Miguel Méndez Rodulfo 15 de julio de 2015
Este nefasto régimen que navega sus
últimas aguas, que rezuma miedo por todos los poros de su amorfa estructura,
que se sabe perdido, no encuentra una mejor estrategia para sostenerse en el
poder, que meterse con una mujer. Si consideramos como la tienen de difícil los
republicanos para atacar a Hilary, si tenemos en cuenta que Putin se mide a la
hora de atacar a la Presidenta de Lituania o a la de Croacia, si vemos como los
griegos no pueden dar rienda suelta a su ira y deben mantener la compostura
frente a Merkel o Lagarde, encontramos en el mundo ejemplos de cómo es de
difícil adversar políticamente a una mujer, porque el respeto a su condición es
una premisa de la civilización. Eso es así en el resto del mundo, pero no aquí
en Venezuela, donde este régimen forajido viola los derechos humanos así como
los políticos, pero además miente y reprime de una forma grotesca y descarada.
Pero ¿Por qué le tienen miedo a María
Corina? La respuesta la sabemos todos. Además de haber sido la diputada que en
la actual legislatura sacó mayor cantidad de votos, es una mujer extremadamente
valiente, con mucha garra, “con los pantalones bien puestos”, sin perder su
condición femenina; es también muy capaz, con una claro entendimiento de cuáles
son los principales problemas de la gente y de cómo darles solución, poseedora
de una visión moderna del país, capaz de visualizar hacia donde debe moverse Venezuela
para recuperar, en el menor tiempo posible, el tiempo perdido y emprender la
senda progresiva al desarrollo que le asegure un futuro promisorio al país y
que permita el regreso de los venezolanos que tuvieron que abandonar su Patria.
Algo que caracteriza a la líder de
“Vente Venezuela” es su integridad, su ejercicio ético de la política y su
aversión a la corrupción. Esto molesta e incomoda extremadamente al régimen,
que se sabe corrompido hasta los tuétanos; sin embargo, a pesar de las
vejaciones, agresiones verbales, agresiones físicas inclusive, de haber sido
víctima de una medida inconstitucional para sacarla de la asamblea y ahora de
esta absurda medida administrativa de una institución que en vez de combatir la
corrupción, galopante y grosera, se dedica a cercenar derechos políticos, por
cierto en abierta extralimitación de sus funciones, aún con todo este bagaje de
agresiones de que ha sido víctima, María Corina no ha perdido nunca la
compostura, ni su condición de dama. Su educación y sus valores familiares, se
lo impiden, algo que genera mucha envidia en el bando oficialista.
María Corina no se ha dejado corroer por
el odio, ni tampoco la venganza es un arma de su inventario político; en ese
sentido, su visión incluyente, su concepción de que en Venezuela cabemos todos,
le permitirá sentarse a dialogar con sus verdugos de hoy, cuando la democracia,
más temprano que tarde, retorne a nuestro país. Porque de algo está seguro el
oficialismo y todos los venezolanos: esta joven mujer alcanzará un liderazgo
indiscutido que le llevará a desempeñar las más altas responsabilidades de la
nación. Capacidad, competencia, voluntad y principios, le sobran y eso lo
sabemos todos.
La oposición va a tener que ser más
creativa en como detener la ofensiva del gobierno contra nuestro liderazgo, o
nos vamos a quedar sin conducción política. Hay que reactivar una estrategia de
desobediencia civil de todos los factores que hoy adversan a este régimen
oprobioso.
Caracas, 15 de julio de 2015
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