Por Eddie Ramírez, 20/01/2015
No es la aguja de inyectadora porque no hay y aunque hubiese no se
consiguen los antibióticos. Me refiero a la mencionada en la guaracha “Empújele
la aguja”, que bailaba mi amigo Antonio en los arrabales de Barquisimeto. La
nueva generación no la conoce y seguramente tampoco ha oído hablar de las
guarachas, pero nuestros jóvenes están conscientes de que el discurso del
presidente de facto suena como disco rayado. Quizá no se imaginan que una aguja
sobre un disco de acetato pueda reproducir música como un CD, pero sí saben que
es necesario darle un empujoncito a la grabación cuando hay una parte dañada.
Esta vez pareciera que, afortunadamente, los mayores están dispuestos a unirse
para contribuir al empujoncito de la aguja y no dejar solos a nuestros valientes
estudiantes.
El disco rojo se quedó estancado en la guerra económica, magnicidios,
acaparamiento y conspiración del imperio, lo cual dicen enfrentarán con más
Ramo Verde y con una mejor distribución. Lo de Ramo Verde hay que protestarlo y
denunciar a los jueces corruptos que hacen posible que vayan a una cárcel
militar quienes se atreven a manifestar su desacuerdo con el totalitarismo del
Siglo XXI. En relación al señalamiento de que deben mejorar la distribución, no
queda otro remedio que reconocer que Maduro tiene razón. Aquí hay una pésima
distribución.
No es aceptable que mientras los malandros están en libertad, muchos
buenos ciudadanos están presos. No es aceptable que mientras no hay dólares
para importar medicinas, insumos básicos y para remesas estudiantiles, el que
te conté se vaya varias semanas con su familia ampliada a China, Rusia y a los
países árabes, y que el “protector de Miranda” cargue con niñera armada a
Brasil. No es aceptable que a la gran mayoría de los venezolanos no les alcance
los ingresos para adquirir la cesta básica, mientras un grupo de rojos se está
enriqueciendo indebidamente. No es aceptable que piratas enchufados consigan
dólares en exceso, mientras los verdaderos importadores y las líneas aéreas no
tienen acceso al billete verde. No es aceptable que mientras en Miraflores y en
La Casona disponen de alimentos ad libitum, el pueblo tenga que hacer largas
colas a ver qué consigue. No es aceptable que asciendan a generales y
almirantes a los últimos de su promoción, mientras los mejores quedan
relegados. Efectivamente, hay una mala distribución y a eso hay que ponerle
punto final.
Ya no se trata de simpatizar o no con el gobierno. Ahora es un asunto
de supervivencia como país. Las cifras son contundentes. Venezuela tenía
recursos materiales para desarrollarse con equidad y en armonía con el
ambiente, pero los revolucionarios administraron mal el petróleo, el hierro y
el aluminio. Quebraron a industriales, agricultores y comerciantes. Ofrecieron
combatir la corrupción y la inseguridad, pero ahora hay más corruptos y
malandros que arroz. Predican el respeto a la Constitución, pero la violan como
si fuesen del grupo yihadista Boko Haram. Por si fuese poco, por cerrar las
puertas, el régimen ha obligado a emigrar a nuestros jóvenes y a recursos
humanos calificados. Todos los venezolanos debemos unir esfuerzos para empujar
la aguja.
Como en botica: Cuando se tiene contra las cuerdas a un enemigo
peligroso no se le puede dar respiro, ya que puede recuperarse. El suministro
de oxígeno tiene que ser después del conteo reglamentario que lo declare KO.
Solo entonces se puede hablar del necesario acuerdo político. Desde julio Pdvsa
no informa su producción petrolera a la OPEP; en junio reportó que en ese mes
era de 2.826.000 barriles, pero la OPEP no cree esta cifra y registra que en el
2014 Venezuela solo produjo 2.333.000 barriles por día, ocupando el sexto
puesto entre los doce países miembros, con una contribución del 7,6%. Además
Eulogio Del Pino, presidente de Pdvsa, no ha presentado el informe financiero,
ni el de gestión, correspondientes al primer semestre del 2014. Las petroleras
presentan informes trimestrales, pero la Pdvsa roja siempre está en mora.
Lamentamos el fallecimiento de Rolando Grooscors, quien fue un adversario tenaz
en contra de este totalitarismo. Atendamos la convocatoria de los diferentes
sectores para la marcha con motivo de celebrar la caída de la que, equivocadamente,
pensamos sería la última dictadura. ¡No más prisioneros políticos, ni
exiliados!
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