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martes, 5 de febrero de 2013

El poder de las abuelas grafiteras



Por Mireya Tabuas, 03/02/2013

En El Limón, estado Aragua, un grupo de la sociedad civil liderado por mujeres jubiladas emprendió la tarea de actuar políticamente de forma independiente, sin atarse a partidos. Pintas en las calles, marchas, protestas, son algunas de las acciones en defensa de la democracia. Han recibido insultos y agresiones, pero no se amilanan. Fueron parte protagónica en la multitud que defendió las actas electorales de las primarias hace un año, manifestación en la que falleció una persona
Se adelantan al canto del gallo. Madrugadoras. Es aún noche cerrada cuando se levantan, toman sus instrumentos y salen a la calle a actuar. Sus armas son pinceles, pinturas, spray, imaginación y ganas de expresar su opinión política. Son las abuelas grafiteras.
Antes eran amigas, colegas, vecinas o simples caras conocidas de ésas que se saludan de “buenos días” en el mercado o en la calle. La primera vez que se reunieron con un objetivo en común fue el 28 de diciembre de 2010. Una de las mujeres invitó a las demás a su casa. No para celebrar una fiesta. Iban a hablar del país. Ese día unas asistieron solas, otras con sus esposos. Quizás llegaron a veinte personas, de distintas profesiones, la mayoría de sexo femenino y de la tercera edad. Estaban angustiadas por la situación política. “Yo voté por Chávez, estaba arrepentida de eso y quería enmendar ese voto”, señala la artista plástica y ceramista Mireya de González. “Teníamos que hacer algo”, expresa Alicia Loreto, educadora jubilada y una de las asistentes a esa primera cita.
Ese día lo decidieron: no se iban a quedar en casa viviendo de la pensión o viendo con tristeza cómo sus hijos y nietos se marchaban al exterior. Iban a actuar. Y ese actuar no era sólo sumarse a las marchas dirigidas por los partidos de oposición. Ellas querían dar a conocer su voz a través de sus propios medios. “Cuando era adolescente luché contra el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, ahora quería luchar contra este”, dice orgullosa Violeta Vielma, economista jubilada.
Manos a la obra
Poco sabían de activismo político. La mayoría había dedicado su vida a su familia y a su profesión. Vino entonces la idea del grafiti, porque a través de él podían expresar su pensamiento y permanecer anónimas. Empezaron a salir escondidas a las 4:00 am a llenar las paredes sin dueño con frases políticas. “Cuando amanecía nos íbamos a comer una empanada y a tomar café en un kiosco, después regresábamos al sitio para ver lo que habíamos hecho y nos reíamos”, cuenta traviesa Loreto –la voz cantante del grupo– con complicidad de las demás.
Pintaron de rojo los huecos de las calles (que eran muchos) y escribieron en ellos lemas como: “Hueco hecho en socialismo”. Belkys Porte, la alcaldesa del municipio Mario Briceño Iragorry, fue –y sigue siendo– uno de los blancos. Pero no se han quedado sólo en denunciar los problemas locales, han expresado con su arte callejero su opinión sobre el Gobierno nacional.
Aparecieron por primera vez en los medios regionales una vez que estaban pintando los huecos y se les hizo de día. Alguien las vio, llamó a la prensa y llegaron varios periodistas. Esa mañana decidieron declarar por primera vez. “El impacto fue grande. Después de eso, las personas nos dejaban dinero cuando nos veían pintando huecos. Lo hacían sin que lo pidiéramos, para contribuir”, recuerda Loreto.
Cuando el rostro de los miembros del grupo se hizo público, las comenzaron a nombrar con un mote: “las abuelas grafiteras”. “Nos llamaba así la gente afecta al Gobierno para ofendernos, para tildarnos de viejas ricas, pero no nos amilanaron, lo contrario”, explica Loreto. Evelio Araque, miembro fundador de las abuelas, asume con orgullo y humor el apodo en género femenino, sobre todo porque una de las más animosas del grupo es precisamente su esposa desde hace 40 años.
Muchos frentes
Las abuelas piensan que hay mucho en Venezuela por lo que levantar la voz. Se han manifestado en contra de las expropiaciones; en defensa del parque Henri Pittier, que fue deforestado por la Guardia Nacional con la intención de hacer viviendas; contra la empresa Cavim, cuya explosión dejó a varias familias pobres sin vivienda, entre otros asuntos. Recientemente, el 23 de enero, hicieron actos para recordar el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez. También pidieron que se cumpla la Constitución en el caso de la ausencia del presidente Chávez por motivos de salud. Ahora planifican una acción para protestar por las muertes en la cárcel de Uribana.
Insisten en hablar de las finanzas. “Los fondos propios nos permiten tener independencia”, destacan varias abuelas. Al principio se financiaban con los recursos que podían aportar los miembros, pero poco a poco se han unido ciudadanos que quieren colaborar a través de una cuenta que tienen disponible para donaciones. También han hecho bingos, cenas, vinadas, noches de boleros. Gracias a eso pueden autofinanciar sus actividades.
Aunque no pertenecen a un partido, ahora todo político de oposición que aspire a un cargo se reúne con el grupo. “Candidato que no pasa por aquí, no llega”, refiere Noel Pinto, un miembro de mediana edad. Por ejemplo, el diputado Elías Bermúdez, recién elegido al Consejo Legislativo de Aragua, reconoce que su triunfo se debe al apoyo de las abuelas que lo acompañaron en su recorrido casa por casa. “Hay que ver la cantidad de votos que dirigen”, confiesa.
Hace un año el grupo luchó para que se hicieran las primarias de la oposición en el municipio. Participaron como testigos de muchas mesas. Sin embargo, dos días después de la elección, el 14 de febrero de 2012, vivieron el más terrible incidente de su activismo. Cuando llevaban en una camioneta las actas para ponerlas en resguardo, fueron interceptados por la policía del Estado. Loreto estaba dentro de la camioneta y fue detenida. El grupo se movilizó e intentó impedir la acción policial. “Recibimos golpes y gas del bueno”, recuerda Blanca González, administradora jubilada. En el intento por llevarse el material electoral, una grúa atropelló y mató a un hombre que observaba la protesta. También el año pasado, cuando hacían una manifestación frente a la alcaldía por la falta de luz y agua, un grupo de jóvenes los agredió, les robó las cámaras, les rompió el equipo de sonido. Nada de eso los ha hecho rendirse.
Se reúnen sin falta todas las semanas, en diferentes casas. Ahora las abuelas no están solas. Más gente de todas las edades se sumó a la causa. Entonces decidieron cambiar de nombre. Se llaman Ciudadanos x la Democracia. Aspiran a que su ejemplo se reproduzca en todo el país.
Tomado de:

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