Por María Victoria Fermín
Kancev
El bullicio de los
estudiantes en los pasillos de la Escuela de Educación de la Universidad
Central de Venezuela (UCV), donde el profesor Leonardo Carvajal dio
clases por 23 años, ahora es parte de un recuerdo lejano. El silencio en esos
espacios y la reducción de las matrículas en otras instituciones que
forman a los maestros del país, es una de las razones por las que el docente
cree que la educación en Venezuela está en franca decadencia.
“Decir emergencia es
decir poco. La educación venezolana entró en una fase de implosióndesde
este curso escolar. Se va derrumbando desde adentro y, como en el caso de las
Torres Gemelas, a medida que avanza la implosión, la catástrofe es mayor”,
expresa.
Al ser consultado sobre
la calidad de la educación que se imparte actualmente en las escuelas
de los sectores público y privado, Carvajal advierte que ese criterio “se ha
convertido prácticamente en una exquisitez, en una especie de caviar” cuando en
realidad hace falta lo esencial:
“Que los niños, niñas y
adolescentes estén bien alimentados y cuenten con todos los recursos para
el aprendizaje, y que los docentes sean bien remunerados, porque así van a
poder dedicarse a enseñar en un solo plantel y no tener que acudir a dos o tres
empleos para subsistir”.
Sin incentivos
El doctor en Educación y
profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) es categórico al
asegurar que durante el chavismo el concepto de calidad ha sido
“arrinconado en una esquina y pateado”. Pone como un ejemplo de esta política
los casi inexistentes presupuestos de las casas de estudio y, una vez más, la
precariedad de los sueldos de los educadores.
“El profesor universitario
en cualquier país es un típico exponente de la clase media. Si tú a esos
personajes los trasladas a un nivel prácticamente infrahumano, entonces estás
liquidando cualquier incentivo para cualquier profesión, para aquella joven
generación”, señala.
A Carvajal le cuesta medir el
retroceso que ha tenido la educación pero advierte que ya en los años ochenta
los bachilleres comenzaban a presentar deficiencia cuando entraban en
la universidad y, en ese momento, “era impensable que en un liceo de la
República o un colegio privado los alumnos no tuvieran profesor de química todo
el tercer año de bachillerato”.
Claves para detener la
implosión
Respecto a qué hacer en este
sector de cara a un posible cambio político en Venezuela enumeró las propuestas
que realizó en el contexto de un encuentro del Plan País con otros especialistas del
área:
Garantizar
el funcionamiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE) al 100%
en los planteles oficiales
Incrementar
el salario de los educadores y crear un sistema de evaluación del desempeño
Dotar
a los niños, niñas y adolescentes de primaria y secundaria de la
Colección Bicentenario y las computadoras Canaima, corrigiendo las inaceptables
desviaciones ideologizantes
Desarrollar
planes de capacitación para maestros y profesores que les permitan interactuar
con sus estudiantes en la dimensión digital
Crear
en educación media una materia denominada trabajo, economía y producción,
que implique un plan para que los adolescentes realicen pasantías de
trabajo en organizaciones económicas, sociales y culturales
Depurar
de las escuelas oficiales a los miembros de la directiva que incurrieran en la
persecución de los trabajadores por sus ideas políticas.
Foto: Mairet Chourio –
@MairetChourio
27-05-19
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