Por Gustavo L. Moreno V., 22/01/2015
No se equivoque apreciado lector, la imagen con la que encabezamos la
editorial de esta semana no es de gente en una cola por pañales, leche,
toallitas húmedas, pollo, aceite, medicinas… no, tampoco están esperando para
comprar un electrodoméstico regulado o para vender el puesto de la cola e irse
a casa. Tampoco. Se trata de un pueblo en la calle que hace 57 años defendía
sus derechos políticos, ciudadanos y celebraba el fin de una dictadura férrea,
la de Marcos Pérez Jiménez, y el renacimiento de la esperanza, del sueño
democrático, de la patria libre poblada por ciudadanos dignos que se hacen
respetar.
Eran tiempos también difíciles, no sé si tanto como estos, pero
difíciles. Con menos herramientas, con menos tecnología, pero con una dignidad
tremenda, con un sueño de país por el que merecía la pena todo. Y con sus
protagonistas, que hoy serán nuestros abuelos o nuestros padres, se abrió paso
un país democrático, con errores por supuesto, pero con instituciones que se
perfeccionaban, con leyes que permitieron destituir a un presidente en
ejercicio, o que le dio la oportunidad a un caudillo como Chávez de llegar al
poder democráticamente. Bajo el estiércol donde hoy se encuentra sepultada la
República, miramos y por más diferencias que tengamos con esos años de
democracia, no podemos más que reconocer que fue un país mucho más limpio, más
consciente y aguerrido del que vivimos.
Se nos va Venezuela… se escurre entre las manos mientras estamos
distraídos en las colas. La desconexión del gobierno con la realidad, el correr
la arruga para encarar la crisis económica y social por la que atravesamos por
parte del Nicolás Maduro y su combo, el “Dios proveerá” de anoche, el “tiempo
de Dios es perfecto” de Capriles, la fragmentación de la oposición en su pugna
de intereses e incapacidad para articular un discurso coherente, fuerte, que
sume voluntades y que vaya más allá de sus propias apetencias de poder… nos va
dejando con el más profundo sentimiento de orfandad, de “sálvese quien pueda”,
de saqueo moral.
Pero como dicen los españoles “esto es lo que hay”, y desde esta
realidad tenemos que decidir, apostar y actuar en consecuencia. Está más que
demostrado que no hay mucho que esperar de este gobierno sino frases cliché que
llevan 15 años diciéndose, palabras vacías, estrategias deshonestas para
permanecer en el poder y seguir participando de un botín que se hace cada vez
más pírrico. También está demostrado que la oposición no ha estado a la altura
de las circunstancias, que adolece tal vez de las mismas miserias que le
criticamos al poder. Hay que repolitizar la sociedad, reconstruir el rol del
político desde un piso ético, democrático y realmente comprometido con el
futuro de este país.
En la edición de esta semana de PolitiKa UCAB, les ofrecemos
interesantes reflexiones y experiencias. Por un lado Carlos Romero, en su
columna semanal Debate
Ciudadano, nos ofrece un artículo titulado “Buscando
sentido para conmemorar el 23 de enero”, en él nos presenta algunos
planteamientos de la Exhoración
Pastoral: renovación ética y espiritual frente a la crisis, que hace la
Conferencia Episcopal Venezolana, y desde allí construye el sentido con el que
debemos asumir este 23 de enero y los retos que políticamente se nos plantean.
El mismo Carlos Romero, nos recomienda la lectura de dos documentos
producto de discusiones y reflexiones de grupos de ciudadanos organizados sobre
los retos políticos que tenemos al frente. Estas mismas organizaciones, además
de presentar a los partidos políticos lo que han llamado “Declaración
del 23 de enero de 2015”, les hacen llegar lo que consideran debe ser el perfil
del candidato o candidata a diputado a la Asamblea Nacional. Es un trabajo
ciudadano ejemplar de repolitización de la sociedad, que se empodera de su rol
ciudadano.
Por otro lado Juan Manuel Trak, en su columna Enfoque
Político de esta semana, nos ofrece un artículo titulado “El
legado de Chávez: una vida precaria”, allí nos expone cómo el modelo
político y económico impulsado por el fallecido presidente, nos ha impulsado al
abismo en el que hoy nos encontramos. Por lo que es necesario, “la
construcción de una nueva mayoría. Para eso, es fundamental transformar la desesperanza
en indignación, en rabia y movilización.”
Por su parte, Daniel Fermín en su columna PolìtiKa
de Calle nos ofrece el artículo “Movimiento
Estudiantil: lucha histórica por la transformación”. En él nos retrata
perfectamente el ambiente que existe hoy en la Universidad Central de Venezuela
ante las próximas elecciones de los dirigentes estudiantiles. En un estilo
fresco, nos pone una pintura completa que reconstruye la esperanza en la lucha por
la democracia desde los estudiantes, esos que siempre han tenido un papel
protagónico en la historia política del país. “Ese es el espíritu de la
dirigencia estudiantil: solidario en las penurias, audaz en el reclamo,
rebelde en la acción, inconforme con el presente y ambicioso en las
expectativas. No se callan ante la situación que vive el país y han
aprendido las lecciones de años anteriores. El movimiento estudiantil va
de nuevo a la calle, le pertenece, comprometidos con la paz y la lucha
histórica por la transformación de Venezuela”, nos recuerda Daniel Femín. Este
artículo va acompañado con un video
testimonial que no se pueden perder.
Finalmente, en Otras
Opiniones, el Prof. Pedro González Caro nos presenta un artículo titulado“Pienso, luego
existo”, en donde plantea que “a quienes les corresponda asumir
la responsabilidad de la conducción del destino de nuestro país deberán
dedicarse con especial esmero en primer orden, a cultivar el pensamiento
como fuente inagotable de recursos para aproximarse a la verdad del conocimiento
y en consecuencia ganar la identidad derivada del concepto mismo de patria,
arraigada en lo más profundo”
Nos unimos a la frase de Juan Manuel Trak: “transformemos la
desesperanza en indignación, en rabia, en movilización” para ser dignos y
responsables herederos de aquellos que hace 57 años nos abrieron las puertas
para construir un país de esperanza y de democracia, ese país que debemos
dejarle a nuestros hijos.
Gustavo L. Moreno V
@gustavoleon70
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