Daniel Vittar 21 de mayo de 2019
@dvittar
Ricardo Merlo, viceministro de Relaciones
exteriores de Italia, integró la misión europea en Caracas. El líder chavista
les habló una hora de lo bien que está el país.
El
aire de esperanza que hubo durante la última semana y que auspiciaba un acuerdo
que permitiera convocar a elecciones libres en Venezuela se volvió a enturbiar.
Una
misión del Grupo de Contacto internacional respaldado por la Unión Europea se
reunió este jueves y viernes con los más altos dirigentes del chavismo y de la
oposición para sondear esta posibilidad, y el resultado fue adverso,
particularmente por la rígida posición de Nicolás Maduro y de la cúpula de
gobierno.
“A
Juan Guaidó, a Henrique Capriles y a otros dirigentes de la oposición los vi
dispuestos a encarar una apertura democrática, inclusive aceptando la
renovación del Parlamento. Pero a Maduro lo vi con muchas dudas de poder llegar
a elecciones libres”, dijo a Clarín el viceministro de Relaciones Exteriores de
Italia, Ricardo Merlo, uno de los integrantes de esa delegación.
El
grupo de contacto está conformado por España, Francia, Alemania, Italia, Países
Bajos, Portugal, Suecia, el Reino Unido, Costa Rica, Uruguay, Ecuador y
Bolivia.
Si
bien es crítico de las políticas aplicadas por Maduro, busca facilitar un
acuerdo negociado para permitir elecciones lo antes posible.
De
hecho, por su posición más mediadora tiene acceso a todos los sectores
relevantes de Venezuela. Se los considera mucho más moderados que el Grupo de
Lima, e insisten en una “solución pacífica y democrática en manos de los
venezolanos”.
Pese a
esta postura complaciente, la misión de esta semana no fue como se esperaba y
el grupo se sintió desanimado. Emitieron un comunicado conjunto muy
diplomático, a través del cual intentaron quedar bien con ambos bandos.
“Todos
los interlocutores expresaron su aprecio por los esfuerzos del grupo de
contacto y animaron a que continuara su compromiso”, dice el comunicado, sin
explicar nada.
Según
pudo saber Clarín, la realidad fue más incómoda de lo previsto. Estuvieron con
Maduro una hora y media, pero la primera hora la utilizó el mandatario para dar
un discurso con la verborragia habitual. Sólo pudieron dialogar 30 minutos.
Empezó
calificando de “fascista” al dirigente opositor Leopoldo López, quien se
encontraba detenido y fue liberado por el jefe de los servicios de Inteligencia
(SEBIN) que se rebeló contra la cúpula de gobierno.
Luego
el líder chavista calificó a Gauidó como “un neofascista”. Pero lo que más
sorpresa le causó a la misión diplomática fue que se definió a sí mismo como
“centro moderado”.
El
monólogo de Maduro continuó con una descripción utópica de Venezuela, elogiando
lo bien que está el país y los logros “de la revolución”, para finalizar
advirtiendo que Estados Unidos estaba preparando una invasión y que el chavismo
iba a resistir.
Ante
los enviados europeos sostuvo que el gobierno cuenta con dos millones de
milicianos armados para defenderse.
¿Qué
les dijo Maduro, cómo percibió su postura frente a la posibilidad de encontrar
una salida negociada?
Creo
que Maduro no percibe la realidad tal cual es. En Venezuela no hay estado de derecho,
no hay separación de poderes. Hay un gobierno de facto cívico-militar que no
reconoce a la única autoridad elegida por el voto popular que es la Asamblea
Nacional (Parlamento), y ha creado un organismo paralelo para vaciar de poder a
esa institución, que es la Asamblea Nacional Constituyente, integrada por gente
fiel al gobierno. La libertad de prensa es cero. La televisión y los diarios
están manejados por el gobierno. Todos es a favor del gobierno.
¿Qué
le pidieron a Maduro?
Le
pedimos elecciones lo más rápido posible, pero elecciones democráticas,
transparentes, controladas por organismos internacionales. En un momento yo le
pregunté si ellos hacían alguna autocrítica, y se quedaron mudos. Tardaron un
rato en responder, y no dijeron nada concreto.
¿Cómo
vio la situación en Caracas?
La
situación política y social es dramática, la de derechos humanos es terrible.
Nosotros tenemos dos diputados venezolanos, elegidos democráticamente,
refugiados en la embajada de Italia. Son Américo de Grazia y Mariela
Magallanes. Yo le pido a los organismos internacionales de Derechos Humanos que
vengan a Venezuela y vean lo que ocurre para denunciar esta situación.
¿Hablaron
con la gente? ¿Qué les decían?
Mire,
le describo la situación con un ejemplo: fui a comer a un restaurante donde el
plato que pedí salía 60.000 bolívares, y el camarero que me atendía cobraba un
sueldo de 18.000 bolívares. ¿Cómo pueden vivir así?
¿Se
reunieron también con representantes de la Iglesia venezolana?
Sí,
estuvimos con el obispo Raúl Biord, segundo Vicepresidente de la Conferencia
Episcopal Venezolana. Explicaron que la situación es mucho más dramática de lo
que se ve, con chicos que se mueren de hambre y enfermos que no sobreviven por
falta de medicamentos e insumos esenciales. Ellos también reclaman elecciones
lo antes posible.
¿Cómo
fue el encuentro con Juan Guaidó?
Con
Guaidó tuve un desayuno privado en la embajada de Italia. Está dispuesto a
participar en una nueva convocatoria a elecciones, inclusive a llamar a
comicios para renovar el Parlamento que él preside.
¿Cómo
sigue el trabajo del Grupo de Contacto?
Nosotros
vamos a continuar reclamando elecciones libres en Venezuela lo antes posible.
Queremos ver si este encuentro que tuvimos con Maduro fue sólo una puesta en
escena o va aceptar finalmente negociar una salida.
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