Ludmila Vinogradoff 07 de abril de 2017
El
golpe de Estado que propinó Nicolás Maduro contra la Asamblea
Nacional, anulando sus competencias y la inmunidad parlamentaria de
sus 165 diputados el pasado miércoles 29 de marzo, través de las
sentencias escandalosas del Tribunal Supremo de Justicia que tres días después
fueron revocadas, mostró la peor cara del régimen dictatorial.
Se
trata de la represión brutal que la Guardia Nacional y la
Policia Nacional Bolivariana y las bandas armadas llamadas “colectivos
chavistas” han arremetido contra los manifestantes que marchan pacíficamente
para pedir elecciones ya.
El
parlamento venezolano, controlado en su mayoría por la oposición, decidió
protestar en la calle hasta que Nicolás Maduro, a quien califican de
dictador, restituya el orden constitucional roto la semana pasada,
convoque elecciones, libere a los presos políticos y abra el canal humanitario
para distribuir comida y alimentos.
La
Asamblea Nacional sostiene que sus competencias fueron despojadas por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia la semana pasada a través de
las sentencias 155 y 156, que fueron calificadas por la chavista Fiscal
General, Luisa Ortega Díaz como una ruptura del hilo constitucional.
A
pesar de la enmienda que devolvió parcialmente las funciones parlamentarias y
la inmunidad, los diputados consideran que no vale la aclaratoria porque una
sentencia emitida por el Supremo Tribunal no puede ser modificada, por lo que
el caso no puede quedar impune sin sancionar a los siete magistrados que
cometieron ese error.
Pero
este error de despojar y desconocer la autonomía parlamentaria le va a salir
caro a los magistrados porque la Asamblea decidió iniciar el proceso de su
remoción. La sala constitucional ha emitido más de 50 sentencias contra el
parlamento por lo que consideran que se ha producido un golpe de Estado
continuado en estos 15 meses de legislatura opositora.
Para
este jueves la opositora Mesa de la Unidad Democrática convocó una nueva
marcha en la principal autopista caraqueña Francisco Fajardo a la altura
de Altamira que promete ser multitudinaria. Van a recoger firmas para solicitar
la destitución de los 7 magistrados golpistas.
Maduro
está acorralado por la presión de los opositores, las
organizaciones multilaterales internacionales y el pago de la deuda externa.
Este mes de abril deberá pagar más de 2.000 millones de dólares en deuda
y cuenta con la negociación de la petrolera rusa Rosneft y Petróleos de
Venezuela, pero la Asamblea ya advirtió que sin su autorización previa el
Gobierno no puede firmar contratos con empresas extranjeras. Y si lo hace serán
nulos e írritos.
Los
cuerpos de seguridad han intentado detener la ola de protestas con más
represión pero se han encontrado con unos manifestantes indignados y
enardecidos que quieren luchar en la calle y dar la vida por la democracia
hasta conseguir el cambio de gobierno.
La
represión ha sido bestial. Nunca hemos visto que los diputados encabezaran las
marchas y salieron tan golpeados, heridos y asfixiados como esta vez. La lista
de las víctimas es larga pero mencionamos solo algunos casos que han dado el
ejemplo de dignidad y valentía. La periodista Elyangélica González fue golpeada
y arrastrada por el suelo por 10 uniformados en la misma puerta del Supremo
Tribunal.
El
joven diputado Juan Requesens fue herido en la cara y le
tuvieron que poner 56 suturas en la frente. El diputado José Guerra se
desmayó por los gases lacrimógenos y pimienta. A Juan Guaidó le
fracturaron el brazo derecho. El tenor venezolano Victor López, ganador
del Premio Pavarotti, también fue herido en la cabeza.
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