Manuel Felipe Sierra 19 de febrero de 2016
Es
periodista y durante años su programa “El Radar de los Barrios” (en radio y
televisión), ha sido reflejo de las denuncias y las protestas de los sectores
populares. Tiene también una amplia experiencia política que lo llevó a ser un
factor importante de la Coordinadora Democrática que en los años 2002, 2003 y
2004 condujo las luchas democráticas hacia el referéndum revocatorio presidencial.
En los últimos meses se ha desempeñado como vocero de la MUD y analista del
acontecer nacional.
Estos
han sido meses muy intensos, y condujeron a la extraordinaria victoria de los
candidatos de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en las elecciones
parlamentarias del 6 de diciembre, que incluso consolidaron una “mayoría
calificada”, que en los sondeos de opinión más optimista no parecía factible.
Ahora se trata de administrar un triunfo desde el poder legislativo que, junto
con la Presidencia de la República, son las únicas instancias producto de la
voluntad popular. En la práctica ello significa una especie de cogobierno. En
la alternancia convencional de los partidos, podría ocurrir sin traumas, pero
en el caso venezolano, se trata de una difícil convivencia entre un gobierno
democrático y un modelo de naturaleza autocrática. ¿Cómo administrar esa
“contradicción”?.
Sí, yo
creo que en primer lugar hay que ubicar con precisión que esta es una victoria
de todos, esta es una victoria en primer lugar de la gente que mucho antes de
mi llegada a la secretaria ejecutiva de la MUD tuvo el coraje, tuvo el arrojo,
tuvo la valentía de ser oposición y de ser unidad cuando el Gobierno tenía todo
el dinero del mundo, cuando tenía el control de todas las instituciones, cuando
tenía un liderazgo “galáctico”, cuando tenía la popularidad por la
estratosfera, en esas condiciones, cuando no había perspectiva de triunfo de
corto plazo, cuando había que jugar con “cara de gol en contra” unos
venezolanos por razones de principios decidieron correr el riesgo de ser
oposición. Entonces a esos venezolanos que en el transcurso de los últimos años
fueron cambiando de opinión, que se salieron de la órbita cultural y clientelar
del oficialismo para incorporarse al campo democrático, se debe esta victoria.
Por
cierto, cuando asumiste la secretaria ejecutiva de la MUD en septiembre del
2014, declaraste que el principal adversario para una victoria no era el
gobierno, sino el escepticismo que se había apoderado de buena parte del país,
incluyendo de los sectores opositores.
Claro,
tienes razón, eso fue así. Ocurre que los mismos que hoy analizan la victoria
del 6 de diciembre y dicen “que era inevitable” son las mismas personas que
durante los últimos 14 meses, uno les decía “vamos a unir la oposición” y no lo
creían; decíamos “vamos a hacer la primarias” y no lo creyeron; decíamos “vamos
a tener tarjeta única” y no lo creyeron, y finalmente dijimos “vamos a ganar
las elecciones” y dijeron “no chico, no las van a ganar y si las ganan se las
van a robar”. Esas son mismas personas que hoy dicen “la victoria era
inevitable”. No chico, no eran inevitable, a la victoria había que “echarle
piernas”, había que trabajarla, había que construirla, teníamos que construir
esa “maraca” de maquinaria de defensa del voto que estuvo hasta la última hora,
hasta la madrugada del 7 de diciembre peleando acta por acta, eso había que
hacerlo y lo hicimos.
PENSAR
COMO GANADOR
En ese
momento dijiste que había que pensar como ganadores en función de las inmensas
y difíciles tareas que se avecinan.
He
dicho “tenemos que aprender a pensar como ganadores”; porque nosotros, tanto la
dirigencia política como el ciudadano de a pie tiene que aprender a pensar que
esto es muy importante y que también es un proceso que no se da de la noche a
la mañana. Teníamos 17 años administrando reveses ahora tenemos la
responsabilidad de administrar una victoria; tenemos que aprender a pensar con
la serena firmeza en quien se sabe mayoría, sin el miedo, sin la angustia de la
víctima y desde esa posición abrirnos al análisis de esta muy dura
circunstancia en la que nos toca actuar, porque ciertamente estamos
administrando una victoria política pero en el marco de una crisis económica y
social realmente pavorosa.
Insisto
en que es necesario tomar en cuenta que se trata en una confrontación entre dos
visiones, y que por ello se impone la creación de un clima, sino de acuerdo, al
menos de coincidencias para imponer la “reinstitucionalización” del país.
Existe la Constitución Bolivariana de 1999, pero también una estructura legal
de facto, construida por Chávez después del rechazo a su Reforma Constitucional
del 2007, que viabilizada por las leyes habilitantes, creó una estructura legal
no necesariamente democrática, pero que le facilitó a Chávez imponer el
“Socialismo del Siglo XXI”.
Si
Manuel, yo estoy absolutamente de acuerdo con tu visual, pero yo sugeriría
hacer una segunda lectura a la afirmación de que están en confrontación dos
modelos, yo estoy de acuerdo, pero creo que sería ligero decir que esos dos
modelos están simétricamente representados por la MUD en un caso y por el PSUV
en otro. Creo que se debe ir un poco más hacia el fondo, yo creo que es
prudente recordar lo que ocurría en este país, incluso estando vivo el
presidente Chávez, que cuando hablaba de solidaridad con el débil social, de
solidaridad con el pueblo, de amor por los pobres sus puntos subían mucho, pero
cuando hablaba de “Socialismo del Siglo XXI”, cuando hablaba de que Cuba era el
“mar de la felicidad”, cuando hablaba del proyecto autoritario, sus puntos
bajaban automáticamente, eso ocurría, repito, con Chávez en vida.
¿Como
se explica esta situación?
Se
explica porque buena parte del capital político del oficialismo no tiene nada
que ver con el sueño totalitario, sino que tiene que ver con objetivos que son
comunes al campo democrático, como el tema de la solidaridad social, el tema
del empoderamiento popular, el tema del combate a la corrupción, el tema de
tener instituciones pero instituciones con pueblo, eso es común al planteamiento
democrático, entonces yo sugeriría hacer un re-fraseo de esto y ubicarnos, no
en la confrontación formal de los discursos políticos sino ver la confrontación
real de los modelos. Hay un modelo autoritario que es protocubano, es
nostálgico del socialismo real que es ese modelo que aquí se ha instrumentado a
partir de las recetas colonialistas de los españoles de Podemos, pero ese
modelo es rechazado por la sustancial mayoría del pueblo venezolano incluyendo
a muchísimos chavistas.
Ello
explicó, seguramente, la derrota de la Reforma Constitucional del 2007, estando
Chávez en plenas condiciones, e incluso a pocos meses de haber sido reelecto
para un nuevo mandato.
Así
es, hay un hilo conductor entre la derrota de 2007 y la derrota del 2015. Hay
un pueblo venezolano que más allá de la franela azul, amarilla o roja está
ubicado en las coordenadas políticas y culturales de lo que podríamos llamar la
socialdemocracia avanzada, la centro-izquierda moderna, entonces esa gente
repudia de manera activa lo que es el discurso, y no me refiero a la expresión
oral sino a la realidad existencial del madurismo como enfermedad terminal del
oficialismo, ese discurso es un discurso autoritario. Recordemos que el único
logro fundamental de toda la “quincalla verbal” del oficialismo en 1998, lo
único que se podría rescatar es el tema de la democracia participativa y
protagónica, porque es una búsqueda mundial, es una búsqueda planetaria de cómo
acercar a los electores y a los elegidos, a los administradores y a los
administrados, a los gobernantes y a los gobernados. En Venezuela esa búsqueda
planetaria adquirió esa forma y esa etiqueta “democracia participativa y
protagónica” ¿Quién ha sido el principal enemigo, el principal adversario de
esta concepción democrática? No ha sido la oposición, no ha sido Fedecámaras,
no ha sido el “imperio”, el principal enemigo de la democracia participativa y
protagónica ha sido el militarismo del Gobierno, no lo militar que es una
profesión digna y debe ser digna, pero el militarismo es una excrecencia,
porque la verborrea militarista sabotea, interfiere y finalmente acaba con la
democracia participativa, porque cuando se está en guerra, no hay
participación, solo hay disciplina y quien se desmarque de la disciplina es traidor.
RETÓRICA
DE LA GUERRA
Esa
estrategia de la confrontación militarista que no es propiamente militar, es la
que explica, seguramente, la prédica del oficialismo de que enfrentamos una
“guerra económica”.
Desde
luego, porque la retórica de la guerra permite “bypasear” al pueblo, la
retórica de la guerra permite traicionar la oferta de la democracia
participativa y protagónica. Pero el pueblo quiere democracia con apellido o
sin él, quiere democracia y por eso el modelo que está confrontando al modelo
heredado por Maduro es un modelo ampliamente mayoritario que reúne a toda la
oposición y, también, a una parte sustancial del oficialismo.
Recientemente
enviaste una carta a la Asamblea Nacional, donde planteas la necesidad de una
“salida constitucional”, como requisito para crear las condiciones del diálogo
y las coincidencias y reestablecer plenamente las instituciones democráticas en
Venezuela.
Yo
creo que es una urgencia Manuel Felipe, fíjate, si nosotros tuviéramos en el
año 2016 el barril del petróleo a 30 dólares que no los tenemos, pero si
tuviéramos barril del petróleo a 30 dólares durante todo el año terminaríamos
el año con un ingreso de aproximadamente de 34.000 millones de dólares, pero si
nosotros importáramos en el año 2016 apenas un tercio de lo que importamos en
el año 2015 en materia de alimentos y medicinas terminaríamos con un gasto,
este año, de 36.000 millones de dólares, es decir, a la luz de los hechos
reales, de los números fríos, este año no tiene como terminar bien o sea, no se
trata de una necesidad se trata de una urgencia de supervivencia, ahora ¿Cómo
se enfrenta eso? ¿Con la receta soberbia de un “gobiernito” que como el de
Maduro, a pesar que no tiene consenso ni de sus partidarios, intenta ponerle
decretos a la Asamblea Nacional que es como decir imponérselos al país sin
consultarlos previamente? No, ese no es el camino, el camino es convocar a
todos los talentos, a todas las capacidades, a todos los actores sociales y
económicos del país a unir esfuerzos para transformar la crisis en oportunidad
y eso pasa por recuperar algo que está en la esencia del demócrata, que es la
cultura del pacto. Acabamos de pasar el 23 de Enero, el 23 de Enero de 1958
hubo un pacto que dio lugar a la Junta Patriótica y que dio al traste con la
dictadura de Pérez Jiménez, pero más allá de eso luego hubo otro pacto que le
garantizó al país décadas de estabilidad y de prosperidad, hoy la única manera
de enfrentar una crisis tan profunda y tan amplia como ésta, es construyendo un
pacto por la Venezuela unida y ese pacto, propongo yo simplemente para que se
abra el debate simplemente para que se inicie la discusión, pudiera tener cinco
objetivos muy claros.
¿Cuáles?
Uno,
el pan porque en este momento el enemigo fundamental es el hambre; dos, el
trabajo porque el trabajo es la única manera sostenible y decente de alcanzar el
pan; tres, la seguridad porque sin seguridad ciudadana para las personas sin
seguridad jurídica para las empresas y sin seguridad del país el acceso a las
medicinas no hay vida y sin vida no hay nada más; cuatro, democracia porque sin
poderes autónomos que se regulen mutuamente los corruptos seguirán haciendo de
las suyas como en estos 17 años y finalmente, libertad porque esa es la
vocación histórica del pueblo venezolano, pan, trabajo, seguridad, democracia y
libertad, pudieran ser los cinco puntos fundamentales de eso pacto por la
Venezuela unida, ese pacto que sea capaz, no solamente de vencer la crisis
sino, de transformarla en oportunidad.
La MUD
resulto fortalecida, incluso anímicamente, después de la victoria del 6 de
diciembre. Pero hay que entender que se trata de una alianza que funcionó
frente a una coyuntura específica como fueron las elecciones. Pero que en su
seno conviven propuestas y visiones diferentes, que lógicamente tienden a
acentuarse dado al cuadro político, económico y social del país. ¿Hasta dónde está
garantizada la unidad de le MUD? Se sabe, por ejemplo, que Leopoldo López,
María Corina Machado y Antonio Ledezma, tienen divergencias tácticas con el
resto de los partidos, y también está presente la elección de gobernadores en
diciembre del 2016 en las cuales la escogencia de candidatos, legítimamente,
suele provocar enfrentamientos que en algunos casos derivan en fracturas y
distanciamientos.
Yo en
realidad no sé qué elecciones tendremos a final de año, pudieran ser de
gobernadores y algo más. O pudiera haber otras elecciones a la luz de la
profunda crisis económica y social que vivimos, para lo cual es necesario
resolver el tema de la confianza, y para ello es indispensable promover un
cambio político urgente. En relación al tema de la unidad, se está
administrando con sobriedad una victoria que es muy importante, y las victorias
suelen fortalecer la unidad. Pero también hay que decir con toda claridad que
la MUD no se pertenece a sí misma, la unidad no se pertenece a los partidos que
la componen, sino que es un logro del país y es una exigencia de este proceso
histórico, por eso hemos tomado ya algunas medidas. Por ejemplo, tomamos
decisiones acerca de que todas las posiciones de cargos electivos, ejecutivos y
nominales sean escogidos por primarias en el futuro inmediato, es decir, se
invierte aquella relación de que la norma era el consenso yse hacían primarias
por defectos solamente allí donde no lograban ponerse de acuerdo los actores,
ahora es al revés, ahora la norma es la primaria y habría consenso únicamente
en circunstancias excepcionales.
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