Por Oscar Lucien, 10/05/2013
1.
Proveniente del gobierno, parece un chiste.
Pero estamos ante un tema delicado. Nicolás Maduro, presidente “mientras
tanto”, como suele identificarlo Henrique Capriles, denuncia el ventajismo
mediático (sic) de la oposición y se escuda en ese calificativo como pretexto
para su cada vez más frecuentes y abusivas cadenas presidenciales. Se queja
Maduro de la ausencia de la acción de gobierno en titulares de la prensa y en
las coberturas de los medios audiovisuales, al confundir el papel de la
comunicación social con el de las agencias de propaganda o los departamentos de
promoción institucional de la administración pública. El tema no es nuevo.
Maduro no hace sino reeditar una vieja cantaleta de su difunto “padre”, según
la cual la popularidad del gobierno no alcanzaba cotas de 80% o 90% por la
acción negativa de los medios de comunicación estigmatizados como de oposición.
Maduro, en efecto, en apenas cinco meses al frente del Ejecutivo, primero como
vicepresidente y ahora como presidente “mientras tanto”, podría estar
sobrepasando, proporcionalmente, todos los abusos de su predecesor, quien era
ya récord Guinness. A pesar de la gravedad que representa esta compulsiva y
cotidiana confiscación del espacio radioeléctrico público y privado, aprecio
cierta condescendencia en algunos sectores de la oposición que consideran que,
en virtud de sus continuas y llamativas metidas de pata, es conveniente que
Maduro se cierre él mismo esa soga en la garganta.
Si bien pudiésemos acreditar algún sentido al
pragmatismo político de estas posiciones, me interesa detenerme en el aspecto
fundamental: las abusivas y frecuentes cadenas constituyen un atentado a
fundamentales garantías de nuestra Constitución, la libertad de expresión y el
derecho a la información de todos los venezolanos.
2.
Es un tópico en los estudios de Comunicación
Social la aseveración de que no es noticia que un perro muerda a un hombre:
tenemos un hecho noticioso cuando ocurre lo contrario. En estricto sentido, no
es noticia el cumplimiento de las atribuciones y obligaciones que la
Constitución establece para quien ejerce el cargo de presidente. Más aún, los
medios de comunicación no pueden renunciar a su papel esencial en el escrutinio
cotidiano de la acción pública, es parte de su propia naturaleza. Detengámonos,
a modo ilustrativo, en lo primerísimo que manda la carta magna al presidente de
la República: Cumplir y hacer cumplir la Constitución. En consecuencia, cuando
los medios, por ejemplo, reseñan las inconvenientes e ilegales declaraciones y
participación de altos funcionarios militares en actos partidistas, no realizan
actos de descrédito a la institución militar ni participan de acciones
desestabilizadoras. La Fuerza Armada Nacional, lo establece el artículo 328 de
la CRBV, es una institución esencialmente profesional, sin militancia política
y en el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la nación y
en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Es una noticia o
información de relevante interés nacional que el presidente no cumpla o haga
cumplir la Constitución en esta materia. Ruego disculparme la insistencia, pero
no es noticia que un perro mordió a un militar, perdón, quiero decir, que los
altos mandos militares respeten la ley, sino cuando la incumplen.
3.
¿Puede hablar de ventajismo un gobierno que
dispone de una potente y amplia plataforma de comunicación que no tiene ningún
gobierno del planeta, incluida Cuba y Corea del Norte? ¿Puede hablar de
ventajismo un gobierno cuyo partido ha confiscado todo los medios de
comunicación del Estado para convertirlos en órganos proselitistas? ¿Puede
hablar de ventajismo un gobierno que ha convertido todos los medios públicos en
dispositivo de propaganda y de culto a la personalidad? Supongamos que los
resultados electorales del pasado 14 de abril son ciertos: ¿puede hablarse de
ventajismo cuando hay una absoluta invisibilidad en medios del Estado de una
mitad de esa expresión política sancionada por el voto popular? Ante el sesgo
aberrante del canal ANTV puede el gobierno, realmente, hablar de ventajismo sin
caer en las arenas movedizas del obsceno cinismo.
El artículo 108 de la CRBV obliga al Estado a
proveer a los venezolanos de un servicio público de radiotelevisión. Han pasado
14 años y nada se ha hecho en esta dirección sino todo lo contrario, degradar
los medios del Estado a la propaganda, la exclusión, el descrédito de quienes
piensan diferente. ¿Puede el gobierno, honestamente, hablar de ventajismo
mediático?
Oscar Lucien
@olucien
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