Por Jesús Alexis González, 04/07/2014
Precisemos el título del Artículo. VINAGRETA: Apodo de un economista cubano que hoy cuenta
con 77 años de edad, que formó parte de las columnas rebeldes comandadas por el
“Che” Guevara y posteriormente designado como Fiscal de la Junta Económica
Militar. Este ciudadano ha sido incorporado por el presidente de la Republica
desde julio 2014 para integrar un equipo
especial que coordinará un estudio para la reestructuración
del Gobierno en aras de una “revolución total y profunda en la
administración pública del Estado, una revolución dentro de la revolución”
(Nicolás Maduro, 01/07/2014). Es de destacar, que dicho equipo también contará
con el asesoramiento de un expresidente del Banco Central de Brasil, ingeniero
de 69 años, quien, dicho sea de paso, fue acusado en 2005 por el Gobierno
brasileño de evasión fiscal y de transferir dinero ilegal.
NOMENKLATURA: Hace referencia a los miembros del Partido
Comunista de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), encargados de la burocracia estatal
(conjunto de servidores públicos) que ocupaban altos cargos dentro del Gobierno,
y se constituyeron como un sistema
elitista donde todos los miembros estaban subordinados a las órdenes del partido único que mantenía un
control total sobre la estructura del Estado; hecho que favoreció, aparte de la
corrupción, un clientelismo dentro del
Partido Comunista a la luz del perverso accionar donde todo aquel alto
funcionario (“Patrón”) que
promocionaba un nombramiento, en simultáneo propiciaba una lealtad personal del recién nombrado (“Cliente”) en procura de posteriores favores. En muchos casos los
“clientes”, luego de aumentar su poder, suplantaban al “patrón” tal como
sucedió en 1957 con Nikita Jruschov (“cliente”) y Lazar Kaganóvich (“patrón”);
al igual que con Leonid Bréznev (“cliente”) y el mismo N. Jruschov (“patrón”)
quien en 1964 fue destituido “por su salud deteriorada”. Sea propicio recordar
que a la muerte de Stalin, Nikita adelantó un programa reformista en materia
económica orientado a atenuar la influencia de la planificación económica
centralizada, como una alternativa para aumentar la producción interna en el
marco de un modo de producción que nunca dejó de ser capitalista y por ende no se modificaron
en mucho las relaciones sociales de producción; a pesar de ello la
producción mostró un efecto positivo al corto plazo (Jruschov anunció en 1960
que estaba muy cerca la victoria final de la economía socialista sobre la
capitalista), pero desastroso al mediano plazo dando lugar a un largo período
de estancamiento (1964-1982); mientras que en lo político se mantuvo la
dictadura del Partido, la represión y la ausencia de libertad. Es así, que en
los años ochenta ya se vislumbraba el fracaso económico (y político) del
socialismo soviético, pero la nomenklatura (de la mano de Bréznev) se opuso a
cualquier tipo de cambio que pudiera inducir inestabilidad en el sistema, y en
razón de ello retornaron a la ortodoxia comunista acompañado, tanto de un recrudecimiento
de la represión contra los disidentes, como de la eliminación de la libertad de
expresión al extremo que quienes se oponían dignamente a cualquier postulado
del Partido eran enviados a hospitales psiquiátricos. De igual modo,
instauraron un totalitarismo de Estado
donde los ciudadanos quedaban “totalmente” dependientes del Gobierno sin
ninguna posibilidad de iniciativa personal; a la par de conformar un masivo
aparato estatal represivo sobre el pueblo en conjunción con una ausencia plena
de la democracia en favor de una dictadura de clase sobre el pueblo soviético;
a este modelo de convivencia social (¿?) algunos le llamaron socialismo real. A la muerte de K. Chernenko en marzo de 1985, Mijail
Gorbachov es electo Secretario General del Partido Comunista, desde donde
inicia profundos cambios estructurales que condujeron a la desintegración de la
URSS en 1991 siendo por tanto este socialismo impuesto por el Estado el sistema
político-económico-social de más corta duración en la historia de la humanidad:
apenas 70 años. La presencia de un Estado totalitario facilitó el
funcionamiento de la nomenklatura, habida cuenta que la promoción dentro de la
jerarquía política del Partido era la vía para satisfacer las ambiciones
individuales de poder, ya que más importante era la “aprobación” del jefe
inmediato (en función a la lealtad) que el mérito personal y profesional. Tal
conducta, y otras de igual tenor, impulsaron a M. Djilas (líder comunista
serbio) a escribir que la existencia de un grupo cerrado y exclusivista de
miembros del partido gobernante se había transformado en una élite política que
no era “propietaria” de los medios de producción como sucedería en un sistema
capitalista pero que compensaba ello consiguiendo un control absoluto sobre la
administración del Estado.
CRIOLLA: Hace referencia al tamaño de la burocracia
estatal venezolana, que en 2014 está conformada por 30 Ministerios y 107
Viceministerios, en conjunto con más de 2,5 millones de empleados públicos y de
unos 4 millones de militantes y “amigos” del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV); burocracia que el Gobierno
aspira reestructurar en 15 días entre el
1 y el 15 de julio de 2014!!.
En fin, ha de quedarnos suficientemente claro que la
instauración de un totalitarismo de
Estado apoyado en una burocracia
estatal clientelar que busca el poder como un fin en sí mismo, no ha sido ni será la alternativa para
cambiar el modo de producción y las relaciones de producción en procura de la transición hacia la socialización del
progreso nacional y del bienestar social.
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