Por Luis Martínez
Se entiende la desesperanza,
angustia o desaliento de la gran mayoría de los venezolanos que observan
inmovilidad de posibles soluciones a la situación de crisis que padecen. Los
venezolanos se mueven entre un presente que tortura su entereza y dignidad, sin
dar opción decorosa a la grave situación que vive a diario y la esperanza que
aún mantienen en un posible cambio político que aminore la carga que representa
la grave crisis que vive actualmente el país. Lo más estresante de esta
situación es que, la gran mayoría de los ciudadanos sienten que el juego está
trancado y, aunque la solución del conflicto pueda ser cosa de horas o pocas
semanas, la incredulidad toma cuerpo en las grandes mayorías.
Con la detención del primer
vicepresidente de la Asamblea Nacional por parte de los órganos represivos del
régimen, el problema político escala mucho más hacia una salida no
convencional. El régimen con la detención y persecución de diputados de la AN,
realiza una apuesta osada y hasta suicida que en nada beneficia alguna salida
pacífica y negociada.
La comunidad internacional,
incluso países como México que se han negado a siquiera cuestionarlos, hoy, ante
esas detenciones y persecuciones, han condenado de manera contundente al
régimen que se empeña en mantener el poder usurpado.
Las denominadas opciones
sobre la mesa, cada vez se restringen más, a pocas de ellas. El espacio de
negociación que aún queda para que cese la usurpación, tiene que ser
aprovechado con premura por actores que aún permanecen vinculados al régimen y
que son determinantes en la activación de salidas que eviten en lo posible, la
intervención externa. No queda mucho tiempo, pero aún es posible resolver el
conflicto y abrir posibilidades democráticas a una Venezuela usurpada, no solo
en el poder, sino también en su dignidad.
Donde no hay dudas es en la
inviabilidad de la permanencia del régimen usurpador en el poder. Ante la
displicencia y falta de reacción militar mostrada el 30 del mes pasado por la
gran mayoría de la FANB para defender al régimen; además del alzamiento en
contra de la usurpación, manifestada por algunos de sus componentes, devela la
fragilidad del régimen en el sector militar; además de descubrir la
desconfianza y anarquía que se apodera del entorno de quien usurpa el poder. La
usurpación tiene los días contados. No hay vuelta atrás.
20-05-19
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