Gladys Socorro 28 de febrero de 2020
@gladyssocorro
Si
Nicolás Maduro no va a renunciar ni a negociar su salida, si los militares no
están dispuestos a sacarlo, si la Comunidad Internacional no está ganada a la
posibilidad de intervenir militarmente en el país, y si nosotros los
venezolanos no estamos dispuestos a seguir en las calles por las razones que
sean, entonces ¿qué nos queda? Cerrar filas, organizarnos y retomar el camino
electoral. Nos guste o no para allá vamos. Nos guste o no las salidas mágicas
no existen. Nos guste o no la vía es contarnos.
Es
hora de aterrizar. Este año es decisivo en esta lucha. Las elecciones
parlamentarias son un hecho, están contempladas en la Constitución. En teoría,
a partir de julio se debería activar el cronograma electoral, seis meses antes
de los comicios de diciembre. Sin embargo, aunque la experiencia de estos 20
años de chavismo nos dice que tenemos que estar preparados para cualquier
eventualidad y cambios en las jugadas, se acaba febrero y todavía no hay
consenso en el G4 sobre si participaremos o no en las elecciones.
El
tiempo se agota y Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y
Voluntad Popular siguen deshojando la margarita.
La
avasallante realidad nos obliga a caminar, comer chiclet y hacer bombitas a la
vez. Debemos cerrar filas y estar preparados para cualquier escenario. Mientras
se profundiza la presión internacional a través de las sanciones a la
administración de Maduro y se adelantan las postulaciones ante la Asamblea
Nacional para la designación del nuevo Consejo Nacional Electoral, en la
oposición debemos tener listas las baterías para enfrentarlos en caso de que
nombren un nuevo poder electoral vía Tribunal Supremo de Justicia o adelanten
la fecha del proceso. Así mismo, tenemos que agotar todas las vías en función
de lograr las mejores condiciones posibles para realizar esos comicios como
son, aparte de la depuración del CNE, la habilitación del voto de la diáspora
en el exterior y la observación internacional durante todo el proceso. Claro
está, aunque la lucha es por la realización de las elecciones presidenciales,
sería imperdonable que a estas alturas nos dejáramos meter doble play.
Entendamos
algo: por más que hayan 2 presidentes, 2 asambleas y 2 TSJ, el bloque opositor
no tiene la fuerza para parar las elecciones que el oficialismo convoque pero
sí tenemos la fuerza y el respaldo internacional para evidenciar ante el mundo
cualquier fraude electoral que hagan o pretendan hacer para robarse las
elecciones. Y a las pruebas me remito ¿Qué pasó cuando en el 2005 no
participamos en la elección de nuestros diputados? La AN se tiñó de rojo y
ampararon todos los desmadres de Chávez, entre esos las leyes habilitantes que
ya los venezolanos habíamos rechazado. ¿Y qué pasó cuando decidimos participar
en las parlamentarias en el 2015? Nos contamos, ganamos las dos terceras
partes, obligamos al Ejecutivo a incurrir en irregularidad tras irregularidad
que hoy sustentan su negro expediente a nivel mundial y convertimos la Asamblea
Nacional en el único poder constituído aceptado, respetado y respaldado por los
gobiernos más fuertes del globo.
Los
partidos políticos son los llamados a liderar esta ruta. Son los que tienen el
músculo para engranar a la colectividad con la plataforma electoral. Sólo en
bloque podremos avanzar. Seguir empeñados en la abstención es suicidarse y
llevarse por los cachos a todo un país que está desesperado por un cambio de
gobierno y de sistema. Tenemos que estar preparados porque las elecciones
vienen sí porque sí. Incluso, si los gringos incluyesen en abril a Venezuela en
su lista de patrocinadores del terrorismo y nos trataran en adelante bajo la
óptica de la Ley Patriota, incluso así en algún punto tendríamos que ir a elecciones
y si no estamos organizados nos matan en raya.
Gladys
Socorro
@gladyssocorro
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