Por Antonio Ecarri Bolívar
Quiere la historia que el
110 aniversario del nacimiento del «instaurador de la sociedad civil
venezolana», como califica a Betancourt el eminente historiador Germán Carrera
Damas, se conmemore en medio de una lucha sin cuartel por el rescate del
régimen democrático que creó y defendió a todo trance Rómulo Betancourt.
Rómulo Betancourt es
reconocido, por amigos y enemigos, como el político venezolano más importante
del siglo XX, pero los militantes de su partido lo seguimos considerando el
visionario de una obra inacabada, como lo es la democracia venezolana,
perfectible, con justicia social, equidad e igualdad de oportunidades para
todos sus compatriotas, que debemos consolidar en el siglo XXI.
Rómulo Betancourt tuvo desde
su juventud la claridad política que le permitió diseñar una organización
partidista equidistante, en lo ideológico, de las posturas extremas de derecha
e izquierda.
Lo más sorprendente de
Rómulo Betancourt, quien es el líder indiscutible de la corriente democrática y
nacionalista enfrentada a la derecha intransigente y al comunismo adorador de
las ideas imperiales soviéticas, es la rapidez con que absorbe esos
conocimientos de avanzada y la mayor velocidad que le imprime a su espíritu
crítico sobre la actuación de los Partidos Comunistas y, sobre todo, de la
utilización de la Internacional Comunista como mascarón de proa de la política
soviética en detrimento de los intereses de las demás naciones, especialmente
en América Latina.
Además del mérito que
significa asumir esta posición, treinta años antes de las denuncias de Jruschov
sobre el estalinismo y casi cuarenta años antes de que lo hicieran los
eurocomunistas: Georges Marchais en Francia, Enrico Berlinguer en Italia,
Santiago Carrillo en España o Teodoro Petkoff y el MAS en Venezuela; solo
comparable en el tiempo con las autónomas y valientes actitudes de los
socialistas españoles, con Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto a la cabeza
En junio de 1935, con apenas
27 años de edad, le decía a Raúl Leoni que reprobaba la conducta de los
Partidos Comunistas en América Latina, los que aplicaban mecánicamente el
marxismo a los problemas de Venezuela. Así, se pronunciaba contrario a “esa
tendencia de los Burós de la Internacional Comunista de trazar desde sus
oficinas de Moscú, Nueva York o Montevideo, esquemas standards que sirven
para todos los países y dan respuestas a todas las situaciones”.
En otra carta a Raúl Leoni,
en agosto de 1935, pocos meses antes de retornar de su exilio a Venezuela, con
ocasión de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, deja traslucir su empeño
en organizar a los trabajadores y su convicción de que éstos representan la
fuerza motriz más importante de cualquier cambio político de avanzada y de
justicia social.
La muerte de Juan Vicente
Gómez, en 1935, sorprendió a mucha gente, incluyendo a Betancourt y «sus
hermanitos», pero lo que diferencia a estos con el resto de exiliados y
enemigos del régimen es en la preparación política y la intención febril de
estos muchachos de constituir una organización policlasista y revolucionaria,
que dirigiera políticamente a la sociedad venezolana, sin el dogmatismo
comunista ni su dependencia de ningún centro de poder internacional.
Ya en esa época remota,
cuando Rómulo aún no había cumplido 30 años de edad, tenía clarísimo la
necesidad de constituir lo que fue su obra mejor acabada: Acción Democrática, y
lo dijo de la siguiente manera:
“Creo urgente la creación de
un partido político de orientación democrática y de raigambre popular. Hay
quienes piensan que partido político es sinónimo de ‘guachafita’ o de
cuartelazo. Ese es un concepto simplista y errado. Precisamente un partido
político, o varios partidos políticos, ajustados a la Constitución y las leyes
del país, servirán para encauzar las dinámicas populares dentro de normas de
acción civilizada. Haciéndose más complejo el organismo de la nación, mediante
la agrupación de los individuos y de los gremios dentro de partidos políticos,
se podrá trabajar mejor, y más eficazmente, por una Venezuela democrática y
civilizada, en posesión de su gran destino de pueblo libre”.
Después del golpe de Estado
de 1948, que derrocó al presidente Rómulo Gallegos, volvió a exiliarse en Cuba,
Costa Rica, Estados Unidos y Puerto Rico. De esta época data su obra más
importante: Venezuela, política y petróleo.
Regresó a Venezuela en
febrero de 1958, asumió la dirección de Acción Democrática y fue elegido
presidente de la República en los comicios de diciembre de ese año.
Durante su período presidencial
(1959-1964) se enfrentó a una grave crisis fiscal y económica y a un importante
movimiento de guerrilla, financiado por Cuba, al igual que con los
causahabientes de las dictaduras de derecha que intentaron un magnicidio
frustrado que le costó la vida al Jefe de su Casa Militar. Ese atentado fue
financiado por el dictador Rafael Leonidas Trujillo desde la República
Dominicana.
Betancourt tuvo el mérito de
haber entregado el poder, por primera vez en la historia de Venezuela, a otro
presidente electo por voluntad popular y lo hizo con su compañero de partido y
de generación Raúl Leoni Otero.
Después de dejar el cargo en
manos de su sucesor, Raúl Leoni, se marchó a Suiza para no interferir en los
asuntos de Estado y, transcurridos dos períodos presidenciales, cuando todo el
país creía que iba a optar a una segunda candidatura presidencial, sorprendió a
Venezuela y al mundo al anunciar que no optaría de nuevo a la Presidencia, para
que se produjera la necesaria renovación dentro de su partido y en el país.
A los 112 años del
nacimiento de Rómulo Betancourt, Acción Democrática ratifica su solidaridad con
su pensamiento y para ser consecuentes con esos ideales ha decidido trabajar,
como en efecto lo está haciendo, en la modernización de las tesis políticas del
partido para ponerlo a tono con los nuevos tiempos, como siempre entendió
Betancourt que se debía actualizar el pensamiento socialdemócrata en Venezuela.
Igualmente AD trabaja, denodadamente, en función de unas elecciones
presidenciales libres, con garantías para la sociedad y con observación
internacional, para producir el cambio progresista que anhela toda Venezuela e
impedir la entronización en el siglo XXI del régimen comunista que bajo el
liderazgo de Rómulo Betancourt derrotamos en el siglo XX.
22-02-20
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico