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jueves, 10 de julio de 2014

De estudiante a presa política de Maduro, Daniel Lozano



Por Daniel Lozano, 08/07/2014

Sairam Rivas tiene 20 años y es dirigente estudiantil en la Universidad Central de Venezuela (UCV). También ejerce como aprendiz de modelo y participa en concursos de belleza. La joven, dirigente nacional de la izquierdista Bandera Roja, es desde hace 61 días una de las presas políticas más emblemáticas del chavismo. ¿Su delito? Protestar contra el Gobierno de Nicolás Maduro, pasar la noche en una tienda de campaña de una plaza caraqueña y definirse como marxista-leninista.

"Luchamos por una libertad que lleva en sí sueños genuinos y sublimes de desarrollo, incluso para las generaciones que vengan después de nosotros", escribió Sairam, en una carta dirigida al Partido Socialista Chileno desde su mazmorra en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).

La joven permaneció 50 días encerrada en una celda habilitada para la ocasión, sin ver el sol, "una sutil forma de tortura", según Angeyeimar Gil, camarada de lucha en la Universidad y en el partido. A Sairam ya le permiten salir dos horas a la semana al patio en un acto de indulgencia revolucionaria.

Comparte reclusión con otras tres jóvenes. Ha pedido una lámpara a su familia para aprovechar los días y las noches y seguir devorando literatura política. Acaba de terminar Ideología Alemana, de Karl Marx, y ha tenido la suficiente paciencia para sumergirse en el primer tomo de El Capital.

"Existe un ensañamiento particular contra Sairam. Primero por ser fundadora de la Plaza Sadel [uno de los campamentos estudiantiles de resistencia]. Y, sobre todo, por ser la presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la UCV, muy emblemática para el oficialismo", explica Jesús Hermoso, dirigente de Bandera Roja.

'Sai es un trofeo de esta neodictadura'

Rivas decidió enfrentarse en la UCV a Kevin Ávila, líder universitario del chavismo y cachorro favorito de Hugo Chávez, elevado por el comandante supremo al Olimpo del oficialismo. Desde entonces, alterna las derrotas (contra la propia Sairam y Juan Requesens, otro de los dirigentes opositores más destacados) con su participación en hechos violentos dentro de la universidad.

El caso de Rivas desnuda el manejo de la justicia chavista. "Sai es un trofeo de esta neodictadura", asegura Hermoso. Lleva dos meses encarcelada cuando la única prueba contra ella es un informe de inteligencia, que la acusa de "marchar bajo el sol, declarar en contra del Gobierno y llamar a la lucha de los estudiantes".

En el caso de Sairam las comparaciones, más que odiosas, son surrealistas. Los guardias nacionales que asesinaron a la jovenGeraldine Moreno, disparándole una ráfaga de perdigones a la cara a muy pocos metros, están libres. Muy poco se sabe de los agentes del Sebin y policías que participaron en el asesinato del joven Bassil Dacosta. El presunto asesino del tupamaro Juancho Montoya se ha paseado tranquilamente durante cinco meses por las calles de Caracas. Por algo heredó el cargo del asesinado al frente del Secretariado Revolucionario.

La joven no cede un milímetro

En cambio, Sairam espera su audiencia para finales de mes, dondela Fiscalía intentará que sea juzgada por instigación a delinquir,agavillamiento y uso de menores en la comisión de un delito. "Ella tiene la esperanza de salir a la calle con medidas cautelares. Está convencida, porque no tiene ninguna acusación real más allá del informe del Sebin. Es evidente que ha dirigido manifestaciones y ha participado en ruedas de prensa. Es público. Ella no oculta nada",explica Gil, quien el sábado pasado visitó a su amiga. Una fotografía de Sairam en la celda provocó el enfado de los carceleros.

"Los del Sebin están aplicando psicoterror a los muchachos,haciendo ver a Sairam como la mala de la película y buscando que se enfrenten entre ellos", desvela a EL MUNDO Sandis Moreno, la madre de la presa política desde el hospital donde el padre de la muchacha permanece internado.

"Ella cumple 21 años el 30 de julio y espero que para esa fecha ya pueda estar en casa. Es muy buena muchacha y todo lo que hace es para mejorar las condiciones de los estudiantes y del país. Al Gobierno ni siquiera le importa que ellos estén perdiendo las clases. Cómo no estudiaron, qué más les da", añade Moreno. "La información que manejamos es que la pueden dejar presa hasta que llegue el juicio", matiza Hermoso a este periódico.

Mientras tanto, Sairam aprovecha las horas muertas para escribir a sus compañeros de la universidad. Y no cede un milímetro: "El momento demanda de nosotros que demostremos nuestra preocupación por la justicia social imperante".

http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/07/53baf112e2704e5d728b456c.html

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