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miércoles, 28 de enero de 2015

La Cultura del Reencuentro, por @EdgarRivero_14

Edgar Rivero enero 2015

Partiendo de la premisa que la UNIDAD, no se decreta, sino que se construye con acciones y hechos tangibles, la dirigencia estadal de las diferentes organizaciones políticas junto a ciertas personalidades vinculadas también a este complejo oficio, que hacen vida en la Mesa de la Unidad Democrática del estado Portuguesa, decidimos al inicio de este año 2015 colocarle coto a la diatriba interna pública a través de los medios de comunicación y avanzar considerando aquellos temas o puntos de interés que nos unen y descartar aquellos que nos desunen.

Sin dudas, se ha dado un gran paso. Claro está son muchos los entuertos a enderezar. Sin embargo a mi forma de ver ha privado la sindéresis, la sensatez, la tolerancia y la responsabilidad, por parte de quienes tenemos el inmenso compromiso de coadyuvar a la consecución de un cambio real para el país. Seguro estoy, en la medida que logremos generar una comunicación asertiva y consolidar en el entendimiento entre todos nosotros, en esa misma medida las cosas tienden a mejorar y producir el efecto positivo que todos anhelamos.

No hay otra opción. Hemos llegado al punto de quiebre. Estamos viviendo el momento más crítico de nuestra historia contemporánea. Salvar al país es imperativo y particularmente Portuguesa no puede ser la excepción. He aquí, la necesidad de comprender que debemos ir por el encuentro de la gente, tener presente que el concepto de la unidad y del cambio pasa por afianzar y desarrollar la cultura del reencuentro.

Una cultura del reencuentro que parte del respeto, la humildad, la tolerancia, el esfuerzo, el sacrificio y el deslastre de posiciones ególatras que no contribuyen a nada; todo lo contrario. Por eso para poder sumar, mejor dicho capitalizar el descontento reinante en nuestro país, es clave minimizar el desencuentro. En pocas palabras, es crucial encontrarnos nosotros mismos y luego ir por el acercamiento de aquel ciudadano descontento, impotente, indignado y carente de una opción que le permita girar la cabeza, mirar a otro lado, reconociendo que existe una alternativa real de cambio, traducida en el restablecimiento de la democracia, de los derechos ciudadanos, de la propiedad privada y sobre todo del recate de nuestra economía interna: Eso es lo que debe transmitir la Unidad Democrática.

En efecto, debemos colocar el oído en el pavimento, vivimos un momento crucial para defender y preservar el sistema democrático, debemos apelar a la bondad, al amor, al cariño, a la solidaridad, al desprendimiento, al respeto, al abrazo. En fin, recurrir como dirigentes políticos a mirar desde cerca, sin miedo, sin complejos, sin ataduras. Mirar a los ojos y dar la mano a quien lo requiere, en el entendido, que solo bajo este esquema de amistad, respeto y solidaridad, podremos edificar la esperanza, la ilusión y la diferencia que muchos venezolanos, en específico los portugueseños aspiran y esperan de nosotros.

Finalmente, es imprescindible convertirnos en una verdadera referencia de cambio, de allí la necesidad de invocar la rectificación y transformación del quehacer político para los objetivos y metas que nos tracemos, volver a reincidir con los mismos errores de siempre, sería catastrófico para el destino del país. Seamos testimonio de un modo distinto de hacer, de actuar, de vivir y conllevar el complejo oficio de la política, en estos momentos de crisis y desesperanza.

Hagamos la diferencia, que frente a la represión, sectarismo y odio social que vivimos, nosotros ofrezcamos paz, tolerancia y reconciliación. Sólo así podremos reconstruir nuestra maltrecha Venezuela, nuestro maltrecho estado Portuguesa y surjamos de nuevo de nuestras cenizas como el ave fénix, para volver a ser el país rico, amable y un Portuguesa próspero, productivo con gran capacidad de empleo, seguridad y bienestar. Construyamos la cultura del reencuentro.

Edgar Rivero

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