Por Oscar Bastidas Delgado
Con la puesta en marcha del
Petro el desgobierno asoma sus garras. Eso que llaman Petro no es criptomoneda,
tampoco es constitucional y por lo tanto es ilegal, genera falsas expectativas,
es excluyente, limitará las salidas del país, servirá como aspiradora de
divisas y formará una casta de petroburgueses.
No es criptomoneda pues,
además de ser centralizado por un gobierno, no es producto de minado y carece
de un límite de emisión preestablecido mediante algoritmos: Bitcoin tiene 20
millones, Onecoin que será pública en octubre tendrá 21 millardos, y el resto
de las más de 1.700 también lo tienen. Tan obvio es que no es cripto ni moneda
que no está adscrito al BCV sino a MinFinanzas, organismo encargado de la
maquinita de hacerlos cada vez que a Maduro se le antoje, cuidado si el país se
intoxica y causa otra “inflación” en paralelo.
Es inconstitucional y por lo
tanto ilegal. No cuenta con aval de la genuina Asamblea Nacional y compromete
recursos no enajenables por estar la garantía en el subsuelo. Justo por estar
allí el precio es inflado, el valor real de cada barril solo existe luego de
extraído y pautada la venta.
Genera falsas expectativas.
Es impuesto y sus poseedores estarán entre la espada y la pared, por un lado
con sanciones del gobierno y presiones hasta por los colectivos a quienes se
nieguen a aceptarlo, por el otro las sanciones de USA. Se suma que, combinado
con la hiperinflación, no genera confianza, valor que junto a la usabilidad o
aceptabilidad debe tener todo instrumento de intercambio; no servirá como
inversión pues las inversiones no se imponen, son voluntarias y con bases de
factibilidad, tampoco como ahorro por la incertidumbre del país y los vaivenes
del petróleo.
Es excluyente. Si bien en
teoría toda persona puede tenerlos, es inmensa la cantidad de venezolanos que
no disponen de divisas para comprarlos ni de celulares inteligentes para tener
una Wallet o monedero digital lo que facilitará que los especuladores hagan de
las suyas, los comprarán baratos y harán inmediatos negocios, ¿por qué?: cuando
este gobierno caiga el valor será cero, el próximo gobierno no lo reconocerá.
Limitará la salida del país,
todo asoma a que los viajeros deberán comprar pasajes y paquetes turísticos con
petros y, cuidado, si hasta cancelar el impuesto de salida. Para el desgobierno
todo viajero es millonario y hay que expropiarle los dólares. Claro: todo
portador de un carnet de la patria podrá viajar y hasta exonerado del impuesto
pues defenderá en otros lares el glorioso “socialismo del siglo xxi”.
Servirá como aspiradora de
divisas tal Peso Cubano Convertible (CUC) que en ese país suplanta al dólar y
estableció un doble sistema monetario. El Petro es desde ya un mecanismo del
régimen para absorber divisas con fines opacos y dudosos asientos en la
Contabilidad Nacional. Cómo explica Maduro que siendo el dólar la divisa más
poseída por los pocos tenedores de divisas del país, no aparezca en el listado
permitido para comprar petros: ¿será que le tuvo miedo al cuero luego de matar
al tigre?, tanto nadar para llegar a la orilla.
Finalmente, se formará una
casta de petroburgueses. Con viveza de por medio, servirá para que algunos
enchufados se enriquezcan y junto a extranjeros amigos se apoderen de tramos
importantes del mercado inmobiliario, de vehículos, y hasta de pozos
petroleros, minas y empresas expropiadas que al régimen, desesperado por captar
divisas y raspar la olla, se le ocurra otorgar en concesiones o privatizar.
Los nuevos ricos de la
actual Rusia y otros países de la inexistente órbita soviética, son quienes
compraron empresas públicas a precios de gallinas flacas. Esa petroburguesía
tiene los días contados, los mismos que le quedan al régimen militarista de
Maduro
06-04-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico