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sábado, 2 de febrero de 2013

¿Qué ocurre en el Sahara?



La defensa es para tiempo de escasez, el ataque para tiempos de abundancia… Los expertos en la defensa se esconden en las profundidades de la tierra; los expertos en maniobras de ataque se esconden en las más elevadas alturas del cielo. De esta manera pueden protegerse y lograr la victoria total.

Sun Tzu
Por Franco D´Orazio P., 30/01/2013

Desde hace poco más de un semestre, aproximadamente, venimos observando la situación de confrontación que se vive en Malí por sugerencia de nuestro amigo y colaborador @juliopieraldi… No obstante hemos esperado un tiempo prudencial para abordar el análisis geopolítico esperando se aclare el panorama existente en ese país sahariano y su entorno, el cual hoy día parece anunciarnos algunos de sus principales problemas existenciales.

La República de Malí…

Al igual que sus vecinos Malí es por definición arábiga y musulmana, en su gran mayoría suníes. Según la enciclopedia libre1 es un estado sin litoral, el séptimo país más extenso de África (millón y cuarto de km2) y uno de los más pobres del mundo, con sus casi 15 millones de habitantes la mitad de los cuales vive debajo del umbral de la pobreza internacional, establecido en menos de 2 dólares por día. La estructura económica del país se centra en la agricultura y la pesca, pese a que algunos de sus recursos naturales son el oro, el uranio y la sal.

Su capital se ubica en la ciudad de Bamako, al sur oeste del país, mientras que la región meridional, donde vive la mayor parte de sus habitantes, está cercana a los ríos de Níger y Senegal. Malí limita al norte con Argelia, al este con Níger, al oeste con Mauritania y Senegal y al sur con Costa de Marfil, Guinea y Burkina Faso.

El actual territorio maliense fue sede de los tres imperios de África occidental que controlaban el comercio a través del desierto del Sahara: el Imperio de Ghana, el Imperio de Malí (del cual tomó su nombre) y el Imperio Songhay. A fines del siglo XIX, Malí fue controlada por Francia, pasando a formar parte del Sudán francés. En 1959 consiguió su independencia junto con Senegal convirtiéndose así en la Federación Malí, la cual se desintegraría un año después. Tras un tiempo en el que solo existía un partido político, un golpe de Estado en 1991 llevó a la redacción de una nueva constitución y al establecimiento de Malí como una nación democrática con un sistema pluripartidista.

Actualmente el norte de Malí, donde habitan los Tuareg, un grupo étnico indígena, nómada y pastoril que ha poblado el Sahara y sus alrededores en la conocida región biogeográfica de transición conocida como Sahel, constituye la extensión territorial más grande en poder de Al-Qaeda (o al-Qaida) y sus aliados2,3. A medida que el mundo titubea en relación al conflicto que se desarrolla en esa zona, los extremistas que asumieron su control desde el año pasado se preparan para una guerra que pronostican será peor que la de Afganistán, donde después de una década el conflicto sigue sin resolverse. Es prudente recordar que en 2012 los militantes de Al-Qaeda también se atrevieron a incrementar sus actividades en Yemen, con resultados desastrosos para el Departamento de Estado norteamericano4.

Las filiales africanas de Al-Qaeda llevan años trabajando silenciosamente en los bosques y desiertos de Malí, un país acostumbrado a las hambrunas. En meses recientes han aprovechado la inestabilidad política del país para salir de sus escondites y aventurarse en ciudades y pueblos, asumiendo el control de grandes extensiones de terreno en las que acumulan armas, entrenan combatientes y se preparan para una Jihad global. “Los islamistas cavaron túneles, construyeron caminos, y trajeron generadores y paneles solares que les permiten tener electricidad”, declaró el ex diplomático de las Naciones Unidas Robert Fowler, un canadiense que permaneció secuestrado por ese grupo irregular islamista por unos 130 días. “Viven en las rocas, manifestó Fowler”.

El detonante de esta ofensiva de combatientes islámicos fue un golpe militar el pasado 22 de marzo. Desde entonces Malí se encuentra sumida en una profunda crisis cuando miembros del ejército maliense depusieron al presidente Amado Tumani Turé, a quien acusaban de ser incapaz de detener el levantamiento armado Tuareg que había estallado dos meses antes. El derrocamiento del gobierno elegido democráticamente a manos de oficiales de bajo rango acabó con la cúpula militar y generó un vacío de poder que despejó el camino para que distintos grupos rebeldes se apoderaran de la mayoría de sus ocho territorios, unos 600 mil km2, una extensión más grande que Francia, así como de todos sus pertrechos militares.

Combatientes con turbantes controlan ahora las principales ciudades del norte y realizan amputaciones en las plazas, en represalias por delitos, igual que hacía el Talibán en Afganistán… “aquí los rebeldes se apoderaron del país, están azotando a mujeres que no se cubren el rostro y desde que tomaron el control de Timbuktu han destruido 7 de 16 mausoleos declarados patrimonio de la humanidad”. Así de impresionante es lo que han declarado algunos diplomáticos internacionales conocedores de la realidad de Malí. “Ellos han usado aplanadoras, buldóceres y otras máquinas abandonadas por trabajadores de la construcción que huyeron de la zona para construir una compleja red de túneles, trincheras, fosas y rampas. Son cuevas lo suficientemente grandes como para que entren camiones y almacenar cientos de tambores de gasolina que les garantiza abastecimiento en caso de intervención extranjera.
Al-Qaeda jamás se apoderó de Afganistán, señaló el funcionario, “Ahora ellos son dueños del norte de Malí”.

“La zona bajo control es mayormente desértica y poco poblada, pero varios analistas dicen que por su tamaño y la naturaleza del terreno, expulsarlos podría resultar más difícil que lo que fue sacar al Talibán de Afganistán. El ex presidente de Malí reconoció, según correos diplomáticos, que el gobierno no está en condiciones de patrullar una frontera que es dos veces la de México y Estados Unidos. Las fuerzas de Al-Qaeda en el Magreb islámico operan no solo en Malí, sino en todo un corredor a lo largo del Sahel, una faja de 7.000 kilómetros de longitud que cruza toda Africa y abarca partes de Mauritania, Níger, Argel, Libia, Burkina Faso y Chad.

“Uno podría planificar una estrategia para combatirlos en el valle del Suat”, expresó Peter Pham, asesor del comando estadounidense en Africa, aludiendo a la zona de Pakistán donde se había asentado el Talibán, “pero no hay ninguna estrategia que pueda controlarlos en el Sahel, que va desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo”… razón por la cual el presidente de Francia y el primer ministro Británico han manifestado abiertamente que combatirán a los rebeldes en el terreno de los acontecimientos para evitar que se salgan de sus fronteras, invadan el norte de África, crucen el Mediterráneo y se cuelen hasta suelos europeos.

Rehenes argelinos…

Los extremistas vinculados a Al-Qaeda atacaron una instalación de gas en Argelia hace un par de semanas, citando el hecho como una represalia por la intervención francesa en Malí, su país vecino. Los militantes islamistas tomaron decenas de argelinos y extranjeros como rehenes, entre ellos siete estadounidenses.

Más tarde la agencia Reuters informaba que, según la Agencia de Noticias Mauritana (ANI), helicópteros militares bombardearon el complejo de gas matando a 35 de los extranjeros tomados como rehenes y a 15 de los secuestradores vinculados a Al-Qaeda5,6.

Los detalles de la ANI no pudieron ser verificados de forma independiente, aunque la agencia de noticias está en contacto directo con Katibat Moulathamine, o “Batallón de la Sangre”, el grupo militante que ha reivindicado el secuestro masivo.

Egipto…

En tierras egipcias han continuado las protestas desde que el presidente Mohammed Mursi insistió en promulgar su nueva constitución, que conjugándose con las celebraciones libertarias experimentadas por el pueblo han ocurrido nuevos enfrentamientos armados que ya supera el medio centenar de víctimas7.

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