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lunes, 7 de julio de 2014

El Futuro y la Unidad

Omar Barboza Gutiérrez julio de 2014

La dura realidad que hoy vive Venezuela es la mejor demostración del fracaso del modelo que ha intentado establecer el Socialismo del Siglo XXI. Los responsables de la grave crisis que vivimos no tienen la excusa de que les faltó recursos o de que no tuvieron el apoyo de las instituciones, por cuanto han administrado la más grande cantidad de dinero que gobierno alguno haya manejado en nuestra historia, gracias a la extensa bonanza de los precios petroleros que ha ocurrido durante esta gestión fracasada. Además, han tenido el control político de todos los poderes del Estado.

Existe hoy una gran crisis interna en el gobierno y en el PSUV, donde los principales puntos de discusión se refieren a quién es el más responsable del fracaso económico, o a quiénes son los que protegen a la corrupción surgida con los dólares de CADIVI, y sobretodo, cuáles son las decisiones que se deben tomar para enfrentar las consecuencias de los efectos negativos en lo económico y social de la mala gestión pública realizada.

La manera como se están atacando los diferentes grupos dentro del PSUV nos hace recordar al difunto General Muller Rojas, quien como dirigente revolucionario denunció que el PSUV se había convertido en un nido de alacranes donde cada uno de sus dirigentes luchaba más por sus intereses personales o grupales, que por los intereses nacionales.

Ante esta situación, cada vez es más claro que se aproxima un cambio político, ya está suficientemente demostrado que mientras gobierne a Venezuela el llamado Socialismo del Siglo XXI con Maduro en la Presidencia, los problemas nacionales, no solo no se resolverán sino que marchan hacia el agravamiento, por eso al mejor interés de Venezuela le conviene el cambio de gobierno, el cual se debe producir por la vía constitucional para garantizar la paz necesaria a través de un gobierno de reconstrucción nacional que una a todos los venezolanos en un proyecto de progreso en libertad.

Debemos estar preparados y unidos para ese momento, ningún proyecto personal o partidista debe impedir el desarrollo de la estrategia original de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) de perseverar en la ruta de acumulación de fuerzas para el crecimiento de la alternativa democrática hasta convertirnos en una indiscutible mayoría política y social, capaz de ser el sustento básico del cambio político que está por llegar.

Esa definición estratégica junto con la decisión tomada en Enero de este año, de reorganizar la MUD para hacerla más eficiente y facilitar la participación de los diferentes sectores nacionales, además de los Partidos, en la construcción del camino del cambio, se ha visto alterada por planteamientos que en nuestro criterio parten de un diagnóstico correcto y persiguen el mismo objetivo del cambio político, pero que escogieron vías confusas para adelantar ese cambio de una manera paralela a la MUD, que nos ha traído consecuencias que debemos revisar en función de garantizar la reunificación de todos los sectores opositores y ponerlos al servicio del interés nacional que debe prevalecer ante las aspiraciones personales o partidistas por muy legítimas que ellas sean.

Sin prepotencias, ni imposiciones, con la humildad que a todos nos impone el momento que vive el país, debemos rectificar los errores estratégicos, restablecer el propósito ya acordado de reorganizar la MUD para que esté en mejores condiciones de cumplir con sus objetivos, teniendo siempre presente que sin Unidad no somos alternativa de cambio, y que como están dadas las condiciones para que ese objetivo político se haga realidad, todos debemos estar a la altura de la responsabilidad histórica que tenemos con el futuro de Venezuela.

Por supuesto, quienes defendemos desde su promoción y fundación, la estrategia que se trazó la MUD, y que ha sustentado el crecimiento de la Unidad, y sustentará la estabilidad del gobierno de reconstrucción nacional que necesita nuestro país, seguiremos defendiendo con argumentos, sin pretensiones de imponer criterios, la estrategia original de la MUD, pero también debemos estar dispuestos a oír las opiniones de compañeros de lucha por un objetivo común partiendo del principio de que la solución reunificadora debe estar alrededor de la estrategia y el plan de acción que permita con mayor certeza el logro del cambio político por la vía Constitucional, teniendo siempre el cuidado de que la urgencia que sentimos por la necesidad del cambio, no estimule soluciones precipitadas que pongan en riesgo el tipo de cambio que queremos, el Constitucional y pacífico, el que permite unir al país alrededor de nuestro proyecto. No queremos cualquier cambio.


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