Por Jesús Seguías
1. En Venezuela queda poco
espacio para seguir insistiendo en estrategias poco exitosas. No hay tiempo que
perder. Hay que actuar rápido y con pragmatismo.
2. Negociar hoy acuerdos
ganar-ganar (como deben ser todas las negociaciones exitosas) es totalmente
factible.
3. La determinación de la
Comunidad Internacional (especialmente el gobierno de los Estados Unidos) en
exigir un cambio democrático inmediato en Venezuela pone en jaque cualquier
intento del gobierno de Maduro de utilizar las negociaciones para seguir
ganando tiempo en su terca decisión de imponer un proyecto que ha arruinado al
país.
4. No es lo mismo negociar
teniendo como garantes de los acuerdos a países como República Dominicana,
Uruguay, El Salvador, el Vaticano y otros pequeños países que tener como
garantes a USA, Europa, Rusia y China, donde nadie podrá “joder” a nadie.
5. Las conversaciones
establecidas por emisarios del gobierno noruego con representantes del gobierno
y parte de la oposición venezolana por separado (nunca se sentaron cara a cara)
es un buen indicio de que “vamos bien”. No es mala idea.
6. Sin embargo, la mediación
de Noruega debe estar respaldada oficialmente por los grandes actores: USA,
Europa, Rusia y China.
7. De lo contrario, de no
haber actores internacionales poderosos como garantes, el fracaso está a la
vista. Ese fue uno de los grandes errores en República Dominicana.
8. Sin la vigilancia de los
cuatro grandes, Nicolás Maduro seguirá intentando “comprar tiempo”, mientras
que los opositores insistirán en el todo o nada. Juego trancado.
9. Tanto el gobierno de
Maduro como la oposición encabezada por Guaidó tienen poderosas razones para
sentarse a negociar con seriedad, con mucho pragmatismo, sin amarras de rutas
preestablecidas y convertidas en mantra, y con mucha urgencia.
10. La oposición y el
gobierno están muy debilitados. Ninguno tiene capacidad propia de pulverizar al
otro. Ambos quedaron a merced de las potencias mundiales.
11. Existe un peligro. La
comunidad internacional se puede fastidiar de la incapacidad de los venezolanos
para ponerse de acuerdo. Quizás terminen haciéndose a un lado progresiva y
diplomáticamente.
12. China ya se fastidió de
Maduro y se puso a un lado. Estados Unidos y el resto de los países pueden
comenzar a enfriarse también. Ellos tienen sus propios problemas. Los
venezolanos no somos el ombligo del mundo.
20-05-19
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