móvil, apoya el
independentismo en Cataluña, admira los ‘logros’ de los terroristas de ETA y ha
sido financiado por los verdugos chavistas de Venezuela, esté en la ‘Comisión
Delegada para Asuntos de Inteligencia’ que controla la actividad del Centro
Nacional de Inteligencia (CNI).
«Me
sorprende que tan preocupado como está el vicepresidente por sus dos ámbitos de
competencia, lo Social y la Agenda 2030, quiera estar en la única comisión
delgada que no se ocupa de eso que es la del servicio de inteligencia».
Tiene
toda la razón Felipe González, como casi siempre. Y para mayor inri, como
subrayan Pelayo Barro y Teresa Gómez este 25 de febrero de 2020, la ley impide
que el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias pueda sentarse en la comisión
del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) por sus vínculos con países como
Irán, Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Imaginemos
la situación: el vicepresidente segundo del Gobierno, cumplimentando un
formulario de seguridad del CNI, requisito indispensable para cualquier persona
que vaya a tener acceso a información clasificada como confidencial, reservada
o secreta.
El
punto 6.3 de ese documento pide al candidato que describa la “relación con
personas de países que no sean miembros de OTAN/UE o con gobiernos/servicios de
inteligencia extranjeros”.
Dado
que son hechos probados que Pablo Iglesias mantuvo estrechísimos contactos con
Gobiernos como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Irán (tan estrechos que recibió
dinero a a cambio de trabajos), si el vicepresidente segundo dice la verdad, no
podría estar en la Comisión Delegada para asuntos de Inteligencia, que controla
la actividad del CNI.
Y
si se niega a facilitar los datos requeridos, la falta de aportación de la
información se podría interpretar como una ocultación y puede tener como
consecuencia la denegación de la solicitud de la Habilitación Personal de
Seguridad», el documento final que entregan los servicios de inteligencia en
caso de que la solicitud, tras su exhaustivo análisis, resulte positiva. Sin
él, Iglesias no tendrá acceso a los secretos del CNI.
O
sea, que bajo ningún concepto Pablo Iglesias podría entrar en la Comisión
Delegada. Lo impiden las normas del CNI.
Eso
sin entrar a valorar el disparate que supondría que el vicepresidente segundo
pasara a controlar el CNI. ¿Qué relación existe entre una vicepresidencia
social que entre sus mandatos tiene la Agenda 2030 con su presencia en la
comisión que supervisa a los servicios de inteligencia?
Ninguna,
por lo que se hace difícil de entender el anuncio de que Iglesias formará parte
de la misma.
Es
como poner al lobo a cuidar de las ovejas. Pero, además, el nombramiento de
Iglesias provocaría el estupor de Washington.
Estados
Unidos, con Donald Trump a la cabeza, recelaría de inmediato.
Estamos
ante un asunto de una enorme gravedad, porque Pablo Iglesias sólo podría formar
parte de la Comisión de control del CNI si los servicios de inteligencia
incumplieran sus propios requisitos.
Y
eso sería un escándalo mayúsculo. De dimensión mundial.
Como
se pregunta retóricamente OKdiario: ‘¿Maduro en el CNI?’
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