Luis Medeiros enero
de 2015
Los
venezolanos iniciaron el 2015 con retos, complicaciones y hasta podría decir
uno aventuras inesperadas en el afán sobrevivir en la Venezuela de la
Revolución Bolivariana. En el sector oficialista, la ceguera causada por el
hambre de poder que padecen los jerarcas de la tolda roja hace improbable una
salida a corto plazo de la grave crisis económica que golpea al pueblo
venezolano. Crisis económica, por cierto, consecuencia de una serie de medidas
y políticas implementadas por el gobierno de Chávez y continuadas por Maduro,
con la bendición mágica de los precios del petróleo. Actualmente, sin esa
bendición y amparo, Nicolás busca desesperadamente culpar la oposición,
tildándola de conspirar una guerra económica aliada con los intereses de los
imperios burgueses y oligarquías neoliberales
Después
de más de década y media de la Revolución bolivariana en el poder, el pueblo
venezolano ya no come cuento sobre los errores de la cuarta, y precisamente son
en las clases populares donde el descontento se ve cada día más generalizado.
No hay sector de la población venezolana que sufra más los estragos del mal
manejo económico del gobierno que los más desfavorecidos. Si bien es cierto el
gobierno logró implementar programas sociales que causaron gran impacto en la
base de la población, el desplome de los precios del petróleo hace difícil
mantener el apoyo a un régimen que ya no tiene como ofrecer sus programas
sociales al pueblo, como diría el refrán popular, “amor con hambre no dura”.
La
alternativa democrática venezolana tiene un gran reto, con una oportunidad de
oro para cambiar definitivamente el rumbo de nuestra Nación. El reto es saber
canalizar el descontento nacional y convertirlo en acción popular y organizada
para movilizar a la población de cara a las próximas elecciones parlamentarias
que deben realizarse este año. El pueblo exige a la oposición seriedad en el
asunto, dejar a un lado rencillas y agendas personales para concretar un clamor
que cada vez toma más fuerza en el sentir popular: cambiar el rumbo de nuestro
país. La oposición venezolana debe dejar atrás la filosofía de crecer en base a
los desaciertos del régimen e ir mucho más allá, el pueblo quiere soluciones,
quiere propuestas, quiere acciones en concreto y acompañamiento en sus
necesidades primordiales.
Venezuela
cambiará su propio destino y serán los venezolanos demócratas los protagonistas
de ese cambio popular. Existen quienes pretenden con agendas oscuras entorpecer
grandes esfuerzos y desviar la ruta democrática. La oposición venezolana solo
ha logrado victorias en la ruta democrática, a través del voto y la
participación popular, los caminos verdes y atajos sólo benefician el sistema
represivo del régimen y su permanencia en el poder. La oposición debe ofrecer
alternativas que se parezcan al rostro del pueblo venezolano, alternativas que
conozcan su realidad, sus problemas, sus anhelos. Pero, quizás, sobre todas las
cosas, el clamor del pueblo en estos momentos hacia los líderes de la oposición
es retomar y ejercer una consigna que por más difícil que sea, debe
transformarse en realidad: Unidad. Con unidad y calle, los venezolanos
estaremos destinados a cambiar el rumbo de nuestro país.
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