Claudio Nazoa 12 de mayo de 2013
Querida
Petra:
Tus padres siempre te dijeron que
mentir y apoderarte de cosas ajenas es malo; por eso hoy, con tristeza, no
puedo entender lo de tu camisón que tan grande te queda. Es que se ve que no es
tuyo, Petra.
Tus compañeritos ya sabemos lo que
pasó en la escuela el día de la rifa del camisón. Por favor, desmiénteme si me
equivoco.
La maestra, como es costumbre, rifó el
camisón anual. A cada niño le dieron un papelito y la maestra nos pidió que
anotáramos el nombre del muchachito que merecía el camisón.
La maestra contó a los niños y pasó
lista para estar segura de cuántos había. Todos votamos y escribimos el nombre
del niño que queríamos que ganara.
Cuando la maestra contó los votos, la
cosa empezó a ponerse rara porque éramos 40 niños y se contaron 45 votos. Lo
peor vino después, cuando casi todos los votos eran para ti, Petra, a quien
casi nadie quería. La cosa nos pareció mas rara aún y cuando le preguntamos a la
maestra qué estaba pasando, nos regañó y dijo:
-Si siguen preguntando y con esa
desconfianza les suspendo el recreo o se me van del salón. ¡Ya lo saben!
Los niños nos quedamos anótitos,
perdón, atónitos, ante la actitud sospechosa de la maestra; pero la cosa se
puso peor cuando tú, Petra, le dijiste a la maestra:
-Mamá…Mamá… Así, así, así es que se
educa…
-¿Mamá…? – gritamos todos los niños al
unísono.
-¡La maestra es la mamá de Petra!
Cuando protestamos, fuimos a la
dirección a reclamar y tú, Petra, te adelantaste y llegaste de primera con tu
camisón puesto. La segunda sorpresa vino cuando escuchamos lo que le dijiste a
la directora:
-¡Tía! ¡Tía…! Yo me gané el camisón y
ellos me lo quieren quitar.
¡La directora era tu tía! Y nos mandó
a todos al salón para calmar los ánimos y, supuestamente, para verificar la
votación.
Cuando llegamos al salón, la maestra
había escondido la lista y la cajita donde habíamos votado. A un niñito que
estaba protestando le tiraron un borrador y le partieron un ojo, a nosotros nos
amenazó con rasparnos o expulsarnos del colegio si no reconocíamos el triunfo
de Petra.
Total, Petra, al final te quedaste con
tu camisón robado, pero tu castigo es que te queda grande y feo, que nadie te
quiere y que, además, todos en el salón sabemos exactamente lo que pasó...
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