Carlos Tablante 28 de mayo de 2019
@TablanteOficial
La ambición desmedida de mantenerse en el poder a
costa de lo que sea, del autócrata Nicolas Maduro, es la causa principal de la
tragedia y del colapso que padecemos en Venezuela.
Cuando mueren niños por falta de tratamiento médico y
la población en general no tiene alimentos ni medicinas, estamos en una
emergencia, una verdadera y profunda crisis humanitaria que no se originó por
las sanciones, y que plantea la urgencia de detener la destrucción del país
evitando mayores traumas y dolor.
Un acuerdo para realizar elecciones generales con un
nuevo CNE, con todas las garantías democráticas que estamos exigiendo, es
decir, sin presos políticos, sin inhabilitados, sin exiliados y con la
presencia de observadores internacionales independientes que sean garantes de
la mas absoluta transparencia en el respeto al derecho al voto que ha estado
asediado por el ventajismo y el fraude, de lo cual hay suficientes evidencias
como se demostró una vez más con el robo de las elecciones regionales a Andrés
Velásquez.
El cambio político que exige el país pasa por abrir la
vía electoral que ha sido cerrada por el abuso y las trampas del régimen.
Toda nuestra lucha y la presión internacional tiene
como objetivo lograr la plena vigencia de la Constitución y las leyes para
sustituir a la casta corrupta que se ha adueñado de Venezuela, principal causa
del hambre y la violencia.
Debemos detener la destrucción. Esa es la prioridad.
Como lo ha dicho el presidente encargado Juan Guaidó, cuando vamos a Noruega
con el respaldo de la comunidad internacional, estamos exigiendo a Maduro que
se aparte para facilitar desde la Asamblea Nacional la hoja de ruta que nos
lleve a un desenlace político y pacífico para atender de manera inmediata la
grave crisis humanitaria que sufre la mayoría del país.
De entrada, los representantes de Guaidó deben exigir
a los de Maduro la liberación de los presos políticos ilegalmente encarcelados,
muchos de ellos incomunicados y sometidos a la sistemática violación de sus
derechos humanos.
Cómo resolver entonces los nudos críticos? Qué hacer
con la falsa asamblea constituyente? Cómo lograr un equilibrio con contrapesos
que dé garantías a las partes desde una AN con todas sus competencias
restituidas y el TSJ?, Cómo organizar y preparar un proceso electoral complejo
en medio de tanta desconfianza?
A estas y otras preguntas debemos encontrarle
respuesta para evitar que la violencia y el conflicto armado nos trituren aún
más como país en esta diabólica mecánica que trata de imponer la dictadura.
Es comprensible la desesperación y la falta de
racionalidad política de quienes creen que lo deseable es una intervención
militar multilateral, sin revisar las experiencias de otros pueblos que han
pasado por guerras y conflictos para finalmente tener que negociar acuerdos
encima de miles de cadáveres y una historia manchada de sangre cuyas heridas
son de muy difícil curación.
El régimen utiliza las consignas guerreristas para
intimidar, la presencia cubana y rusa para amedrentar, la represión, torturas y
asesinatos para aterrorizar. Estamos frente a una cleptocracia y por ello el
desafío es mayor. Debemos utilizar todas las herramientas de la política con
inteligencia y creatividad para, con el apoyo contundente de la comunidad
internacional, encontrar una salida por la calle del medio para construir una
verdadera democracia de todos y para todos.
Debemos evitar entonces que la política se convierta
en un mantra, un dogma. Nuestra propuesta debe ser flexible y ajustable en lo
estratégico. La dinámica política y la correlación de fuerzas deben priorizar
el orden de las opciones.
Lo deseable sería iniciar la transición luego de
realizar unas elecciones generales verdaderamente libres y democráticas, con un
gobierno de unidad nacional. Es decir, lograr entre todos el cese de la
usurpación con votos y sin balas.
Carlos Tablante
@TablanteOficial
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