Miguel Méndez Rodulfo 10 de julio de 2015
Hasta ahora para nada, aunque no sabemos
que carta se guarda bajo la manga el impredecible profeta Tsipras. El domingo 6
de julio, en la tarde, cuando todos los sondeos anticipaban un margen estrecho
a favor del NO, la euforia del gobierno y sus partidarios ya sacudía la plaza
Sintagma. Cuando horas después se comprobó que el apoyo remontó al 61%, la
euforia se convirtió en furor. El gobierno había recibido un mandato inequívoco
para renegociar las condiciones que la UE le imponía a Grecia. El Primer
Ministro prometía viajar el lunes a Bruselas y presentar su contrapropuesta el
martes. El corralito financiero había comenzado desde el viernes 26 de junio,
una vez pateada la mesa de negociaciones, lo que significó que no se pudiera
sacar de los cajeros automáticos más de 60 euros diarios y no se pudieran hacer
transacciones financieras fuera del país. Para entonces se habían fugado, sólo
desde noviembre hasta lo que va de año, 44.000 millones de euros de Grecia. El
cierre de los bancos y la restricción de sacar dinero diariamente, tropezó con
el problema no previsto de que muchos jubilados no usan tarjeta, por lo que los
bancos debieron abrir sólo para atender la tercera edad, por estricto orden
alfabético, una vez a la semana y limitados a 120 euros semanales.
Algo que muchos prefieren ignorar,
particularmente el gobierno heleno, es que el BCE, a través de su fondo de
rescate, ha mantenido en pie a los bancos griegos con el programa de auxilios
crediticios de liquidez de emergencia, para lo cual se han aportado 89.000
millones de euros, en estos últimos 5 meses de amargas negociaciones. Si nos
preguntáramos ¿Por qué Grecia no ha dejado de pagar su deuda, tal como lo hizo
Argentina en su momento?, tenemos que respondernos que no lo hace porque no
puede, no porque no quiere. Los argentinos tenían fuentes de ingresos para sostener
su economía, Grecia hoy carece de ello y subsiste gracias a los créditos de
emergencia que le concede la Troika. Gústeles o no les guste, esta es la
realidad. Dado que esto es así, que ya hubo una quita de deuda de 107.000
millones de euros y que nunca en los
últimos 5 años Grecia ha llevado a cabo las reformas profundas que saneen su
economía, sino que ha puesto paños calientes, conservando toda clase de
privilegios, ha mantenido la laxitud de su sistema tributario, ha mantenido el
sistema social más oneroso de Europa (17,5% de su PIB), permite jubilaciones
prematuras, mantiene un aparato militar desmedido, etc., no se puede admitir
que haya que hacerle más concesiones a los griegos, como pretenden.
Del dinero que se la ha dado a Grecia,
4.000 millones los aportó Portugal, 25.000 España, 38.000 Italia, 43.000
Francia y 68.000 Alemania. Salvó este último país, todos los demás presentan
serios problemas económicos. Particularmente Portugal y España fueron sometidos
a severos planes de austeridad. Hoy sus economías repuntan. España va a crecer
3,1% en 2016, más que Alemania. Estonia
en los primeros dos años de su programa de recortes perdió el 25% de su PIB;
sin embargo se levantó. De otorgarse un tercer rescate a Grecia, están pidiendo
53.000 millones más, cada país de la eurozona tendrá que hacer su aporte, a
riesgo que un dinero que se puede aplicar en su propio país para hacer
escuelas, hospitales, carreteras, etc., se pierda en el barril sin fondo de una
nación despilfarradora. Esa es la disyuntiva. La propuesta que acaba de hacer
Grecia el jueves, en la que propone una reducción de su gasto público de casi
15.000 millones de euros, más de lo que le habían pedido, parece indicar que
aterrizaron. Así el mandato del referéndum se incumplió, están acogiendo
condiciones más duras que antes. Extrañamente los derrotados del domingo,
salían el jueves a presionar por la permanencia en Europa, lo que implica la
aceptación de las condiciones de Troika. Los triunfadores se quedaban en su
casa. La no apertura de los bancos el jueves 9, como prometió el gobierno, los
convenció que no hay otra, sino tomarse el purgante. Veremos ahora si Tsipras
patea de nuevo y conduce a su país al abismo.
Caracas, 10/07/2015

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