María Denisse
Fanianos de Capriles
@VzlaEntrelineas
A
algunas personas les cuesta entender un poco el por qué de la alegría del venezolano;
de cómo inventan un chiste de cualquier cosa; de cómo hacen para celebrar lo
que sea y reunirse con sus familiares y amigos, así se estén “comiendo un
cable”; de cómo se ríen aún estén pasando momentos durísimos, etc.
Nunca
se me olvidará aquél día cuando Monseñor Pietro Parolin, ahora Secretario de
Estado del Vaticano, llegó a Venezuela para desempeñarse como nuncio en nuestro
país. En la nunciatura se le hizo un pequeño recibimiento por parte de
algunos fieles y en la homilía de la misa que ofició nos dijo que él estaba un
poco temeroso de venirse a Venezuela. Él contó que sus familiares y
amigos le decían que estaba “loco” de aceptar venirse a un país tercermundista
tan peligroso.
Pero
entonces él dijo algo que nos sorprendió. Que lo que más le impactó al
llegar al aeropuerto fue que vio a mucha gente sonriente y servicial (él se
esperaba otra cosa). Y luego siguió observando lo mismo en las calles, en
la gente que lo recibió, en la gente que había conocido en las distintas
parroquias, etc. Él nos dijo que no podía entender ¿cómo era posible que
los venezolanos con tantos problemas irradiaran tanta alegría?
Las
razones de la felicidad del venezolano, a pesar de sus problemas, yo no las
puedo explicar pero pienso que una de las causas más importantes de esa alegría
es nuestra fe. Los venezolanos somos personas de fe y vivimos con nuestra
fe cerquita de nosotros, en el día a día. Aquí la palabra Dios y la
Virgen están en nuestra boca todo el tiempo, la palabra “bendición”, “si Dios quiere”,
“Dios nos ayudará”, etc. no faltan en el vocabulario del venezolano. Aún
en las colas tremendas que hemos tenido que hacer en estos últimos días, donde
se siente a la gente muy tensa, siempre hay una o varias personas que
tranquilizan a quienes tienen al lado y les dicen frases como: “Dios nos va a
sacar de esto”, “Dios nos va a ayudar”, “la Virgen nos va a proteger”, etc.
El
venezolano es un hombre de fe. Y para quienes dicen que es muy ingenuo
vivir de la fe y de la esperanza les copio aquí lo que nuestros obispos acaban
de decir en la última exhortación pastoral de la Conferencia Episcopal
Venezolana: “En medio de esta crisis, proclamamos: Cristo crucificado y
resucitado es nuestra esperanza. El venció la adversidad y el mal.
El nos da su Espíritu Santo para renovar el mundo. La esperanza no
es pasividad ni conformismo. A pesar de las dificultades que se
vislumbran para el presente año, los cristianos sabemos que estamos en manos de
Dios. En Jesús, “Dios con nosotros” (Mt 1, 23), ponemos nuestra confianza.
Sin derrotismo, actuemos con entusiasmo para superar la crisis que
enfrentamos”.
Aparte
de lo que escribí anteriormente Venezuela tiene el privilegio de contar con un
pueblo que es mariano por excelencia. Las devociones de piedad popular
hacia la Virgen, en las distintas advocaciones de Coromoto, el Valle, la
Chinita, etc. son realmente únicas.
Este
14 de Enero celebraremos en la ciudad de Barquisimeto una de las procesiones
más multitudinarias en el mundo con nuestra queridísima Divina Pastora.
Don
Pietro Parolin apenas llegó a Venezuela asistió a su primera procesión de la
Divina Pastora y recuerdo que le decía a una periodista en la televisión: “Es
que no puedo creer esta increíble muestra de fe del pueblo venezolano.
Una cosa es lo que te dicen y otra cosa es lo que uno vive aquí, en persona”.
Nuestro
querido exnuncio, ahora una de las manos derechas del Papa Francisco, en los
años que estuvo en Venezuela, nunca dejó de asistir en Enero a la procesión de
la Divina Pastora y se le podía ver una sonrisa de oreja a oreja cada vez que
las cámaras lo enfocaban.
Y
es que en el fondo yo supongo que él sabía lo que significaba esa gran muestra
de piedad popular (de la cual habla el papa Francisco en su encíclica Evagelii
Gaudium).
El
Papa, con su gran sabiduría, dedica en ese documento un capítulo especial a la
piedad popular y entre otras cosas dice: “… la piedad popular, verdadera
expresión de la acción misionera espontánea del Pueblo de Dios. Se trata
de una realidad en permanente desarrollo, donde el Espíritu Santo es el agente
principal”.
Y
continúa: “En la piedad popular puede percibirse el modo en que la fe recibida
se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo. En algún tiempo
mirada con desconfianza, ha sido objeto de revalorización en las décadas
posteriores al Concilio. Fue Pablo VI en su Exhortación apostólica Evangelii
Nuntiandi quien dio un impulso decisivo en ese sentido. Allí explica que
la piedad popular «refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos
pueden conocer» y que «hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el
heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe». Más cerca de nuestros
días, Benedicto XVI, en América Latina, señaló que se trata de un «precioso
tesoro de la Iglesia católica» y que en ella «aparece el alma de los pueblos
latinoamericanos»”
“…
Se trata de una verdadera «espiritualidad encarnada en la cultura de los
sencillos». No está vacía de contenidos, sino que los descubre y expresa
más por la vía simbólica que por el uso de la razón instrumental, y en el acto
de fe se acentúa más el credere in Deum que el credere Deum. Es una
manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una
forma de ser misioneros”
“En
la piedad popular, por ser fruto del Evangelio inculturado, subyace una fuerza
activamente evangelizadora que no podemos menospreciar: sería desconocer la
obra del Espíritu Santo. Más bien estamos llamados a alentarla y
fortalecerla para profundizar el proceso de inculturación que es una realidad
nunca acabada. Las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos
y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar
atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización”
Pues
yo pienso que Don Pietro Parolin supo leer perfectamente lo que significaba
para Venezuela esta expresión de piedad popular.
Yo
estoy convencida que la fe del venezolano, y su piedad popular, nos llevarán a
ser un país que ilumine el mundo entero con su ejemplo, luego que salgamos de
la terrible crisis que estamos viviendo en armonía y en paz.
En
estos momentos Dios y su Santísima Madre, en la advocación de la Divina
Pastora, nos están pidiendo que vivamos como verdaderos hermanos hijos de Dios,
siguiendo sus mandamientos, y que sigamos rezando y luchando, más que nunca,
para poder sembrar el amor, la paz y la justicia que sólo Dios nos puede dar.
La
alegría del venezolano es algo que sólo de cara a Dios se puede entender.
¡Qué
grande es nuestra fe! ¡Qué grande es nuestra alegría! ¡Qué grande es que los venezolanos
sepamos que somos hijos de Dios! ¡Qué grande es querer a todos nuestros
hermanos venezolanos! ¡Qué grande es rezar y luchar en nuestra Patria amada por
una mejor Venezuela para todos!
¡Divina
Pastora, te pedimos en tu día, que protejas a Venezuela y que pronto brille la
Verdad, la Justicia, la Libertad y la Paz en todos los rincones de nuestra
amada Patria!
Tomado
de. https://www.aciprensa.com/blog/la-alegria-del-venezolano-y-la-divina-pastora/#.VLm3eNLF96E
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