Luis Manuel Esculpi 28 de mayo de
2019
@lmesculpi
Al talentoso dirigente político Alfredo Maneiro le
escuché una vez afirmar palabras más, palabras menos: “Algunos problemas
complejos pueden que no tengan igualmente una solución compleja”. He rememorado
ese concepto del amigo que nos abandonó prematuramente, intentando al analizar
la situación venezolana la posibilidad de una alternativa o repuesta sencilla
al difícil y complejo cuadro que confrontamos. A partir de un breve pasaje por
alguna red social, sorprende como circula la elementalidad cuando se pretende
examinar la coyuntura y la simpleza con la cual se opta por opciones distantes
de la realidad. El enunciado de Maneiro en esta oportunidad no luce aplicable,
el complejo marco donde se desenvuelve la acción social y política en la
actualidad, requiere de una repuesta diversa y con abundante matices y aristas
que implican una real complejidad.
El debate en diversos escenarios pareciera desatado
por pasiones e impulsos, poco reflexivo y sin la serenidad que exige definir
políticas y acciones ante un proceso de lucha con características
verdaderamente originales. Si la polémica con esas característica, solo se
manifestará en las redes por individualidades inexpertas en el difícil
ejercicio de la política, no habría mayor razón para preocuparse, lo llamativo
es que de esa práctica participan, en algunos casos, militantes y dirigentes de
las fuerzas que pugnan por el cambio.
Los logros alcanzados en lo que va del presente año,
son notablemente superiores a las carencias, percances y limitaciones
presentes. Estimados analistas expresaban un deterioro y disminución de la
credibilidad y del liderazgo de Juan Guaidó, las jornadas cumplidas en Guarenas
y Guatire (anteriores bastiones del chavismo) y la excelente gira realizada el
pasado fin de semana, desmienten de manera evidente tales afirmaciones.
Alonso Moleiro ha escrito un texto que por compartirlo
transcribo parcialmente: “Cada vez que un nuevo líder aparece en Venezuela, se
le endiosa y luego se le despacha como si fuera el bagazo de un mamón. A la
gente le encanta pedir “nuevos liderazgos” cada cuatro meses, y cualquiera pasa
de héroe a villano en cuestión de horas”…Narración real del comportamiento y
solicitud que amplios sectores hacen al liderazgo político.
Lejos de nosotros la idea de promover o erigir
caudillos, concebimos la conducción como un colectivo, esa es una exigencia
para los partidos tanto históricos como los nuevos; ahora bien no abrigamos la
menor duda en el sentido que el actual liderazgo debe ser protegido, respaldado
y acompañado, sin que signifique ser refractarios a las formulaciones críticas
realizadas con el nítido propósito de fortalecer el desarrollo de la ruta
emprendida; en ese tónica la descalificación y el desconocimiento del desempeño
meritorio carecen de sentido.
Ahora precisamente cuando la comunidad internacional
apoya la iniciativa del gobierno noruego y continúan las conversaciones, se
hace cada vez más necesaria aumentar la movilización y presión interna, para
doblegar las posiciones intransigentes del gobierno en negociar, despejar la
ruta para alcanzar el cambio político, y salir de la actual tragedia en la que
está sumida la sociedad venezolana.
Hoy pareciera que no “todas las opciones están sobre
la mesa”, o por lo menos no todas tienen las mismas posibilidades, siempre hay
unas preferentes a otras, no dependen de la voluntad de uno u otro dirigente,
menos de los “duros” de internet, depende de factores como: la correlación de
fuerzas, del poder de disuasión de cada sector, la inclinación de algunos
poderes fácticos, la disidencia en el bloque dominante, la coyuntura
internacional y la presión nacional.
En Oslo hay una mesa y una opción igualmente compleja,
pero es una de las todas, tantas veces proclamadas, por lo tanto no puede ser
despachada alegremente, más cuando se sabe que esa en última instancia siempre
es una herramienta para la resolución de conflictos. Nadie puede garantizar su
éxito a priori, tampoco su fracaso. De nosotros depende aumentar la
movilización y la presión para alcanzar el objetivo.
Luis Manuel Esculpi
@lmesculpi
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