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domingo, 19 de julio de 2015

Que se pongan las alpargatas… porque nosotros les vamos a poner el joropo, @OlgaK26


Por Olga K, 19/07/2015

Cuando uno va a un evento, así como que medio reticente y sale de éste entusiasmado, toca compartirlo. Sobre todo porque en Venezuela salir “entusiasmado” es algo tan exótico como conseguir phalaenopsis en una cuneta de Macuto o Mazeite en Mercal.

La invitación cursó bajo el título “Twiteros por la Unidad” y, confieso, asistí más por lo de la Unidad que por lo de tuiteros. Y es que el tuiterespacio –así lo veo- es una mezcla que combina el ambiance del Sambil, la redoma de Petare entre mototaxis suicidas y bachaqueros bien surtiditos, el lobby exquisito del Renaissance, y todo lo anterior ligadito a ratos con la dinámica social que uno imagina en las “soluciones habitacionales” del inframundo que vemos bajo las autopistas. Ustedes me entienden…

El encuentro tuvo lugar en el auditorio de El Nacional –¡Umjum, si!, leyeron bien y eso casi me daría para un manual nuevo, esta vez de autoayuda sobre “como vencer la reticencia”-, pero se las quedo debiendo.

Volvamos al evento. Usaré los nombres tuiteros para que , si no los siguen aun, empiecen a hacerlo.

Jesús González, @ChuoGonzalez, quien fungió de moderador, nos dio la bienvenida en nombre de la publicación @ElBarometro y rompió –y bien roto- el hielo cuando anunció que estábamos pasando de lo virtual a lo carnal. La risa compartida resultó en aliviadero de tensiones pues –quedó claro- no era yo la única con una justificada resistencia. Logrado el objetivo, presentó el acto como una afirmación de organización y esfuerzo.

Dio la palabra a Dubraska Galarraga, @dgala23 en la red, responsable de la organización. Luego de los saludos de rigor, describió el encuentro, “como una reunión de amigos” , donde ciertamente la mayoría estábamos poniendo, al fin, cara y voz a los trinos y avatares con los que llevamos tiempo compartiendo. Pasó a describir la importancia de las redes sociales de cara a las elecciones. Cito sus palabras con discretísimas licencias donde no entendí mi propia letra.

“Vemos la presencia en las redes de grupos con mensajes que responden a otrosintereses”. Murmullos generalizados. “¿Cuál es su interés?”, preguntó… a lo que respondió: “Desmotivar”.

“Frente a eso, es hora de que estructuremos esfuerzos para que la gente sepa lo que está pasando, porque ese intento de ‘desmotivación’ es, simple y llanamente, la estrategia del gobierno…”

¡Zuaz! Buen arranque y primer punto del evento: nos convocaron para dejar claro que el gobierno no irá por la chiquita en el tema de las redes, y que no vamos a seguirle el juego (¡al fin!).

Me puse cómoda. Ese llamado cuenta conmigo. Vamos bien.

Continuó @dgala23:

“Esos grupos con sus mensajes, no sólo dicen mentiras, son además soeces (murmullo asintiendo), se dedican a ser destructivos (más murmullos), no contribuyen con nada y no aportan a la capacidad analítica tan indispensable en este momento”. Añadió a modo de comprometedora advertencia: “Quien entra nuevo a las redes, al toparse con ‘eso’, puede caer en el escepticismo. Puede terminar no creyendo en nadie. Y eso podría llevarlos a una conclusión aun más peligrosa, que es pensar ‘No, nada que hacer, esto no se puede cambiar’, ante lo cual la gente pudiera abstenerse. ¡Pues no!” –categórica.

Segunda conclusión: la dimensión y el alcance del tuiteo responsable frente al trino irresponsable. Seguimos bien. Me siento identificada.

“Hagamos lo que venimos haciendo: Dando claridad con mensajes claros en las redes. El mensaje es ‘Sí, sí existe una fuerza tranquila’ (con mucho énfasis en lo de tranquila). Una fuerza capaz de generar los cambios necesarios’”.

El momento tuvo para mí un plus cuando acotó: “No es apoyar una corriente porque aquí cada quien tiene la suya”. Me gustó que dejara establecido que no habíamos sido convocados ni a uniformarnos, ni a ser repetidores acríticos, ni a convertirnos en adoradores de nadie (¡pfew!) y que estábamos allí para combatir al gobierno… (¡sentí un gran-gran alivio!)

Continuó con una suerte de receta:

“… Elevando el lenguaje” (a mi lado @Mibelis -quien tanto y tan bien ha trabajado el tema en su columna de El Universal- percibí que se contuvo para pararse y aplaudir y yo con ella),

“… sin caer en las trampas, como cuando uno se engancha con quien lo insulta y agrede” (varios reconocimos in pectore el personal ¡ops! de “culpable” y nos vimos reflejados en su anécdota particular),

… con argumentos y no con arrebatos, para que el que entre nuevo a las redes, ese que acaba de entrar, sienta y vea con claridad que sí existe esa fuerza tranquila para generar los cambios”.

Tercer punto: claridad respecto a quien es el adversario y lo más importante, cómo diferenciarnos de él ( y/o afines) para sumar a la causa democrática de todos. ¡Albricias!

Para mí, esto era fundamental. Mis resquemores se diluyeron.

Cerró así: “… y estos son los cambios que necesitamos, no sólo de cara a las elecciones… son los cambios que nos conduzcan a la Venezuela que queremos más allá del evento electoral… la Venezuela del progreso que queremos”.

Cuarto punto: Un trabajo y una responsabilidad para más allá del aquí y ahora. Al fin una proyección necesaria desterrando la insensata inmediatez irresponsablemente inoculada.

@ChuoGonzalez en su rol de moderador habló de la fuerza de las etiquetas # (Hash Tag= HT), su elaboración inteligente, y ejemplificó con la utilizada por Barómetro#MaduroEnRojo –pueden chequearla- que fue vista por 5.800.000 personas. (Nada mal, ¿eh?)

Tocó el turno al reconocido y respetado Profesor Elías Pino Iturrieta, en las redes@eliaspino. Me permitiré declarar públicamente mi admiración con el profe cuya columna dominical en El Nacional es lectura obligada por esa sabiduría al pasearnos por nuestra historia antigua ligándola con la presente, en el titánico esfuerzo que asumió de hacer de dique a quienes se empeñan en cambiarla y tergiversarla. Y sumado a ello, lo considero uno de los que mejor saca partido a esos escasos 140 caracteres en Twitter, ora con ironía fina, ora con franco sentido del humor, con inteligentísimos doble sentidos, y cuyas flechas dan siempre en el blanco.

No arrancó ni con buenos días, ni saludos formales. Se puso detrás del micrófono y espetó con su cantadito particular, “¡Pajarracos!”… y al punto nos hizo sentir a todos deliciosamente cómplices.

Esa fue la única concesión que hizo a la risa.

De nuevo, me tomo algunas licencias “interpretando” mi letra apiñada.


“Hace unos días nos reunimos para conversar sobre las dificultades frente al reto de la opinión pública… La dificultad de ellos , los liderazgos, para decir las cosas… porque ellos simplemente no pueden decir lo que otros –nosotros- sí podemos…”

“Un liderazgo que se encuentra ante, no uno, sino dos antagonistas:

1. el obvio, el gobierno

2. el interno –el que conspira contra la Unidad”.
(La sombría afirmación no sorprendió a nadie, sin embargo verbalizada por alguien de su autoridad y estatura, dio una dimensión de urgencia real a la afirmación.)

Prosiguió: “Los liderazgos están condenados al horror de tener que hablar a media lengua, impedidos de decir la verdad. Una verdad que debe saberse, pero, y este es el reto, sin quebrar los vidrios de la unidad. ¡Eso es lo difícil! … Eso es lo que nosotros podemos hacer. Yo francamente, no sé cómo”.

Cuando alguien como Elías Pino reconoce sin falsa humildad que no tiene las respuestas, hace gala de mayor altura y de más inteligencia frente a quienes –carentes de lo anterior- se venden como dueños de todas las respuestas, de todas las verdades y ductores de todos los caminos. Se revalida mi admiración.

“Evitar el horror de la existencia cada vez más orquestada de insultadores que responden a laboratorios infamantes y tenebrosos y… no son solo oficialistas”.

“La única salida probable (y me sacudió que escogiera la palabra ‘probable’) es derrotar al gobierno JUNTOS”.

“Nosotros -los tuiteros- transitamos un camino que los líderes no pueden transitar”.

“Nos toca reemplazar la lengua de ellos que no pueden hablar. Es un aprieto… pero aquí estamos”.

“Entre todos toca llenar el vacío y dar la batalla que las voces fundamentales no pueden dar”.
“¿Cómo hacer? No sé”.

“Sentarnos nosotros aquí… respetando la autonomía de cada quien que se arrime al esfuerzo de la Unidad,
“… hablando desde las perspectivas regionales para alimentar el mensaje,

“… teniendo un discurso compartido frente a los apetitos personales”.

“Yo no sé si esto que proponemos es un laboratorio, lo que sí sé que no es, es una propuesta ignominiosa. Ni para provocar apabullamiento, ni inflamación artificial ( a buen entendedor… y la sala estaba llena de ellos)… respetando los intereses de los ausentes”.

“¿Twitter es una jaula o un fuelle?”

“La verdad es que todos estamos muy cercados y ante eso hay que juntar voluntades y toca alertar sobre el adversario intestino”.

“Porque la campaña divisionista y sectaria, existe”.

“Colocar a cada quien en su lugar,

“… ser voceros del mensaje que no pueden dar los líderes condenados a la media lengua”.

Y cerró con esta perla de Ubicatex:

“No es una elección presidencial,

“… ni por Capriles,
“… ni por el preso”.

“Cada cosa en su justo lugar”.

Tocó el turno a Carlos Raúl Hernández, en la red @CarlosRaulHer.

Amado u odiado con pasiones equivalentes por la mordacidad de su verbo y su poca paciencia con la majadería. Su columna dominical en El Universal es un sistemático desmontaje de mitos, una búsqueda de la razón frente a la antipolítica a un tiempo suicida y asesina, una exposición cruda -y ruda- de los errores de la oposición, militante comprometido con la unidad como único camino y tuitero que con igual desenfado lanza fuetazos a la estupidez como comparte boleros y ópera.

“El esfuerzo es devolverle la razón a la política, razón perdida en 2014”.

“El 2014 fue un año de desperdicio, una fuga de posibilidades, una escisión que parece irrecuperable, una huella que lejos de aliviarse se profundiza, con consecuencias tan graves como que el 75% rechaza cualquier forma de protesta y un 88% confiesa detestar las guarimbas”.

“La protesta se devaluó”.

Ni una voz en la sala discutió lo indiscutible y empíricamente demostrado. Imposible cuantificar lo que ha significado esa pérdida. Incluso para sus causantes.

“Ustedes” -dirigiéndose a nosotros- “han ganado”.

“La diferencia entre los tuits de hoy y los de hace un año -cargados de insultos y despropósitos- ha venido cediendo gracias al trabajo de ustedes”.

“¿Cómo lograr rentabilizar el oficio de tuitero?”

“Eso nos lleva a una reflexión. El 84% rechaza al gobierno… pero hay un gap entre la intención de voto y el rechazo a Maduro. Lo cual nos coloca ante un gran PELIGRO: el gobierno con medidas efectistas puede neutralizar el rechazo”.

“Interroguémonos: ¿Por qué la dificultad en convertir el rechazo en adhesión?”

“Las fuerzas alternativas no trascienden a sectores populares como esperanza”.

“Toca transmitirle al país una esperanza de solidez y desgraciadamente en vez de esto, hemos lucido como una amenaza, hemos competido por ver quién es más irresponsable, si el gobierno o la oposición”.

“La oposición está obligada a transmitir solidez para el futuro”.

“Ustedes pueden continuar sembrando esa idea de un cambio, que las fuerzas que quieren el cambio lo quieren en paz, tranquilidad, y en democracia y sin accidentes”.

Hizo entonces un ejercicio de imaginación de espeluznantes consecuencias.

“Si obtuviéramos la mayoría”, –el uso del condicional de nuevo me erizó– “y surgieran las tentaciones de:

- pedir la renuncia
- una constituyente
- un revocatorio
- una transición
todas ellas serían fórmulas para exasperar mas a un país que no aguanta más exasperación”.

“Podrían generar una desestabilización el mismo día que se gane la Asamblea Nacional”. (Les pido que se pongan en ese escenario de gravedad suprema).

Fiel a su estilo controversial y sin concesiones a la ternura que muchos buscan al tratar estos temas pero no son válidas en la política seria, planteó lo que llamó un “elemento infernal”: “lejos de procurar la salida de Maduro, toca obligarlo a negociar su gobernabilidad tomando las medidas necesarias”.

Con lanza en ristre preguntó:

“¿Y si el gobierno aceptara la renuncia de Maduro?”

Sobre la sala se posó un silencio yo diría que ominoso.

Yo espero que sobre mis lectores también. ¿Se atreven a responder esa pregunta?

Pónganse en el caso de que ello ocurriera…

Me tomo la libertad de interpretarlo como el sensato camino de que sea el propio gobierno el que cargue y pague las consecuencias de su gestión, para que su derrumbe venga de sus propias entrañas y no de una acción externa que procure una alegría de tísico… como las menos de 36 horas después de aquel nefasto 11 de abril.

Pasó entonces a desmontar –de nuevo- los mitos más nocivos que afectan a sectores medios. Cosas que se han repetido muchas, muchísimas veces con referencias históricas exactas para demostrarlas, y sin embargo persisten en un colectivo alimentado -a la fuerza- a base de historietas vendidas por “otros” intereses más convenientes a un personalismo desbordado y peor aún, al gobierno obviando la causa colectiva.

“Los tres mitos que se llevan la palma:

1. Dictadura no sale con votos
2. ¿Con este CNE?
3. El fraude es electrónico”.

Y, cual Sísifo subiendo la piedrita, repasó -again!- el desmontaje de cada uno.
Hizo a continuación un repaso descarnado y rudo de nuestro pasado reciente del 99 al 2006 cuando la oposición venezolana, en lugar de ser dirigida por la Política, quedó en manos de “empresarios” cuyo desempeño equivocado derivó -trágicamente- en que se perdieran plazas fundamentales: el poder Judicial, el 11 de abril, el paro petrolero, la plaza Altamira. Hasta 2005 cuando ese grupo nos llevó, literalmente, a un holocausto: la abstención.

“El gobierno que quiere totalitarismo y la oposición que se retira para dárselo… ¿ah?”

(Incontestable verdad que quedará registrada para cuando estudien la vergonzante Historia de nuestros días.)

“Lo que se ha hecho desde entonces ha sido una operación ti-tá-nica”.

“Llegamos de CERO -literalmente cero- hasta el 49% de Henrique Capriles en 2013”.

“Haciéndolo bien, pasamos de ser la mitad del país a ser mayoría”.

“Eso significa una sola cosa: tenemos una ENORME posibilidad”.

A continuación intervinieron algunos tuiteros, @jpenalver ratificando su “Devoto del voto soy”, @ElaFerris, totalmente operativa-la gente que me gusta- preguntando ¿cómo?, @AlfredoGraffe sobre mensajes y difusión y tan claro en el rol de los jóvenes,@jgonzal25 proponiendo la difusión del propio centro de votación para hacer fuerza con los electores al alcance de uno. Otro tuitero, cuyo nombre no entendí, arrancó comentando el bloqueo que le había hecho Elías Pino lo cual generó una buena dosis de hilaridad pero dio pie a hablar sobre el bloqueo como recurso que no colabora al debate.

El encuentro en 14 gotas:

  1. A pesar de lo mal que está el gobierno, no necesariamente el triunfo opositor está garantizado. A estas alturas es apenas una probabilidad. Muy buena, pero aún, una probabilidad.
  2. El mensaje a transmitir es de solidez y esperanza para un cambio en paz, constitucional y sin “accidentes”.
  3. Nadie fue convocado a construir una gesta, ni a convertirse en héroe, ni mártir.
  4. Se nos planteó una tarea ciudadana, perfectamente realizable, que cada quien puede hacer desde su propio espacio con efectos importantes para la causa común.
  5. Se nos alertó a no hacerle ni la tarea ni el juego al gobierno.
  6. Coincidimos en diferenciarnos del adversario empezando por el lenguaje, los argumentos frente al insulto, y no caer en la trampa del enganche.
  7. El encuentro no giró en torno a persona alguna, –¡aleluya!- sino en torno a lo que el país necesita. (¡el país, el país, el país…!)
  8. La individualidad de cada quien reconocida como un valor.
  9. Se nos invitó a decir las verdades que otros no pueden decir y deben ser conocidas.
  10. Ante el adversario que es el gobierno hay una determinación de este lado, dispuesta a detenerlo.
  11. En ningún momento se apeló ni a la emocionalidad efectista, ni al aplauso fácil, y muy importante, no se planteó gratificación inmediata.
  12. Dar el justo lugar a cada cosa y persona en el tiempo que toca. Ni antes, ni después.
  13. Ante la hegemonía comunicacional, Twitter es una gran herramienta que debe ser usada con igual grandeza.
  14. No hay un salvador, no hay un mesías y no hay un milagro instantáneo” que nos saque de esto.
  15. ¡Por fin! Por fin ocurrió que me senté en un auditorio y nadie me dijo que vendría a salvarme. Nadie me dijo que yo -pobre de mí- le necesitaba. Me dijeron, por el contrario, que me necesitan para, juntos, cambiar lo que está mal en tantos frentes. Que para ello no necesito ser héroe sino ciudadano. Que sí, que hay una tarea a mi justa medida y tengo un instrumento de combate que es la palabra . Que no tengo que marearme de gases, vinagre, y adrenalina, ni ofrendarme como carne de cañón porque la verdadera gloria es un país libre para mis hijas y no un epitafio que enmohecerá. Que es mucho ser un ciudadano practicante y defensor de la decencia, de la verdad y de la paz, donde tantos se han convertido en mentirosos o en idólatras de la mentira.

Eso lo puedo hacer. Todos podemos.
¡DÉMOSLE!



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